dimecres, 30 d’abril del 2014

APELMAZADA



Noto la realidad que me circunda así. El adjetivo lleva algunos días llamando a mi puerta exigiéndome que lo cincele. Busco la piedra primigenia. Pegmatum (en latín, pesado, compacto). Pegma (en griego, congelado, coagulado). Un sinónimo para empezar a picar: indigesto. No hay porosidad por la que escurrirse, no hay hueco, no absorbe.

CARAS IONUT

Un poeta en mi auxilio. No es la mente categórica y científica la que se puede encaramar a una explicación plausible, a un remedio casero que me provoque el vómito y siembre la paz. El mundo caótico ha convertido los días en calcos. Un poeta en mi auxilio. Un martillo que destruya el mazacote (sinónimo de pelma). Harto de pelmazos que me auguran repeticiones, harto de pisar territorios exhaustos de herrumbre, harto de perderme en mecánicas absurdas.
Vendrán días dice el poeta que canta desgarrado. Vendrán días. No son estos apelmazados, mazacotes, coagulados, compactos, necios. Vendrán días. Otros. 

Porque un alma que alberga sentimientos viles no brilla y un alma sin brillo es un tiempo marchito para el que lo soporta.

El rayo de luz viene del poeta que vino en mi auxilio. Tiempo marchito, inútil, estéril. Huye de las almas que albergan sentimientos viles. Corre, ponte a salvo. Yo, mi, me, conmigo. Almas egoístas que rapiñan los beneficios de la nada.

Porque un alma que mora en la sala de los pasos perdidos es la furia vencida, cáscara vacía de un dolor exacto.

Atrás va quedando el esperpento de una existencia improductiva, atrás los sinsentidos de un errático respirar. Otras los días hueros. Vendrán días anuncia el poeta que vino en mi auxilio a sacar la figura de la mole.

Vendrán días en que ese peso ya no será carga sino bagaje. Vendrán días, han de venir.
Y esa calma, esa calma te ha de ayudar.

La realidad sigue apelmazada, no tiene intención de variar su posición. Soy yo, el que con la brújula del poeta que vino en mi auxilio, muevo mi posición, indago nuevos senderos para encontrar la luz que dora una nueva alma recién recuperada.

                                                Vendran días. MANOLO GARCÍA

dilluns, 28 d’abril del 2014

PENALTY CLARÍSIMO




-          -Qué dices, se he tirado a la piscina.
-          -Lo toca, poco, pero lo toca.
-          -Ve que no puede llegar a la pelota y piscinazo que te crió.
-          -Lo desequilibra y evita que remate.
-          -¡Villarato!
-          -Hay una confabulación contra mi equipo.



Podemos llegar al fin de los días sin dilucidar si fue penalty o no. En noche de Champions es mejor encomendarse al reputado antropólogo y psicólogo Miguel Ángel Vadillo (entrevista magnífica en Wawankara) para no perder los estribos en discusiones tan eternas como estériles.

Si la evidencia tropieza con nuestras convicciones lo más cómodo es buscar otra evidencia.
-     
       -Rajoy es un miserable, no ha parado de hacer recortes y de dejar en pelotas la sanidad y la educación públicas.
-          -Zapatero le dejó la caja vacía, ¿qué querías que hiciese?
-          -No es agradable apretarse el cinturón pero es la única manera de salir de una crisis galopante que venía de América.
-          -La especulación inmobiliaria la empezó Aznar.
-          -¿Y los ERES de Andalucía?
-          -¿Y Bárcenas?
-          -Cada vez que gobierna la izquierda nos deja el país como un solar.
-          -Y cada vez que llega al poder la derecha se frotan las manos los empresarios y la banca.

Lo único que nos mueve a buscar información es el impulso de reafirmar nuestras ideas.

Vadillo es un especialista en sesgos cognitivos, esos mecanismos mentales que desvían a la mente de lo percibido por culpa de unas creencias predeterminadas. Es un engorro en algunas ocasiones pero nos produce atajos en otras. La clave está en determinar cuándo poner el piloto automático y cuándo desconectarlo. Lean la entrevista y puede que les asalte como a mí una sensación de pequeñez, de estar manipulados por nosotros mismos como bicho limitado, por nuestra evolución que nos exige sufrir poco y por nuestra endeble estructura cerebral.

La duda permite evitar el autoengaño, lo que te convierte en alguien más libre.

¿El concepto de libertad no será otro sesgo más? ¿El del optimismo tal vez?

A QUE LA PONGO EN ESPERA



Este sábado en una tienda Movistar resucitó Mariano José de Larra y su célebre artículo Vuelva usted mañana. El famoso escritor romántico lo publicó en El pobrecito Hablador el 14 de enero de 1833. Yo doy fe del milagro en versión 2.0. en este posmoderno 2014.
El protagonista del relato del sucesor del incisivo Quevedo, Monsieur Sans-Délai, pisa Madrid para reclamar unas propiedades, presentar unos negocios y visitar la ciudad. Se propone hacerlo en quince días, Fígaro (pseudónimo de Larra), que conoce el percal y el carácter indolente y picaresco de los españoles, le advierte que será imposible y le augura que tardará meses en conseguir lo que se propone. Efectivamente, en seis meses de trasiego por ventanillas y funcionarios varios el único rédito que obtuvo San-Délai fue la repetición hasta la saciedad del emblemático Vuelva usted mañana.
Yo solo quería darme de baja de una línea telefónica de la insigne compañía telefónica Movistar. En tiempos cibernéticos de fibra óptica (y ladillas como apunta el Maestro Sabina) imaginaba que todo se reduciría a un clic en una casilla de un formulario. Lo mínimo en una compañía que vende comunicación. Incauta reencarnación la mía en Sans-Délai. 
Marqué confiado el 2004, me preguntaron dos datos para ubicarme en sus archivos y me pusieron en espera. Diez minutos. Quince minutos, In eternum la tercera vez. Mi pareja disparó a la diana de la desidia. Cuando me preguntaban el motivo de mi llamada, yo de forma inocente, respondía BAJA DE LÍNEA. Eso no le interesa a la compañía, por lo tanto, me dejaban colgado al teléfono hasta que por puro aburrimiento, desistiese. Probé con un eufemismo y la espera se redujo drásticamente. Pero mi calvario no cesó, me advirtieron que no me podían tramitar la baja (vuelva usted mañana) porque el titular era mi hija (otro chanchullo que tuve que hacer porque no había forma humana que me diesen de baja de la anterior) y no coincidía con el solicitante. ¿Tiene solución? Me enviaron a una tienda donde debería firmar el desistimiento y entregar el preciado router. 


El sábado, después de recorrer 50 kilómetros de obediencia (desde mi actual domicilio a la ciudad del anterior, único punto de entrega según la magna compañía), de esperar una hora a que el dependiente (chico para todo) diese altas de Fusión, recargase y arreglase móviles de los cinco clientes que me precedían, me llevé un soberano guantazo nada más explicarle mis turbias intenciones (darme de baja). Imposible. ¡La reencarnación de Fígaro! Las tiendas no dan bajas. ¿Y por qué me mandaron allí? Silencio y un gramo de sensatez. Me explicó que las compañías telefónicas tienen un departamento de Bajas que es especialista en no darlas. Utilizan cualquier triquiñuela para cambiarte la línea por otra más cara o de forma descarada alargar una gestión que se podría hacer en un minuto y cobrarte un mes más de servicio. De buena fe se propuso el eficiente dependiente (ripio) a ayudarme llamando al ínclito 1004 suplantando mi identidad para intentar conseguir el imposible. Después de diez minutos de escuchar una música desesperante y que él aprovechó para atender dos clientes, se atrevió a cuestionarle a la teleoperadora el desmesurado tiempo de espera. En el colmo del cinismo, una voz pedantona le respondió que tan solo había sido de un minuto con cuarenta segundos. El dependiente había dejado el manos libres abierto y el ohhh en la tienda fue revelador. No entraré en detalles escabrosos pero con decirles que un dependiente experto como el que me tocó en suerte acabó insultando a gritos a la interlocutora de su compañía que con una verborrea extraída de cualquier púlpito o estrado parlamentario no cesaba de circunloquear con el fin de no llevar a cabo la dichosa baja, les estoy resumiendo quince minutos de batalla campal dialéctica. Mi pareja se puso al teléfono para conciliar (hacerse pasar por la titular) y acabar de una vez con el problema. Le fue imposible, la teleoperadora (productiva como nadie para los intereses de la compañía) consiguió sacarla de sus casillas también a ella. Apelaba a la buena educación y el respeto.¡Sans-Délai bendito! Y cuando el diálogo se volvía surrealista, sustituyó el mítico Vuelva usted mañana  por su versión más actual.

-          - ¡A QUE LA PONGO EN ESPERA!

divendres, 25 d’abril del 2014

PARETO Y EL TAMAÑO DE LA PILILA



¿Larga o gorda? ¿Que no tiene importancia? Venga, ya. Los que la tienen larga apelan a su kilométrico instrumento para poder realizar todas las acrobáticas posturas del Kamasutra. Los que la tienen corta contraatacan con un argumento científico: en la vagina no caben más de 12 centímetros. Lo importante es llenarla con un pene lo suficientemente grueso como para estimular las paredes y sus terminaciones nerviosas.  Los que la tienen corta… pues, pues… y los que la tienen en forma de salchicha… pues, pues, a que es juguetona Si no se defienden mejor es porque no conocen a Pareto.
Vaya inicio de post, más propio de la Esteban que de un pensador crítico. Esperen, que me reconduzco.
¿Crisis o recuperación? Los que están en el poder dicen que aunque no es muy gruesa la estela de las mejoras hay un cambio de tendencia que indica que se han acabado las penurias y nos insisten que para un polvo rápido ya da la cosa. Los que están en la oposición dicen que con esa pilila tan esmirriada no se puede asegurar mucho placer al personal. Pareto y sus óptimos son responsables de la confusión.
Las Mates no son lo mío pero explicadas por Clara Grima son chachis. Con cuatro gráficos sobre la churra y sus dimensiones he conseguido entender por qué en las noches electorales todo el mundo gana. Pasen y vean.
Primera comparación. La del que la tiene larga y del que la tiene gorda.

Segunda etapa. Los que salen perdiendo en todas las comparaciones. Huir como si fueran tiñosos.

El primer discípulo de Pareto. El que la tiene más larga que A y más gorda que B. No les perjudica (cuestión clave en el asunto) pero le consuela.

Más Paretos. 

La clave del asunto es no utilizar una sola variable y compararse con la que más te interese. Los pal(r)etos Montoro, Guindos, Báñez o el inefable Rajoy tienen en un altar a Vilfredo Pareto, economista italiano, que les permite mantener un goce artificial con un pene corto y de alambre.

dijous, 24 d’abril del 2014

DESTRUCTIVO



El lindo adjetivo me fue impuesto por una compañera en el día de ayer. Se celebraba Sant Jordi en el instituto y el departamento de Lenguas decidió montar una exposición con libros antiguos y objetos del pasado que registró una asistencia (digámoslo suavemente) discreta. En el otro extremo, el taller de Bachata (qué tiene que ver con el día del Libro la sensual danza) arrojaba un llenazo espeluznante. La profesora adjetivadora se quejaba amargamente del fracaso y yo simplemente me limité a poner cara de qué esperabas. Cuando me disponía a argumentar los detalles de mi rostro me cortó en seco con el calificativo de marras.



Doy por supuesto que para destruir tiene que haber algo en pie. La endeblez de las construcciones idílicamente edificadas por mentes desfasadas o interesadas empieza a ser un elemento recurrente de estos tiempos convulsos que vivimos que arrastran cadáveres que pensábamos inmortales en tiempos estáticos. Nos gustaría que las cosas fuesen de la forma que habíamos pensado o diseñado desde un mundo desaparecido pero las estadísticas de asistencia a la exposición fueron las que fueron. Para descargar la decepción lo más relajante es cargarse al que intenta explicar el fenómeno. Fui una víctima necesaria para no emprender el camino de la reflexión.
Cuanto más me alejo de las justificaciones prêt-à porter más rechazo cosecho. Comprobado empíricamente. Los que apresan las sombras dentro de la caverna no quieren girarse para contemplar el mundo real que se cuece fuera. Los rayos de sol les calientan el cogote pero prefieren seguir persiguiendo siluetas falaces antes que girar el pescuezo y encontrarse lidiando con la intemperie. Y así andamos desde Platón y miren que ha llovido.
Los profesores del departamento de Lengua siguen aferrados a las redacciones casposas y a los poemas infumables que componen alumnos sin vocabulario y sin estructuras de pensamiento y de composición literaria necesarios para ofrecer una mínima calidad. ¡Qué destructivo comentario! Desdeñan los medios tecnológicos por los que se expresan estos nativos digitales. Siguen repitiendo la estructura de los Juegos Florales de principio de siglo como si el mundo no hubiese dado vueltas desde entonces.
Un buen destructor como yo tiene que hacer honor a la condecoración. Observen la nueva versión de Cenicienta y verán por donde anda la arquitectura moderna.