dijous, 6 de juny del 2013

YO LE HUBIESE DADO UN MORREO A WERT



“Los pobres siempre han sido socialmente impotentes. El apoyarse cada vez más en la atención y el cuidado institucionales agrega una nueva dimensión a su indefensión: la impotencia psicológica, la incapacidad de valerse por sí mismos.” (Ivan Illich, La sociedad desescolarizada)

12 (minoría absoluta) de los 129 universitarios premios final de Carrera negaron el saludo al ministro Wert. El video de la gesta  ha servido para espolear las hordas conservadoras. Buen movimiento pero insuficiente. Han demostrado que se puede desafiar al poder y que el fachoso ministro no puede arrestarlos entre otras cosas porque a los dos minutos lo sucedido estaba encaramado en la nube de You Tube.
El poder está preparado para el desplante. Oh, cielos, qué maleducados estos chavalicos (etarras de nuevo cuño obviamente), siguen la misma línea del pancarteo y la manifestación multitudinaria. Asumible. Lo que el poder no tiene codificado es la creatividad, no espera que unos jóvenes que ha adiestrado en la falta de sentido crítico y en la lucha por el saber absurdo pueda ponerlo en un brete el día que se despiden de la INSTITUCIÓN que los sometió. 117 brillantes universitarios seguían con síndrome de Estocolmo la doble continua que los separaba de la dignidad.
El otro día pregunté a unos expertos en publicidad (los tipos de LA AGENCIA que saben un huevo) sobre las fronteras éticas de su negocio. Me lanzaron un crochet directo a la mandíbula: Depende de donde quieras llegar. ¡Oído cocina!

Voy a justificar mi morreo al ministro de Educación siendo fiel a sus parámetros:

      1) Atraer la atención. Un hombre que muerde a un perro es la noticia y no viceversa. No perderse la anécdota de Santos Guerra en su blog El Adarve.
        2) Azotar a los instigadores de la oleada nacionalcatólica. La mano que mueve al títere (Rouco) sería ultrajado en sus principios homofóbicos. La Marca España dejaría de ser la de la docilidad para convertirse en la insumisión a los valores rancios que entrarán de nuevo cruz en ristre en las aulas. Desde Camberra a Yellowstone, el video del you Tube generaría la hilaridad de los conservadores y el reconocimiento por parte de los que estamos hasta los…
3  3) Agradecimiento. Wert está cumpliendo su parte del trayecto con gran eficiencia. Su reforma y sus declaraciones esperpénticas ha dejado claro que la INSTITUCIÓN educativa pública está en coma. NO VALE. Alguien con su vocación mesiánica debía darle la puntilla para convertirla en un despojo inservible (excepto como campo de concentración para que los jóvenes sean vigilados y no molesten al resto de la población). Hasta que no miremos el espejo cara a cara y no nos enfrentaremos a la realidad que Ivan Illic vio hace casi 30 años seguiremos perdidos. Gracias a tipejos como Wert tendremos que construir una sociedad desescolarizada. Ya lo verán.

dimecres, 5 de juny del 2013

LA PRIMERA VEZ



No quieres ser un pardillo. Lógico. Un poco de respeto sí que da, no hay que negarlo. Y el miedo a las consecuencias. Si se enteran tus padres... La tentación no atiende a responsabilidades ni a mandangas. Muerde las resistencias y los escrúpulos. ¿Quieres hacerlo? No sé, por una parte sí, me quitaría un peso de encima. Además, todos lo hacen, qué carajo, por qué voy yo a ser menos. Yo no quiero ser el tontito del grupo. Ha llegado el momento. Me lo pide la situación. Que sí, que ya lo sé, que las cosas a partir de la primera vez no serán nunca igual. Y este Pepito Grillo que no se calla ni debajo de agua. ¿Muy joven? ¿Cuándo es la edad ideal? La tentación golpeando el pomo de la puerta a todo meter. El corazón latiendo a mil. La cabeza llena de dudas. ¡Mierda con la primera vez!
¿Y esas caras? ¿Y esa babilla morbosa? Pero bueno… qué se creen ustedes. Ah, ya entiendo, se han deslizado por la pendiente que sugiere el título del post. ¡Menudos cochinotes! Lo que ustedes estaban evocando (sí, sí, no me lo nieguen que será peor) es la primera vez más primera vez de todas las primeras veces. Entrar y que entren en tu intimidad tiene una trascendencia que ya trataré en otra ocasión (guarden su excitación por el momento).
Mi primera vez se refiere a la primera vez que una persona se traiciona a sí mismo. La primera mentira. ¿Se acuerdan de la suya? Seguro que de la otra primera vez no se han olvidado, la carne sigue prevaleciendo sobre el espíritu. 

La investigación científica que he puesto en marcha sobre la primera mentira (cuatro preguntas a volapié a compañeros y amigos) me indica que quizás no fue tan trascendente la primera vez que cometimos el pecado (ocho de pinocho, no levantarás falsos testimonios ni mentirás) como la primera vez que fuimos conscientes de que entrábamos en una vereda peligrosa. También he descubierto (que se aparten la Nasa y Silicon Valley que viene un servidor) que el rédito de la mentiras influyen en su posterior multiplicación exponencial. El ser humano es capaz de desarrollar una destreza (como el que es ebanista o pastelero) para crear mentiras a la velocidad del rayo. Vean estos videos de tiernos infantes a los que les piden que proclamen a los cuatro vientos las excelencias de un yogurt previamente endulzado con sal y no se cortan un pelo.


Y este país y este planeta se ha convertido en un océano de mentiras que flotan como el petróleo. Tengo evidencias sobre lo que expongo. No sería comprensible que toda una María Dolores de Cospedal explique un trolón sobre el despido de Bárcenas que sembró la sociedad española de chascarrillos y que no se produzca su dimisión o su cese (tanto me da). En el fondo de todo este entuerto lo que subyace es que yo miento, tú mientes, ella miente, nosotros nos creemos la mentira porque mentimos, vosotros os la tragáis también porque estáis pensando en una para que nosotros y ellos mientan para salvarse de vuestra mentira. 
Y nosotros embobaos con las pelis, y saben qué, TODO ES MENTIRA. 


dimarts, 4 de juny del 2013

CHANTAJEANDO



Una de las tecnologías más potentes para dominar la voluntad del otro es la extorsión. El mundo, mi mundo, está ocupado por los chantajistas. Si no aceptamos sus condiciones amenazan con despedazar el planeta, el universo y la galaxia. Otro día hablaré de los chantajes extramuros, hoy me ceñiré a los que se producen en la intimidad. Los chantajes domésticos que trafican con emociones son altamente tóxicos, camuflados entre mentiras sociales son invisibles por uno mismo hasta que no se sale del círculo viciado. El chantaje ahuyenta a la libertad y sin libertad no existe felicidad (o como se llame ese estado de bienestar con uno mismo). 

La autoridad para escribir este post no procede de las sesudas lecturas de expertos en la materia sino de mi experiencia de excelente chantajeado. Mi primer chantaje lo recibí por vía materna. Cuando yo tenía nueve años mi madre fue operada de corazón, yo pensé que podía morir y ese pensamiento se transformó en una docilidad patológica. Me convertí en un niño bueno (con malos pensamientos). Cuando contrariaba a mi madre con mis caprichos infantiles y adolescentes escuchaba como su marcapasos se aceleraba y la cicatriz que dividía el pecho en dos enrojecía.

-          -Jorgillo, no me irrites…

Mano de santo, un servidor (guerrillero en sus deseos) doblegaba su orgullosa testuz y obedecía como un bendito. Sonará mal a sus castos oídos pero hasta que ella no murió (yo tenía 21 años) no me pude desvincular de mi primer gran chantaje. Pero supongo que los chantajistas reconocen a sus presas y no había salido del primero que entré en el siguiente. Me casé con una mujer que me vendía amor a precio de antojo. Durante veinte años fui un pelele sin yo tener noticia de ello. La distancia del foco de calor me ha dado todas las claves de interpretación de los métodos de chantaje en la intimidad de la pareja. 

-          -Es que no sé si te quiero…

Doblegar la duda me hizo bailar al son de su interés. Cuando conocí a una mujer que me amó desde la libertad pude escapar de la tiranía del segundo chantaje. Mis tres hijas (espectadoras privilegiadas del método) han aprendido (siempre se aprende, hasta lo  malo) a extorsionarme intentando devolverme al pelele que fui. 

-          -Si no haces esto es que no nos quieres.

Por no defraudar a su madre, a su esposa y a sus hijas, el niño bueno se defraudó a él. Y eso lo estoy pagando mucho más que todo lo que perdí en el camino. Mi confianza en el verdadero aprendizaje que brota de la existencia me obliga a atrincherarme y no ceder. Como canta el mítico maestro Miguel Ríos, no me queda otra que defender mi ideología, buena o mala, pero mía.  

dilluns, 3 de juny del 2013

NUEVAS TECNOLOGÍAS




Ocho de la mañana del lunes en la puerta de un instituto de cuyo nombre no quiero acordarme. 

-          -¡Te he dicho que no y es que no!


Mandíbula desencajada, ojos coléricos, presión arterial cercana al colapso, sudor frío, úlcera a punto de perforación.

-          -¿Por qué no?

Expresión facial hierática, tono de voz calculadamente cínico, postura corporal chulesca.

-          -Entra en el instituto de una vez.
-          -¿Por qué no?

Los decibelios de la voz del padre aumentan peligrosamente ante la inoperancia de sus órdenes. Las respuestas de la hija reflejan una firmeza que saca de quicio al más pintado.

-          -Haz el favor de entrar al instituto que llegas tarde.
-          -¿Por qué no?

Diez, veinte, treinta ojos de compañeros de la protagonista contemplan  la destreza en el toreo de su compañera de clase, alguno esboza una tenue sonrisa. Diez, veinte, treinta ojos de padres que llevan en coche a sus vástagos miran con compasión el trago por el que pasa el sufrido progenitor y el cuajo con el que la hija lo provoca. Una pareja de guardias municipales encargada de vigilar el tráfico en los accesos del instituto sigue con atención la escena, no se pronuncia, si no se produce un altercado...

-          -Entra en el coche.

La adolescente mueve su posición y se sienta en el asiento del copiloto. Ya ha forzado al enemigo (sí, sí, han leído bien) a sentarse a negociar.
Las tecnologías de los padres han quedado obsoletas completamente. Hasta hace unos años la fuerza bruta (un guantazo) era una tecnología que hacia entrar en razón (antítesis) a los jovenzuelos rebeldes. Hoy está completamente en desuso, acabaría con el padre en chirona y la provocadora en el trono de Miss HagoloquemedalaGana.
No es un problema marginal, ocasional, puntual. No es un problema de malos padres y malos hijos. Es un problema estrictamente tecnológico, nuestras criaturicas han desarrollado estrategias más potentes que las nuestras y aniquilan nuestra autoridad con facilidad pasmosa. La educación en el seno de las familias (sacrosanta institución) también ha entrado en crisis y el SinWertgüenza (afortunadamente) todavía no ha propuesto reforma. Mi solución pasa por llamar al cielo (infierno si no responde) a Steve Jobs y proponerle que desde el más allá nos eche una mano a los del más acá y se invente una aplicación de móvil para domesticar adolescentes. No nos cerremos a las nuevas tecnologías, son el futuro.