dijous, 28 de febrer del 2013

OLA K ASE



Adolfo Suárez. Mutismo absoluto de uno al otro confín de la clase. Caras de gamusino. Lo podrían situar en el siglo XX, XIX, XVIII…, no tienen piedad con el artífice de la magnificada Transición Española.
Pechotes. Entusiasmo generalizado, risas, algarabía, anécdotas por doquier de los últimos capítulos. El gran Recio, protagonista de La que se avecina, gurú espiritual de esta manada de salidos, es aclamado por el vulgo como se merece.

Felipe González. Vuelve el silencio. ¿Nadie? Obviamente, ningún alumno de tercero de ESO conoce a este personaje, cualquiera les explica el referéndum de la OTAN. Habita solamente en las catacumbas mentales de los yayetes (sí, sí, para estos metrosexuales y mataharis a los que imparto clase los cuarentañeros somos carne de tumba).
Sa matado Paco. Otra vez vuelve la alegría a la clase, las risotadas desmesuradas, reconocen su mundo y lo magnifican. Las cualidades de la oración compleja son tres: a) Une a la manada (surgido de un video friki en un programa de zapping que ve todo kiski), b) adecuada a todo tipo de situaciones de la vida c) fácil de recordar (la lista de reyes godos pero del mundo de la televisión).
José María Aznar. Ya empiezan a sospechar, si los dos anteriores eran presidentes de gobierno… Pero no tienen ni puta idea de Irak ni de la ley del suelo. Un alumno, temeroso de no meter la pata, se atreve a romper la mediocridad general. El del bigote, ¿no? José Mari pasará a la posteridad por esa parte de su anatomía portentosa (reíros de la abdominales del tipo).
Ola k ase. La peña se pone a cien. Aplauden, se suben por las paredes, se pegan collejas. Su cultura entra por la puerta de la clase. Ya está bien de tanto Suárez, González y Aznar que no les dicen nada. Arriba Recio, Paco y una llama que escupe un mensaje bobalicón. Solo me hubiese faltado tener un mp3 a mano y enchufarles Gagnam Style. Soy el profe más guay de todo el continente. ¿Alguien lo duda?
Ola k ase es un meme. El chiste fácil está servido, un meme es para memos. Como siempre acudo a la Biblia (Wikipedia) para asesorarme:

Un meme (o mem) es, en las teorías sobre la difusión cultural, la unidad teórica de información cultural transmisible de un individuo a otro, o de una mente a otra, o de una generación a la siguiente. Es un neologismo acuñado por Richard Dawkins en El gen egoísta (The Selfish Gene), por la semejanza fonética con «gene» —gen en idioma inglés— y para señalar la similitud con «memoria» y «mimesis».

¿Ola k ase una unidad teórica de información cultural? Pues sí, mal que nos pese. Sigo investigando y lo que lo hace diferente a este meme es su caracter genuinamente español (punto para la Marca España), la mayoría de memes provienen del ámbito anglosajón  (viva la globalización y la madre que la parió). Lo importante de un meme es el impacto que tenga no la calidad del mismo (olé radiografía del mundo en el que vivimos). No os perdáis la estadística de impacto twittero de la frasecita de marras.

Uno de mis asesores me informa que Ola k ase está demodé. Ya han salido nuevos memes, son así, nacen como un geiser, se multiplican como las ratas y mueren en el olvido. Por un momento pensé en hablarles a mis alumnos de un tal Jorge Manrique, ¿me callo, verdad?

dimecres, 27 de febrer del 2013

HABÍA UNA VEZ...



La educación es un negocio peculiar. El mismo día que leo en la prensa que la Generalitat nos guinda la extra a los funcionarios para paliar su déficit (el posesivo lleva toda la mala intención), en la puerta de mi instituto luce una pancarta tope chula que anuncia que el sábado siguiente se abren las puertas del centro a las familias que tienen que matricular gaznápiros (clientes) el año que viene.
El material humano (profes) anda con la moral por los suelos porque a partir de ya tendrá que comprar jamón del malo, ir menos al cine y al teatro, leer menos libros, privarse de vacaciones y zurcir calcetines y bragas usadas. Lo más luctuoso del enésimo tijeretazo es que en tiempo soleado de vacaciones (sí, sí, esos dos meses que levantaban ampollas en la envidia de la población) consumirán menos cervecitas en los chiringuitos de playa (¿baja el consumo? ¿cómo puede ser eso?). En fin, lo que se ha llamado con humor incalculable, vivir por encima de sus posibilidades. Después de estudiar una carrera cinco años y de pasar unas oposiciones con 85 temas del ala, no es de recibo que estos funcionarios haraganes tengan semejantes prebendas, son conocidas las cuentas en Suiza de la mayoría de profes de secundaria.  
La temperatura de mi instituto ha descendido desde hace un año de forma escalofriante (adjetivo realista). Ya se sabe que la letra con frío entra. Las fotocopias son restringidas con aparatos con códigos personales para delatar a los que amplían horizontes. Las líneas telefónicas blindadas con candado (Rosell ya nos acusó de gastar mucho teléfono, no dijo nada de timar a Hacienda o la seguridad social como su lugarteniente). Los materiales de ampliación un lujo en extinción. Las becas se suprimen y los ordenadores estropeados no se reparan. ¡Hay crisis! La varita mágica que consuela todas las demandas. Y suma y sigue. Los sustitutos aparecen después de diez días de que el titular cayera en acto de servicio pero cobrando el 86% de su sueldo. Y luego los politiquillos que manejan números como sandías se jactan de haber controlado el déficit con su pericia. Eh, lectores, agucen su capacidad de creerse mentiras…. ¡Duros a cuatro pesetas! ¡Damos el servicio con la misma calidad (huevo de pato) por la mitad de pasta!  Moraleja, lo anterior era un derroche innecesario.
La ceremonia del día de puertas abiertas es un copia copiae de las escuelas concertadas que tienen que sacarles los cuartos a sus potenciales clientes distanciándose de las zarapastrosa escuela pública que recoge toda la purria (inmigrantes, gamberros, malos estudiantes y otras almas necesitadas de cariño). ¿Y por qué lo hacen? Siempre hay un por qué.

El payaso llora entre bambalinas pero cuando lo enfoca el haz de luz saca su cara bondadosa, sus zapatos destartalados y sus atolondrados movimientos arrancan las sonrisas de unos espectadores que no se acaban de creer que pueda existir un ser tan estrafalario. La desastrosa realidad puede ser cómica. 
El sábado que viene los padres verán un centro reluciente, les explicarán mentiras piadosas y eufemismos socorridos, los pasillos estarán adornados de murales superguais, un powerpoint (dichoso invento) proyectado en una sala de actos caliente (me cago en todo) les venderá un producto que no existe. Cuando lleguen a sus casas pensarán que tampoco estamos tan mal. Misión cumplida del márketing de pacotilla de los interesados en cobrar un poquito más a final de mes que los odiosos críticos con el perverso sistema.
Solo se me ocurre un final para este escrito. En inglés que mola más. The show must go on!!!

dimarts, 26 de febrer del 2013

CON FRANCO VIVÍAMOS MEJOR



Para captar la atención del alumnado no hay nada como una buena provocación. Con tanto clásico (Barça-Madrid), Gandía Shore (investiguen y verán qué lindeza de programa) y el martilleante Wasap, no es nada fácil que uno pueda meter una cuñita de su saber.
Un buen profe tiene que alimentar todas las bocas. Por eso en este post le daremos un poco de vidilla a los nostálgicos del Generalísimo, adoradores del orden y de la disciplina. El tema de hoy es: LOS PASILLOS.

¡No me empujes! Un malcarado de segundo de ESO me suelta el exabrupto porque se me ocurre colocarle la mano en la espalda para que no impacte contra mi café. Antes había sorteado a dos amantes de Teruel que se estaban dando filete en medio del pasillo, no en un recoveco oscuro ni en un ángulo muerto, en medio del pasillo, las lenguas se entrelazaban a escasos centímetros de mi café y yo como un voyeur esperando que me levantasen la barrera del paso a nivel. Metros antes había esquivado con habilidad una bola de papel de plata que salió disparada de la mano de un individuo que nunca reconocerá su culpabilidad (aprendiz de Bárcenas). Antes driblé con agilidad felina a un par de mozuelos que se perseguían como llevados por el demonio sin calibrar ningún tipo de riesgo para los humildes transeúntes. Antes tuve que vigilar con las manos salerosas de dos chiquitas que bailaban el Gagnan Style como siempre, en medio del pasillo.
¿Vivíamos o no vivíamos mejor con Franco? Los pasillos eran un lugar sagrado, desfilábamos por ellos en silencio (lloro de nostalgia aunque no podáis verlo). Deseábamos buenos días a nuestros profesores (aunque fuese por obligación). No se nos ocurría por nada del mundo darle un beso a ninguna/o si no queríamos sufrir el escarnio público más brutal. No entraba en nuestro imaginario poder encararnos con un profesor, al contrario, le abríamos paso como si del mismísimo Papa de Roma se tratase y en el colmo de la veneración le llamábamos de usted.
Cuarenta años nos separan de tan idílica situación. Pero tenemos democracia y libertad. Ni que sea una democracia trucada y una libertad con pinta de libertinaje. Y nuestros pasillos se parecen cada vez más a los de los college americanos que yo miraba con envidia en las series de televisión de mi infancia. Los alumnos estaban todo el día sacando cosas de las taquillas, es más, siempre sospeché que aquellos alumnos pasaban más tiempo en los pasillos que en clase.
Estamos suspendidos todos, ¿verdad? No seamos benévolos.

dilluns, 25 de febrer del 2013

NO TODO EL MONTE ES ORÉGANO



Uno ya tiene canas, ha dejado de comulgar con ruedas de molino y desconfía de los que agitan banderas pintadas para la ocasión. ¿Adónde voy con tanto escepticismo?
EDUCACIÓN PÚBLICA Y DE CALIDAD.  

Es el lema de moda frente a las tijeras del poder. Es obvio que la falta de inversión degrada la educación pero antes de los recortes la educación pública ya era un soberano desbarajuste. Los agitadores de masas (progres e izquierdosos de boquilla en su mayoría) esgrimen la bandera revolucionaria para tapar responsabilidades propias y cargarle al muerto al que mete los dedos en las tijeras. Para esconder sus vergüenzas se encasquetan una camiseta amarilla con el mensaje mesiánico implantando un estalinismo de salón. ¿Tu talla, por favor? No, no me la pondré. Ah… Desconcierto, mirada agresiva y desprecio. No eres de los nuestros, no sigues al rebaño.
El día que vi al director más tirano que he conocido con ella puesta me entraron las primeras náuseas. Lo vi en una manifestación multitudinaria en Barcelona. Abrió el instituto, pasó lista, dejó a sus lacayos y esclavos (esquiroles todos) currando y él se sumó a la marea amarilla como si tal cosa. Un par de horitas de agitador y vuelta a joder la marrana como cada día. En un arrebato de generosidad interesada pagó la pancarta que sus secuaces pasearon con orgullo por las calles barcelonesas, con fondos públicos, no fuera a ser que si los revolucionarios tuviesen que apoquinar se tornasen en vigorosos reaccionarios. Decoró la entrada del instituto con su inversión, la inmortalizó en la revista de la escuela para que nadie dudase de su adscripción a las protestas contra el sistema. El muy hipócrita se jacta en la intimidad de cómo controla a los profes de su centro y cómo los esclaviza. Cuando atiende a su superior jerárquico (el inspector), embajador de los recortadores,  cualga la camiseta amarilla en el perchero y se pone la corbata de negrero.
He decorado mi mesa de trabajo en el instituto con las tres comunicaciones de falta de asistencia en día de huelga. Una provocación en toda regla para los que me rodean, dóciles en su mayoría. Doscientos setenta euros me han guindado por la bromita de reivindicar una escuela pública de calidad. No llegamos a un 25% los damnificados en mi instituto, el resto tiene su camiseta amarilla y la pasta en sus cuentas corrientes. Y no les puedo llamar esquiroles, se cabrean como monas mientras me invocan respeto a las libertades sacrosantas.  La bilis sigue desparramándose por mis costuras cuando veo con la asiduidad que asisten a todas las manifestaciones habidas y por haber mientras en su quehacer diario son agentes perpetuadores del poder que destroza la educación pública. Qué calidad pueden ofrecer los lameculos sin más ideología que ser los últimos supervivientes del Titanic.
Preciso para acabar. No generalizo sobre las camisetas amarillas, explico con voz ácida lo que veo a mi alrededor. Y lo que huelo, hay orégano, por supuesto, pero no todo el monte.

dijous, 21 de febrer del 2013

LUCECITA Y LA EMPATÍA PELIGROSA



Una de las grandes habilidades de mis alumnos es contestar preguntas sin comprender el enunciado. Buscan en el libro de texto algo que tiene un mínimo que ver con lo preguntado y lo zampan como respuesta quedándose anchos y panchos. Generación ESO, queridos lectores. Para hablar de empatía, mejor definirla primeramente, qué mejor fuente que la Biblia del siglo XXI: la Wikipedia. 

La empatía (del vocablo griego antiguo εμπαθεια, formado εν, 'en el interior de', y πάθoς, 'sufrimiento, lo que se sufre'), llamada también inteligencia interpersonal en la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, es la capacidad cognitiva de percibir en un contexto común lo que otro individuo puede sentir. También es un sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad que afecta a otra.

Desde que entró la educación emocional por las puertas de los institutos hemos manejado el vocablo con una alegría espeluznante. Comprender las circunstancias que rodean a un alumno es necesario para mejorar su aprendizaje. Hasta aquí de acuerdo. Justificar ciertas actitudes perniciosas con una empatía enfermiza. Nastic de plastic.
Estos chiquillos que pueblan nuestras aulas aprenden SIEMPRE. El problema es que no aprenden lo que nosotros queremos que aprendan. Les puedo asegurar que en defenderse como gato panza arriba son unos auténticos genios. Uno de sus activos tóxicos (cómo mola codearse con términos tan on fire) de los que disponen en sus recámaras perversas es la manipulación y explotación de la empatía de los mayores (padres y profes fundamentalmente). Si los cabritos (con cariño) calan que somos muy receptivos a sus circunstancias personales intentan arrimar el ascua a su sardina marinada de propósitos nihilistas (no pegar ni golpe). El resultado es que tenemos una generación que dramatiza histriónicamente como ninguna anterior (ver tanta tele les tenía que servir para algo).
 
Los profes (psicoanálisis que te crió) afectados por seriales de su infancia o adolescencia, léase Lucecita (el incansable Marco en televisión) o la más reciente Cristal, se dejan llevar por la corriente melodramática y al final acaban justificando hasta la muerte de Manolete. Además son padres y madres y no pueden resistir la tentación de trasponer al interfecto que provoca lagrimita con su retoño. Jodida la hemos, el hambre con las ganas de comer.
Es que sus padres están separados y la criatura todavía no lo ha superado. Siete calabazas son los desperfectos mínimos de una familia desestructurada. Es que le operaron de vegetaciones y perdió mucha clase y no se pone al día. ¿De eso no hace cinco años? Sí, sí, pero es que es muy sensible. Ocho cates desgravables por cuestión médica. No presta atención a las explicaciones, no saca ni los libros y le han quedado nueve asignaturas. Es que sus padres trabajando los dos (a quien se le ocurre currar tanto en tiempos de crisis) no están mucho por el chaval. No hay quien le controle que haga los deberes. ¿Controle? ¿Con dieciséis años? Un poquito de por favor. ¿Ha suspendido recreo? Creo que sí.
Supongo que tendré que aguantar las críticas de los que me tildan de insensible. Respuesta castiza: no hay que confundir churras con merinas.