Mis padres que no tenían estudios confiaban
ciegamente en los beneficios de la cultura. Dos razones justificaban su fe: a)
la promoción social b) la impermeabilidad al engaño. Yo crecí con ese abono. El
primer mandamiento se desmoronó en los tiempos de la burbuja inmobiliaria y el
segundo va camino de desintegrarse por efecto de la crisis.
“Una
mentira mil veces repetida convenientemente se convierte en verdad”
- -Profe, profe… ¡lo sé, lo sé! La dijo Joseph Goebbels, el ministro de
Propaganda de Hitler.
La cara de satisfacción del alumno que sabe
contrasta con la de envidia del gamusino que no atendió y que por ende, no sabe.
Mis padres no tuvieron noticias del político nazi pero se barruntaban que yo tenía
que saber para que no me liasen.
“No se
pueden cometer los errores del pasado”
- -Lectores, lectores….¡lo sé, lo sé!
La frase salió de la boca de Rajoy el pasado lunes.
¿Cuáles fueron los errores que nos llevaron a
la crisis? Lo he buscado con ahínco y no
figura en ningún curriculum académico. Muchos ciudadanos desconocen el proceso que nos ha llevado a este
desaguisado. Como profesor de Geografía e Historia puedo “readaptar” los
contenidos académicos para que iluminen al que no sabe y sobre todo para homenajear a mis padres y su afán de evitar el engaño.
Mis alumnos no sabían cómo se creaba el dinero.
Tenían la falsa creencia de que era una cuestión de darle a la manivela de la
máquina de billetes. La forma moderna de creación de dinero es la deuda. Un
video ilustrativo los sacó de la ignorancia en 46 minutos.
Mis alumnos no sabían nada del crash americano
del 2008. No conocían a los ninja, no tenían ni zorra idea de la especulación
carnívora de los bancos americanos y menos de que la basura la difundieron por
todo el planeta. Tuve que invitar a un agüelico supersimpático (Leopoldo
Abadía) para que se lo explicase. En 7 minutos, listo.
Mis alumnos eran ajenos a la ley del suelo del
1998, a la reforma laboral del 2002, a la burbuja inmobiliaria y sus excesos. Ni
hablar obviamente del plan Ñ de Zapatero, del maquillaje de balances bancarios
y otros tinglados por los que se fue el dinero a espuertas. 7 minutos más con
las correspondientes explicaciones y a otra cosa mariposa. Los simples pero
efectivos dibujitos de Aleix Saló fueron el kétchup para que los adolescentes tragasen
con gusto mi píldora de saber.
Y un poquito sobre el funcionamiento de los
mercados con el tatuado Josef Ajram. Los alumnos se indignaban sabiendo que
había gente que apostaba dinerales para que a España le fuese fatal.
Quedan más conceptos importantes que explicar
pero a un adolescente de 16 años no hay que saturarlo que luego se estresa y
tenemos que mandarlo al taller.
Por el instituto no paran de preguntarme si
mañana haré huelga. Muchos profesores todavía no tienen configurado su propio
criterio, tal vez no sepan lo que saben mis alumnos y los suyos sobre la verdad
de la crisis y a quién se la están haciendo pagar. Yo, como reza el título de
una canción de mi Maestro particular (ay, Joaquinito…), creo que para hacer
huelga mañana NOS SOBRAN LOS MOTIVOS.
¡ bien ! me gusta tu método pedagógico. Imagino serás uno de la lista para poner en la calle en cuanto los acólitos de Wert te tengan a tiro :)
ResponEliminaNo se lo pondré fácil, si es necesario me refugiaré en esas preciosas montañas asturianas...
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