- -Estos muchachos están pensando
todo el día en lo mismo.
Lo mismo se traduce por sexo. Los adolescentes
(mayoritariamente machos) tienen un detector de palabras ultrasensible. Cuando
les explico que el ejército prusiano penetró…. ¡Uffff! ¡Para qué más! Las
miradas cómplices, las risitas flojas y el graciosillo de turno con la
metralleta dispuesta a arrasar el ambiente con chistes de dudoso gusto. Supongo
que los de lengua no pueden utilizar paja, follaje, ni sus derivados.
Hay dos explicaciones que imperan en esta
sociedad de extremos: a) son unos obsesos, guarros, pervertidos, consumidores
de porno a todas horas, libidinosos compulsivos… (así hasta el agotamiento de
adjetivos moralmente descalificantes). b) echarle la culpa a las hormonas, a la
adolescencia, a la primavera y a los americanos (en el fondo tienen la culpa de
casi todo por qué privarles de ésta).
Nadie piensa en el agente sibilino que se
escurre por debajo de la puerta. En el descanso de un Barça-Madrid, mientras la
peña se está enjuagando el gaznate después de tanto chillar, los agentes
taimados se cuelan por la retina, parecen inocuos pero se instalan de okupas en
nuestra mente y flirtean con prejuicios y valores. ¡Volvemos en cuatro minutos!
Antes no te lo avisaban, el fin de la secuencia de anuncios era incierto, el
tiempo justo para una meadita y volver, imagínate tú que te liabas con la
cremallera y la poli descubría al asesino sin estar tú presente. Ahora piensas,
para cuatro minutos no me levanto del sofá, podría cambiar de canal pero no es
seguro que no haya otros anuncios, por lo menos me quedo con los míos y cuando se
tire del trampolín Falete me salpica a mí el primero.
No duran más de un minuto, condensan una
historia, una moraleja y un lema que repiten como un soniquete insufrible para
que identifiquemos la marca y conviva con nosotros en sobremesas familiares o
en el café de media mañana. Frases ocurrentes o muletillas insufribles. Ingenio
o zafiedad, igual da si impacta en la diana viral. No les niego que me subyuga
la imaginación de muchos anuncios, son obras de arte, pero tampoco les oculto
que la mayoría llevan veneno o vulgaridad en la recámara. Se construyen sobre los
pilares rancios de la sociedad, especialmente en lo que al cuerpo
(cosificación) de la mujer se refiere. Se anuncien cocinas vitrocerámicas o
seguros de vida, agencias de viajes o bolsas de basuras de lo más resistente,
unas tetas y un culo caen por sorpresa para estimular al falo despistado.
Si una pasta de chocolate acaba como acaba, otros
objetos con mayor capacidad metafórica esperan turno para ser manipulados por
creativos (¿?) desesperados.
Ja ja ja... El otro día comentamos el anuncio de esa marca de "bollería". ¡Se han pasado¡, para mi gusto.
ResponEliminaCon respecto a lo de "pensar siempre en lo mismo", será de las hormonas, porque cuando yo estaba en el instituto no teníamos internet ni acceso al porno, y siempre nos reíamos con las mismas palabras, tal y como menciones.
Que los tíos somos muy básicos.
Juan Félix, te doy la razón, pero es que con estos anuncios es normal que las hormonas se vuelvan locas, con el anuncio de Vicksvsporups era difícil de estimular el morbo.
Eliminajaja,muy bueno,cuánta verdad,
ResponEliminaTotalmente cierto.Gran blog.
ResponEliminaMuchas gracias.
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