dimecres, 17 de juliol del 2013

ENJUNDIA (y 3): Carcoma



La carcoma es muy silenciosa. Trabaja sin dar pistas y el día menos pensado aquella mesa que parecía sana se descoyunta y queda inservible para los restos. Uno de los pilares de nuestra sociedad está enfermo, los bichos corroen con aplicada disciplina la institución familiar.
De pequeño tenía una vecina cabrona, periódicamente me asaetaba con una preguntita cargada de mala baba: ¿A quién quieres más a tu padre o a tu madre? Yo estaba adiestrado en la respuesta políticamente correcta: ¡A los dos! Pero ella, un mes, tres meses o un año después seguía percutiendo con su interrogante rastrero, supongo que con la intención de aprovechar cualquier enfado ocasional para romper el equilibrio. En mi infancia no existía el divorcio, yo desperté a su realidad con la peli Kramer contra Kramer. Desde 1980 que la peli obtuvo el Oscar ha llovido mucho y la carcoma ha roído a mansalva.


La pregunta de mi vecina cabrona ahora la hace un juez. La abogada de la madre (que en tiempos de la burbuja se hizo de oro con los conflictos matrimoniales) aporta pruebas para demostrar que quien más quiere a la criaturita es su madre y esgrime toda la retahíla de tópicos (Madre no hay más que una) que lleven el agua a su molino. El abogado del padre (litigante de pedigrí experto en pescar en río revuelto) demuestra con facturas y certificados la abnegación y entrega de su cliente a la educación del menor y lo postula como el único ser humano encima de la faz de la tierra capaz de ofrecerle la felicidad. La abogada de la madre para ensalzar a su cliente devalúa los méritos del padre. El abogado del padre rebusca en las catacumbas para encontrar un desliz de la madre que sirva para aupar a su cliente. Y crecen las minutas de los letrados al mismo ritmo que la bilis entre los clientes. En medio, el niño, observa con interés el mercado persa en el que se subasta él mismo y es muy difícil que se pueda abstraer a la tentación de vender sus acciones a quien mejor se las pague.
En todo este juego perverso hay un grupo de psicópatas que sienten placer en desplazar al otro progenitor del amor de su hijo. Es su victoria. No es cuestión de género, hay psicópatas machos y psicópatas hembras. Secuestran al niño (o la niña) de forma legal, con documentos, con declaraciones del secuestrado que todavía endeble y poco sólido accede al juego del rechazo como si fuese un juego más. No se imaginen cómo se complica este deplorable espectáculo cuando en medio tenemos un adolescente con sus ansias de protagonismo incorporadas al bigotillo incipiente o a la redondez de las caderas en lenta constitución.
La carcoma necesita de mucha madurez y de mucha ética para ser erradicada. Hoy, esos productos están descatalogados, la negrura de intenciones deja rehenes que ni tan siquiera saben que lo son.  

dimarts, 16 de juliol del 2013

ENJUNDIA (2): Por caridad.



Cada vez son más, se colocan en la salida del mercado o en cualquier otro sitio estratégico, lucen carteles y slogans de antaño, piden caridad con la mano encogida. Por favor, señor, por favor, hágase cargo de mi situación, hablan con la docilidad del desgraciado, es imposible negarse a seres que imploran una monedita para ir trampeando, que asedian tu bienestar, tu ropa de marca, tus veinte euros en el bolsillo. Cómo puedes salir cargado de bolsas de comida y negarle un paquete de arroz a la mujer de tez oscura que te suplica una migaja de tu buena suerte. La única diferencia es que está delante de ti, que la ves, porque todos sabemos que miles de seres humanos mueren lejos de nuestra consciencia y ésos plim, con un pobrecitos de boca pequeña van que chutan.

Hace un tiempo que me he negado a colaborar. La resistencia me nace de muy adentro, va contracorriente, pero no crean que es un acto fácil, un yo que se sube a la chepa del enérgico me señala con el dedo y me acusa de no tener piedad con los que sufren (ese vocabulario meapilas lo delata). Cómo puedo tener el corazón tan duro (de piedra que diría la cita bíblica), cómo puedo ser tan insensible al dolor ajeno. He construido algunas imágenes para subsistir, para ahuyentar al bondadoso que todos llevamos dentro y que pierde de vista el contexto. Esa mano que pide limosna en la puerta de la carnicería podría entrar por los atrios de la gran factoría que vive de la pobreza y arrebatar el cáliz dorado con el que se sacralizan las mentiras. No me pidan limosna a mí, entren en las fincas de los señoritos (pequeño homenaje a Cañamero y Gordillo) y trabajen sus viñas y sus olivos, la policía podrá detener a los cabecillas pero no a una multitud enfervorizada que pide pan para sus hijos. La misma mano que me exige la bondad puede desmontar las ruedas de los coches oficiales, de los Ferrari de los directivos bancarios, de los prohombres que facturan millones de euros a la vez que inauguran fundaciones filantrópicas. Saqueen ese supermercado de éxito cuyo dirigente nos decía lo que teníamos que hacer para salir de la crisis mientras desviaba pasta a la cuenta B del PP con quién sabe qué oscuras intenciones.
Y de vez en cuando me paso un video con una conferencia de Zizek (clicar sobre la imagen para verlo) video para reafirmar mi convicción de que para erradicar la pobreza es necesario exterminar la caridad. 


dilluns, 15 de juliol del 2013

ENJUNDIA (1): De uno mismo



Les recomiendo aprovechar las últimas horas de una tarde veraniega. Su luz y su brisa. La reflexión profunda que se vincula al sentimiento necesita un escenario apropiado para fructificar. Piérdanse en los vericuetos del ensimismamiento.


Hay que apreciarse mucho para ser capaz de mostrar insatisfacción con lo que ya somos.

Si quieren una pauta, una clave de sol que marque el ritmo de sus investigaciones, el precioso texto de Ángel Gabilondo que da título a este post: De uno mismo. El brillo de las perlas nos ayuda a transitar por una realidad muy enmarañada.

No deja de ser atractivo que, en cualquier caso, cuando damos con nosotros mismos no todo parece ya definido y acabado.

El agotamiento al que nos conduce la pérdida del timón nos presenta a nosotros mismos como seres finitos, inexorables, previsibles. Yo soy así. Una sombra cicatera nos quiere escatimar la capacidad de transformarnos, de construir. Pero, ¿por qué perdimos el timón?

Se requiere entonces algún detenimiento, un habitar, alguna pausa, un demorarse en la vorágine inquietante de lo que nos resulta tan decisivo como para ocupar toda nuestra existencia en la urgencia del miedo y de la prisa, en el fulgor de la precipitación.

El activismo desordenado al que nos empuja nuestra cotidianidad silencia nuestro miedo a encontrarnos con nosotros mismos. Todo pasa a la condición de urgente para esquivar la cita más trascendente.

Hay en ello un cierto aire insurrecto. El de no limitarnos a quienes ya somos. Para eso se requiere capacidad de sorpresa a fin de saberse desbordado por lo que cabe sentir y pensar.

Gabilondo nos empuja a interrumpirnos, a romper el discurso monolítico que se genera en el exterior para no dejarnos escucharnos. Apuesta por fijar una agenda del alma que ponga en sintonía nuestra esencia con el mundo y sus pobladores.
Aprovechen ese momento en que el sol deja de fatigarnos con su calor insoportable (la metáfora perfecta de la vorágine) para llegar a la intemperie, desprenderse y empaparse de lo significativo.

divendres, 12 de juliol del 2013

EL ESQUE



La distancia entre lo que tendría que ser y lo que es se justifica con una entradilla socorrida: Es que… Hay personas que se lo agencian en propiedad y es una seña de identidad más sólida que su apellido. Lo convierten en destreza, en caparazón impenetrable, en justificación perpetua de sus insatisfacciones, en ley de vida. Las excusas (todo lo que empiece por es que tiene pinta de ello) nos definen. 


Hay avanzados Esques 3.0. (algún aparatejo tecnológico es la causa del desaguisado) que conviven con otros que requieren una mano de pintura porque se ve a la legua lo que quieren ocultar. Hay Esques reiterativos que tiene su orígen en un trauma infantil, básicamente provocado por algún familiar. Si te se atraganta la comida es que tu madre no te enseñó a masticar, si no te duran las novios es que cuando los besas ves a tu padre, si nunca llegas a la hora es que fuiste sietemesino. Hay otros Esques muy socorridos, los  que proceden de imponderables nunca achacables al sujeto paciente. Perturbaciones meteorológicas que solo acontecen en los trayectos que recorre el Esque o locos que se cruzan en el último momento para que no puedan coger el tren a la hora o farolas que se caen o perros rabiosos que hacen circunvalar varios kilómetros. También tenemos Esques vulgares que decepcionan al que escucha. Es que no me vino de gusto, es que no estaba motivado, es que soy así. ¡Por favor, un poquito de salero! Salgan todos los Esque de su rutina y pongan un Esque estratosférico en su boca, el famoso doble Esque que necesita de una fe inquebrantable para ser asumido. Es que no te lo vas a creer pero es que….
Si el Esque es tu pareja átate los machos que lo tienes crudo. Te tocará ser  el coche escoba que recoja las deficiencias y reponga los desperfectos. Si el Esque es tu hijo/a dáte por trincado, intentará que asumas todos sus errores y si tienes complejo de aspiradora no dejarás de pagar facturas de psicólogos, psiquiatras o médiums. Si el Esque es un compañero de trabajo solicitar el plus correspondiente al jefe porque no pararás de cubrirle las ausencias, las demencias y las carencias. Pero si el Esque eres tú, empápate la biografía de la infanta Cristina o de la mujer de Bárcenas, célebres excusicas que mutaron a vendedoras de cupones de la Once o accionistas de Gaes (aparatos para sordos). Ni vieron ni escucharon nada de lo que acontecía a su alrededor. Esque no eran tontas (todo lo contrario), Esque no les constaba, Esque confiaron en sus maridos, Esque no tuvieron constancia, Esque les pidieron estar allí y no podían negarse, Esque, Esque, Esque…

dijous, 11 de juliol del 2013

EL TANQUE



Cuando se acaba la reunión de principio de curso con los padres, algunos se acercan para formularte alguna preguntilla poco trascendente con el objetivo de identificarse, quieren que sepas quién es el progenitor del futuro alumno para que le pongas más cariño. Lógico y normal. Uno de los primeros (por no decir siempre el primero) suele ser un tanque. 

Se blinda de cualquier prejuicio, se aísla del exterior y te secuestra en exclusiva. Te asaeta a preguntas (chorras la mayoría), te explica su vida y la de su parentela, anécdotas de los últimos treinta veranos, su origen humilde y sus proyectos de vida para ese que se sentará en la silla que él acaba de dejar vacía. Por encima de su hombro tú puedes contemplar como otros padres esperan estoicamente su turno sin poder disimular su enfado. Él sigue impertérrito, invadiendo tu tiempo y el que tendrías que repartir democráticamente entre el resto. Aunque le lances piedrecitas que invitan a la despedida sigue cómo en su blindado recaptáculo, aprovechando su tracción megaultrapoderosa resiste todos tus capotazos para permanecer mientras la multitud rabia para que desaparezca.

-  -¿Os queda solomillo de ternera? Es para no esperarme inútilmente…

El tanque aparece por sorpresa y hace una pregunta inocente. La carnicera asiente con la cabeza. La boca del cañón vuelve a abrir fuego.

-          -¿A cuánto el kilo?

La clienta que está siendo servida mira de reojo harta de tanta preguntita pero el tanque tiene una capa protectora contra miradas que fulmina, él surca las dunas con facilidad.

    -Es que la que me llevé el otro día no me dejó demasiado satisfecha. ¿ Es ése que tienes ahí o hay más en la cámara?

El tanque se apoya en la prudencia de los que lo padecen para aprovecharse, entra hasta la cocina sin que nadie le dé permiso, fuerza que le suelten una fresca para sentirse ofendido y seguir triscando. 

-          -Espera un momentín que es el último vestido que me pruebo…
-          -Señora son las dos menos cuarto y a la una y media tendríamos que haber echado la persiana.
-          -Es solo éste, no tardo nada, un minutito.

¿Ustedes se creen que será solo un minutito? ¿Y que será el último vestido? ¿Y que será la última tienda en la que montará el numerito? ¡Ni hablar! El tanque huele la debilidad y repetirá su calculada estrategia cada vez que le venga en gana y que encuentre un público proclive a soportar sus excentricidades.
Si se encuentran alguno este verano cácenlo y llévenlo al Museo del Ejército. Por su bien y por el mío.Les dejo un corto sobre una tanque con inquietudes fotográficas.