Internet es muy puñetero. Entre bambalinas hay
gente muy turbia que juega con nuestra buena fe (o no tan buena). No hace mucho
surgió por la red un avance de edición de las memorias del expresidente José
Mari Aznar. Unos listillos filtraron unos párrafos mesiánicos atribuidos al
chulesco político. Obviamente, sus oponentes, los que le tenían ganas, entraron
al trapo y los dieron por buenas sin esperar a leerlas en el libro (que no
esperaban comprar), los difundieron entre familiares y colegas para desacreditar
al del bigote. Exclamaciones de soberana incredulidad, alharacas múltiples que
quedaron en agua de borrajas cuando el libro vio la luz, no había Dios (ni el
que supuestamente se había aparecido al expresidente) que encontrase los
párrafos mesiánicos de marras.
Los bulos son como las metáforas, tienen un
elemento real (la chulería del amigo de Bush) y uno figurado (la imaginación
del autor de las bulerías). Los hoax, término inglés que designa los engaños
masivos por medios electrónicos (de ahí la expresión ¡No me hoax!), no
entienden de derechas ni de izquierdas. El califa Anguita se tiró a la piscina
a la que llegó un artículo supuestamente escrito por el economista de prestigio
Vicenç Navarro que contenía una lista de defraudadores de lo más jugosa. El
economista la había desmentido en su página web pero el gurú rojo en pleno
apogeo de nuevo decidió seguir erre que erre
hasta que le susurraron al oído que era mucho mejor plegar velas antes de que
le cayera una somanta de querellas. También fue famosa una carta que se
iniciaba con un sugerente Querido
presidente es usted un hijo de puta. Usted y sus ministros atribuido al
fallecido José Luis Sampedro. Otro artículo que se titulaba ¿Sois idiotas? reclamando un alzamiento
nacional contra el torpe gobierno rajoyista se le encasquetó al díscolo Arturo
Pérez-Reverte. Moraleja: que hay que andarse con mucho ojito con lo que se
pesca en el océano cibernético si no quiere uno pasarse el día colorado y
diciendo digo donde dije diego.
El otro día llegó a mis ojos un hipotético
discurso de Bill Gates a los alumnos del instituto donde cursó sus estudios. Entiendo
que para algunos sea significativo que estos mandamientos para la vida hayan
sido pronunciados por la segunda fortuna mundial (Microsoft Power), a mí me la
repanpinfla, simplemente me cautivó la cantidad de gramos de verdad que
contenían, o sea, que sean de Bill o no, yo los someto a su reflexión.
Regla Uno- La vida no es justa,
acostúmbrate a ello.
Regla Dos- Al mundo no le importará tu
autoestima. El mundo esperará que logres algo, independientemente de que te
sientas bien o no contigo mismo.
Regla Tres- No ganarás US$5.000
mensuales justo después de haber salido de la escuela, y no serás el
vicepresidente de una empresa, con coche gratis hasta que hayas terminado el
instituto, estudiado y trabajado mucho.
Regla Cuatro- Si piensas que tu profesor
es duro espera a que tengas un jefe. Ese sí que no tendrá vocación de enseñanza
ni la paciencia requerida.
Regla Cinco- Dedicarse a voltear
hamburguesas no te quita dignidad. Tus abuelos tenían una palabra diferente
para describirlo, le llamaban oportunidad.
Regla Seis- Si metes la pata, no es
culpa de tus padres, así que no lloriquees por tus errores, aprende de ellos.
Regla Siete- Antes de que nacieras tus
padres no eran tan aburridos como lo son ahora. Ellos empezaron a serlo por
pagar tus cuentas, lavar tu ropa sucia y escucharte hablar acerca de lo “super”
que eres y lo pesados que son ellos. Así que antes de emprender tu lucha por
las selvas vírgenes contaminadas por la generación de tus padres, inicia el
camino limpiando las cosas de tu propia vida, empezando por tu habitación,
escritorio, armario y lavabo.
Regla Ocho- En la escuela puede haberse
eliminado la diferencia entre ganadores y perdedores, pero en la vida real no.
En algunas escuelas ya no se pierden años lectivos y te dan las oportunidades
que necesitas para encontrar la respuesta correcta en tus exámenes y para que
tus tareas sean cada vez más fáciles. Eso no tiene ninguna semejanza con la
vida real.
Regla Nueve- La vida no se divide en
semestres. No tendrás vacaciones de verano largas en lugares lejanos y muy
pocos jefes se interesarán en ayudarte a que te encuentres a ti mismo. Todo
esto tendrás que hacerlo en tu tiempo libre.
Regla Diez- La televisión no es la vida
real. En la vida cotidiana, la gente de verdad tiene que salir del café de la
película para irse a trabajar.
Regla Once- Sé amable con los “NERDS”
(los más aplicados de tu clase). Existen muchas probabilidades de que termines
trabajando para uno de ellos.