dilluns, 31 de març del 2014

MEDIDAS EXACTAS



Los bondadosos me envían reiteradamente mensajes engañosos, confusos, intimidatorios. Me dirigen alegremente a un concepto tan etéreo como el amor. Otras veces ponen como remitente de sus deseos (por ende, los de todo bicho viviente) a la amistad, al sentido común, a lo que se tiene que hacer, a lo que es correcto. Y uno se siente desorientado. Necesito unidades de medida claras, científicas, con las que moverme entre las arenas movedizas.
La primera unidad fiable que he encontrado es el dinero. Borren de sus rostros cualquier mohín de desagrado. El dinero mide. El dinero pone un valor a las cosas. Los bondadosos quieren manejar el desprecio colectivo hacia el vil metal para adaptarlo a sus loables objetivos. Vociferan: ¡No todo lo compra el dinero! Después de proclamar su íntegra independencia respecto a la atracción de los billetes, se giran, sacan un fajo de papeles de Satanás y compran acciones de bienestar. Los bondadosos con pedigrí no descuidan sus limosnas, la mala conciencia les empuja a poner una parte de su capital en obras de caridad. Y les da pingües beneficios. ¿Qué parte ponen en otros bolsillos? ¿Un 1% de su fortuna? La proporción define su bondad. 

José Luis López Galván. LA FÁBRICA.

Montoro insiste como un lorito que las estadísticas de Cáritas sobre la pobreza no son más que estadísticas, la realidad tiene más variables. Por ejemplo, si él dice que no hay tantos pobres pues no los hay. Cáritas cifra en 2.500 millones de euros la desaparición de la pobreza extrema en España. Pero Cáritas no publica ningún estudio sobre lo que supondría el pago del IBI de los edificios religiosos. Otras variables que diría el Fraguel Montoro.
Las creencias que tenemos respecto al dinero suelen convertirse en realidades. De eso sabe mucho un tipo que se llama Raimon Samsó (El código del dinero). Vean sus videos y entenderán que los ricos y los pobres no obedecen a la doctrina de la casualidad sino a unas pautas mentales que atraen o alejan el dinero de un bolsillo y lo llevan a otro. El dinero corrompe, si yo quiero seguir el carril de la dignidad tengo difícil que se engorde mi cuenta corriente. El dinero no da la felicidad, fácil justificación para los que no tienen un duro. El dinero abre todas las puertas, ya tienen los fundamentos conceptuales de los mangantes de la trama Gürtel. Cada céntimo tiene su importancia, ya pueden explicarse el imperio que tiene el pasiego (concepto ahorrativo de los nacidos en el valle del Pas) Botín y su estirpe.
Otra unidad de medida fiable es el consumo calórico. Al cabo del día gastamos unas calorías en unos objetivos y dejamos de consumirlas en otros. Donde ponemos el gasto energético de nuestro cuerpo es el asunto de mayor importancia, en lo que escatimamos, lo superfluo. No se engañen ustedes mismos ni dejen que les timen los demás. Te quiero equivale a una caloría (generosa). Te odio equivale a una caloría y media (la rabia también consume). Te deseo podría alcanzar las tres calorías (segregaciones varias y imaginación turbulenta). Te llamaré (media caloría porque ya estás pensando en otra cosa). Yo no miento (cuatro calorías, una por la interpretación fonética y tres para frenar los pensamientos que contradicen el sentido de la frase).
Vayan sumando sus gastos calóricos y encontraran el valor de sus vidas.

divendres, 28 de març del 2014

ENCONTRÉ MI EXTRA



El dinero ni se crea ni se destruye, se transforma. Uno de los errores garrafales cuando se define la crisis es decir que no hay dinero. Es rotundamente falso. Dinero hay, lo que pasa que no está en nuestro bolsillo.


Hace dos años, acercándose la Navidad, los trileros que rigen la Generalitat quisieron perpetrar una jugada maestra para cuadrar sus números y arreglar los déficits a base de acogotar al pagano. Empezaron a difundir que no nos podrían pagar íntegra la extra de Navidad a los funcionarios porque Madrí no cumplía con lo prometido (mezclaban inversiones con gastos corrientes). Pese a sus esfuerzos no creían que pudieran hacer frente a la totalidad de nuestro aguinaldo. Mi pareja y yo nos cogimos el primer tren que iba a Barcelona y nos plantamos delante del Parlament acompañados por otros valientes que tenían noticias de que se iba a cometer una fechoría. Rodeados de trasnochados sindicalistas que parecían sacados del siglo XIX saltamos las vallas de protección (los mossos andaban de bajada por el tema de la pelotitas de goma y sus desperfectos) para sentarnos delante de donde se reunían los tripones diputados y exigir que se nos pagase lo convenido. Dicho y hecho. Después de unas Navidades de pantomima (nos pagaron una parte el 21 de diciembre y el resto a final de año) para escenificar las dificultades financieras y comprobada la escasa resistencia del personal, el mostachos Mas-Colell (conseller d’Economia) decidió incorporar el hachazo a los presupuestos y ya llevo dos años que me han trincado del orden de 6000 euros por el morro. Es dinerillo, amigos. Suficiente como para abrir una investigación y averiguar a qué bolsillo fueron a parar.
Los futuros creadores del Estado independiente de Catalunya me querían colar que la pasta no había salido de Madrí. En las arcas catalanas había telarañas y no era una moneda de curso legal para pagar mi extra. Uno, que ya sabe de las mentiras que cuentan las banderas, no se fió de la versión oficialista y voceó a los cuatro vientos su desgracia para averiguar dónde paraban mis billetes. He vagado por el desierto durante dos años pero la semana pasada los encontré. Estaban en el bolsillo de un compañero de departamento de mi instituto. ¿Sorprendidos? Díganmelo a mí. Me invitó a una exposición que había montado para el Museo de Historia de Catalunya. Iba sobre la Mancomunitat y su obra cultural.  Ya saben, los fastos de 1714 cobijan a cualquier iniciativa que tenga que ver con el pasado glorioso de Catalunya. Tuve noticias de que la exposición fue inaugurada a bombo y platillo por el conseller de Cultura de la Generalitat, el tránsfuga Mascarell, y por el presidente de la Diputación. Ahí ya empecé a mosquearme y con razón. Le pregunté inocentemente si había cobrado por comisariar la exposición o si por el contrario había sido una contribución generosa a la memoria de la Mancomunidad para apoyar a los políticos que denuncian el sangrante expolio que Madrí hace con nuestros dineros. No hace falta ser muy sagaz para saber la respuesta. Mi extra estaba en su bolsillo.
Cada mañana paso por debajo de una pancarta que me arranca lo peor de mí:
9-N. Es normal que un pueblo vote cómo puede vivir mejor.

dijous, 27 de març del 2014

MI PADRE ME ENSEÑÓ LA LIBERTAD



Alejado de los fastos del día del Padre al Uso (19 de marzo) que conmemora la figura de un Padre tontorrón que se creyó un engendramiento fantasma y que aceptó ser secundario en la historia divina me voy cruzando con otros padres (Mi padre me enseñó a comer) que me cuestionan y me abren veredas diametralmente opuestas a las que marca la sociedad neoburguesa en la que habito.
Hoy le toca el turno al padre del Viajero del Año por la Sociedad Geográfica Española. Hablo de Albert Casals (de este muchachito ya les di referencias en el post Wanted). Viaja en silla de ruedas y sin un duro. Ha visitado 80 países que no es moco de pavo. Ayer me lo volví a encontrar en la contra de EL PERIÓDICO en la sección GENTE CORRIENTE.

Sarolta Ban

Mi padre fue quien me educó durante los cuatro años que pasé en un hospital, entre los 5 y los 9 años. No me leía, porque yo leía por mí mismo, pero hablábamos de todo. Su idea era que yo fuera lo más libre posible para pensar por mí mismo. Mi padre me enseñó la libertad para hacer realidad el sueño de viajar.

La apuesta es de órdago. La protección de los inútiles frente al desapego de los libres. Con 15 años Albert se largó de casa. ¿Abandono? ¿Desamparo? Cualquiera de las dos acusaciones le podrían haber caído a los padres del muchacho por tan desafiante paso. La libertad paga peaje. Es más fácil tener desayunando cada mañana a tus hijos en la mesa de la cocina, pasarles la mano por el cogote, preguntarles por los deberes, llevarlos al colegio en coche (que está a cinco minutos a pie), vigilar su rendimiento escolar por si se descarrían, buscarles unas extraescolares para que tengan un ocio satisfactorio, equiparlos tecnológicamente, ponerles la mejor comida encima de la mesa para que la desprecien porque está fría o porque es verdura, justificar sus irresponsabilidades, evitarles todos los fracasos, llevarlos a psicólogos en lugar de dejarlos llorar y revisar sus errores. Y por la noche, antes de dormir, pasar por su habitación y darles un beso que reconforta. Se me olvidaba. Proclamar a los cuatro vientos que daremos la vida por ellos, pero no somos capaces de hacer el más mínimo sacrificio por encaminarlos a la libertad. El padre de Albert renunció a todo eso pero ahora el Viajero del Año es un tipo libre y con una clarividencia que espanta.

Viajar me permite liberarme de ideas y prejuicios. Porque al ver el mundo a través del prisma de otra cultura consigues liberarte en cierto modo de la tuya. Te vas dando cuenta de que las ideas son relativas y vas ganando el conocimiento necesario para elegir por ti mismo cómo vivir. Esa es la verdadera razón por la que viajo.

Sarolta Ban
Las herencias, en vida.

dimecres, 26 de març del 2014

AMOR A PRIMERA VISTA



Un flechazo que me llegó directo a la retina. La profundidad de las imágenes me volteó. Díganme si pueden expresar lo que son las consecuencias de nuestros actos mejor que él.


Monsieur Garcin (el que estuvo vendiendo lámparas hasta los 65 años), el fotógrafo Gilbert Garcin (artista de culto y protagonista de sus montajes junto con su mujer) explica qué gasolina consume su motor. Trabajo más que cuando me dedicaba a mi negocio porque ahora no lo hago por dinero, sino por pasión, y la pasión no tiene límites.

Una vida ordenada

El proceso creativo de este yayete de 85 años (Me horroriza frecuentar a gentes de mi edad que están siempre volviendo al pasado y preguntándote si te acuerdas de esto o aquello. No, yo no me acuerdo. Para mí, lo ideal es que el presente aplaste el pasado) vuelve a ser una metáfora acorde con la intensidad de sus fotografías (me sumergí en el arte de la fotografía como cuando te zambulles en el mar, de cabeza y al gondo, y en seguida descubrí que en mi etapa anterior yo había sido una esponja que había retenido un montón de cosas interesantes. Todas esas ideas e imágenes que yo había apilado a lo largo de mi vida terminaron, al final, por resurgir).

El miedo de la ignorancia

El paisaje que tiñe su obra es un cierto vacío existencial, se despoja de florituras (el color la primera) para poner encima de la mesa el concepto. Yo no focalizo la atención del espectador sobre mí, sino sobre el vacío que vivimos. La agudeza con la que prospecciona la piedra ruda hasta llegar a la veta exacta me parece apasionante. El montaje artesano (nada de photosop ni de software de última generación) con sus tijeras y pegamento realzan el origen de sus argumentos.
Les puse en mi canal de You Tube un aperitivo de Monsieur Garcin por si les dejé con ganas de ser colonizados por sus imágenes.



dimarts, 25 de març del 2014

MI PADRE ME ENSEÑÓ A COMER



El gañán de primera fila se chotea de mi arriesgada apuesta. Suerte que estoy acostumbrado a jugar en campo contrario. Mi propuesta no es habitual, lo reconozco. Utilizar un programa de tele para la tutoría es poco frecuente, hacerlo tres días después de que se emita, improbable. Convertir en conocimiento aprovechable lo que sale de la caja (mal llamada) tonta es un reto para los profes modernos (así me siento más joven, déjenme la cursi autoadjetivación).   
Justificación pedagógica de la propuesta (necesaria si viene el inspector de educación a mi clase en el momento del crimen): ORIENTACIÓN PROFESIONAL. Mis compañeros (no modernos, chincha chincha) siguen utilizando materiales de cuando España era una sucursal del cielo y corría la pasta a raudales. Recomiendan a los alumnos cursar carreras de 2000 euros anuales a hijos de familias con renta mínima. No parece muy sensato pero su docilidad intelectual y física les hace seguir marcando en el mapa unas autopistas que hace tiempo que están fuera de servicio. El paro en España es del 26% y la creación de empleo es lentísima. ¿Podemos orientar a nuestros retoños sin tener en cuenta esas circunstancias? ¿Podemos valorar conjuntamente nuevas opciones para que nuestros pipiolos puedan comer en el futuro de su sueldo?
GANGAS, así se llama el último producto de COMANDO ACTUALIDAD. Un material fabuloso para explicar el EMPRENDIMIENTO. 


El lema del primer protagonista es COMPRAR BARATO, PARA VENDER BARATO. Una tienda de segunda mano es una manera ingresar pasta que puede alcanzar muchos beneficios si se ponen las nuevas tecnologías a su servicio. Paro el video. Les pongo un ejemplo próximo. Un instituto es un vivero de roturas óseas por práctica deportiva. Las muletas son supercaras. Un alquilador de muletas podría ser un negocio floreciente. Me miran con cara de gamusino.
La periodista de COMANDO ACTUALIDAD indaga en la filosofía del emprendedor y saca petróleo.

-          -Mi padre me enseñó a comer.
.
El coñón de primera fila no desaprovecha la oportunidad. Se mofa de la afirmación con gestos ostentosos simulando que le dieran un biberón. La ignorancia es atrevida.

-          - ¿Has ganado algún euro por ti mismo?
-          - Soy pequeño.

El morlaco que me responde tiene un metro ochenta de altura y un volumen muscular envidiable. Edad suficiente para trabajar y para complementar el salario de sus progenitores. 

-          -Tengo que estudiar.
-          -Ya, esta evaluación te quedaron siete.

Él y toda la clase miran a los que se ganan las habichuelas con el sudor de su frente como piezas de museo, ellos no necesitan ingeniárselas. ¿Cómo lo sé? La segunda experiencia de emprendimiento en el citado programa era una web de ofertas, la autora explicaba apasionadamente cómo con muestras y descuentos promocionales se pueden ahorrar más de 200 euros mensuales. ¿Creen que alguno de mis alumnos apuntó su nombre? ¿Para qué? Son pequeños y están estudiando y sus padres (me incluyo) les enseñaron a comer pero no a conseguir la comida.