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-Me voy a las seis de la mañana y
llego a las ocho y media de la noche. No me jodas que no puedo tener en brazos
a mi niño. Mi suegra dice que como se acostumbre a los brazos estamos perdidos…
Como ella tiene todo el día para estar con él, a mí me importa un pepino si el
niño se malcría, yo quiero disfrutar de él. Lo cambio, le doy el biberón y lo
duermo. ¡Soy un crack! Conmigo el niño cae en redondo. Los primeros días la
gente decía que se parecía a su madre pero ahora como ya abre más los ojillos,
dicen que se parece a mí.
Mientras me despierto tomando café en un bar
escucho el relato que me evoca otros relatos semejantes. Por los pantalones
llenos de pintura intuyo la profesión del habitante de la barra.
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-Le he comprado una camiseta de
Batman.
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-¿De qué?-pregunta la camarera
perdida entre tanto autoelogio.
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-De Batman, el dibujo por delante y
el nombre por detrás. ¡Guay!
Me explican que una niña de diez años lleva
durmiendo con su madre desde que se separaron sus padres. La teoría es que se
le ha roto la cama y no tiene dinero para cambiarla. La realidad es que un
clavo saca a otro clavo. La niña cobra peaje por el vasallaje, lleva récord en
rabietas, cada dos por tres le suelta a
su madre que si le lleva la contraria lo mejor es que hubiese abortado. Su
madre se escandaliza después de haber alimentado a una chiquitaja Frankenstein,
recordemos que en la famosa novela de Mary Shelley el monstruo se rebela contra
su creador.
Me cuentan que un niño le ha pedido a su padre
(también divorciado) que le cambie de colegio. No soporta al tutor, no para de
perseguirlo para que haga los deberes, le reprende constantemente su mal
comportamiento y sus mentiras. Ya tiene mote, el calvo de los cojones. Su
padre, saltándose el consenso con su madre, decide inscribirlo en otro colegio
por el morro. No puede contrariar a su hijo, es el arma arrojadiza con el que
ataca a su expareja que le abandonó. Frankenstein
vuelve a reencarnase en un mocoso de once años.
Rudolf Dreikurs (desarrollador de la psicología
individual de Alfred Adler), psiquiatra estadounidense de prestigio por elaborar
un programa de conducta cooperativa sin hacer uso de castigos ni recompensas,
sintetiza los “monstruosos” comportamientos infantiles:
- Búsqueda de atención “solo me tienes en cuenta cuando me prestas atención”
- Búsqueda de poder “solo me tienes en cuenta cuando mando y/o no permito que tú mandes”
- Venganza “no me tienes en cuenta pero al menos puedo devolverte el daño que haces”
- Darse por vencido o asumir una conducta de incapacidad “es imposible que me tengas en cuenta, me doy por vencido”
Solo se me ocurre para combatir esta marea de
insensatez volver a las raíces filosóficas donde suelo beber. ¿Gustan?
Esta realidad es sumamente triste, es un comportamiento muy inmaduro usar a los niños en nuestro propio beneficio, sobre todo porque luego se vuelve en nuestra contra y también contra la sociedad, ya que aprenden que desde el poder pueden manipular a los demás a su antojo.
ResponEliminaEs un castigo contra el devenir natural, es un desorden simbólico que luego vuelve como un boomerang. Saludo, Alba.
ResponEliminaCOMPLETAMENTE DE ACUERDO. YO ME SEPARE CUANDO MI HIJA TENIA 2 AÑOS Y MEDIO Y SE CONVIRTIO EN UN PEQUEÑP MONSTRUO DE LA MANIPULACION... ME COSTO PERO DESPUES DE UN TRATAMIENTO PARA AMBAS EN SALUD MENTAL .. ME ENSEÑARON QUE POR DURO QUE FUERA , TENIA QUE SER YO MAS CRUEL QUE ELLA Y RESULTO.
ResponEliminaUN SALUDO .
ALEXI LONGORIA.
Alexia muchas gracias por la sinceridad y por comprobar mis teorías que nacen desde la propia experiencia, yo tengo tres hijas y se les empieza a ver el tornillo de Frankenstein.
EliminaMe encanto la publicación, genial, muy realista y muy bien expresada y el remate de Serrat (una de sus canciones favorita mía) una maravilla.
ResponEliminaMuchos saludos.
Esos locos bajitos está impregnada de kilos de sensatez, nos describe y los describe. Un saludo y me complace que te guste el post.
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