Los hechos que relataré a continuación son
absolutamente verídicos. Están calentitos (sucedieron el viernes pasado) y los
protagonistas quedarán en el anonimato si no se me ocurre montarles una
escrache como se merecen. Cámara… ¡acción!
Sala de profesores del instituto, guardia
tranquila, tres profesores inician una conversación recurrente.
- -Los padres no se creen que sus
hijos puedan ser como les decimos. Los defienden encarnizadamente, les gusta creerse que son unos santitos-inicia Profe 1.
- -Tendríamos que tener cámaras para
grabarlos y después pasárselo para que vieran con sus propios ojos que los santitos son demonios-
responde Profe 2.
- -Eso es ilegal, pero no estaría
nada mal…- remata Profe 3.
- -También es ilegal que ellos nos
graben a nosotros- dice Profe 2.
- -¿Qué me dices?- se sorprende Profe
3.
- -Me han dicho que corre por el You
Tube un profe comiéndose un bocadillo en la clase.
Profe 3 vuelve a su departamento tras la
guardia y comenta a una compañera lo que ha oído en la guardia. Compañera 1
comenta con Profe 4 en la cantina a la hora del recreo el comentario que le ha
hecho Profe 3. El director del centro está chafardeando la conversación (rastreo
sistemático de información privilegiada) y sin educación ni moral le requiere
(por el bien del centro y de la profesión) que le dé más pistas de lo sucedido
para cazar al comedor de bocadillos en clase (execrable ejemplo para la
juventud). Por la fórmula de ordeno y mando se lleva a su despacho a Compañera
1 (interina que el año que viene necesitará de su beneplácito para continuar en
el centro) a rastrear por el You Tube para cazar al profe zampabollos.
Presa de la mala conciencia, Compañera 1, a la hora siguiente, se lo cuenta a Profe 3 que coge un cabreo de los que hacen historia. Profe 5
(que ha sufrido varios rapapolvos del director sin plantarle cara) escucha la reprimenda de Profe 3 y sale en
defensa de Compañera 1, el malo es el
director (siempre es el agente exterior) que se aprovecha de la debilidad de
los profesores.
No se relajen, no hay pausa para los anuncios,
la historia continua. El lunes el director aparece en la cantina (importunando
el descanso de sus subordinados) exigiendo a Profe 3 más información para
encontrar al comedor de bocadillos en clase cueste lo que cueste. Profe 3 taladra con la mirada a Compañera 1 que se funde de vergüenza. Profe 3 contextualiza su comentario y
responde al director que ni siquiera sabe si el perseguido es del centro. El
director entiende a la primera que Profe 3 no es una chivata y que no
colaborará en la persecución. Profe 3 se dirige a Pedagogo 1 que ha presenciado
en primera fila el interrogatorio. Profe 3 no ha colmado todavía su
estupefacción, Pedagogo 1 también estuvo revisando el You Tube.
- -Es que no sabes cómo se puso el
director, no pudimos resistirnos.
Mientras algunos dan dos, tres, cuatro e
infinitos pasos atrás, otros tendremos que salir con las manos en alto, es
obvio que estamos rodeados.
Uff, si al final el culpable es la víctima y no el mayordomo, jaja.
ResponEliminaSaludos.
Bien visto Francisco.
ResponEliminaYo, que soy profe, he presenciado cada cosa de alumnos y padres...
ResponEliminaLa verdad, me entretuve leyéndolo.
Un abrazo, Jordi.
Bievenido a la acidez, otro profe al talego,jajaja... Un abrazo y seguimos compartiendo.
ResponEliminasigo pensado un poco en la linea de mi anterior - hace unos días ya - post. Las relaciones sociales son en última estancia relaciones de poder, más en espacios tan jerarquizados.
ResponEliminaEl problema no es la debilidad del profesor que se ve atenazado por el miedo del que domina, pero los instrumentos que permiten esta dominación. Y esto lo que de debería sacar a la luz - las relaciones de poder y sus instrumentos - más que los padecimientos de las personas que sufren la presión por parte del verdugo, el director del centro
Me gustaría saber más acerca del profe3 y la razón de que no se pliegue al poder.