dimarts, 30 de setembre del 2014

EN EL ANAQUEL RECÓNDITO



El centro de la Barcelona es un bullicio de turistas y autóctonos, un avispero de olores y estéticas, de idiomas y trasuntos. Nos adentramos en un hipermercado cultural. En la planta baja, cafetería a la derecha, revistas y diarios a la izquierda, obviamente la bollería y la coca-cola ganan por goleada a las páginas impresas. En la puerta de una cueva de diseño una cola de fans clonados por la estética de sus idolatrados músicos espera impaciente que les estampen una firmita en la portada de su último disco. Llenar el programa que dirían los promotores de espectáculos de varietés. Escaleras mecánicas conducen a la primera planta donde la Gran Manzana y sus relucientes artefactos tecnológicos son la diana lógica del visitante extraviado. Y si consigue evitar la tentación se topará de rebote en el imperio de la telefonía móvil y sus avances meteóricos, y si sigue el laberinto organizado por los marketineros llegará a la playa de las películas de moda, americanas, of course, de hostias, of course, de amor enlatado o de risas facilonas, más y más of course. 

Hay que embarcarse en otras escaleras mecánicas para acceder al desván donde esperan los libros, qué patética ridiculez, en lugar de enlatarlos en un ebook lleno de practicidades. A ese ático solo han llegado desconcertados desfasados descabalgados coleccionistas de aromas, compran reliquias a precios prohibitivos gravados con ivas descomunales. MyM despuntan en las novedades, Marías y Matute. En buena posición los restos del boom de la autoayuda que aunque menguado por la crisis todavía tiene sus adeptos irredentos, a su verita los ejemplares de analistas políticos de última hora que engordan los estantes nobles con sus predicciones sobre la sedición catalana. Los libros de viajes, las ediciones de bolsillo de autores momificados, best-sellers de erotismo prêt-à-porter para mujeres con ganas de ser amadas después de la desidia, mazacotes históricos con fantasía desmesurada, narradores de última hornada que se han abierto a codazos espacio donde solo cabían los clásicos. Todo abigarrado, no hay espacio, el metro cuadrado se cotiza en los estertores del negocio. Y en el corner, en un desértico espacio habita la rareza, el epígrafe extraño apreciado por especialistas y otros dementes. Tan marginal como el bicrolaje de submarinos o la botánica del  Sahara. Poesía. ¿Novedades? Búsquelas usted apreciado rarillo. Nada de portadas atrayentes, ni majas desnudas, ni paisajes galácticos, qué rancios son los ilustradores de portadas de libros de poesía. Todo está guardado en un interior condensado de síntesis, de hueso de jamón que deja su grasa después de la cocción necesariamente lenta. Qué raritos y qué peligrosos. Ni los turistas desgarbados que frecuentan el Jamon Experience (tiene bemoles el nombre del comercio de moda en la Barcelona cosmopolita), ni los músicos de la primera planta, ni los devoradores de croissants, ni los ciberoptimistas que creen que los robots vivirán por nosotros, ni los buscadores de aventuras, nadie sabe, que en un anaquel recóndito hay una verdad desmigajada. La nuestra.

Pobre experiencia tengo de la vida
(como todos). Practico la existencia
(como todos). Y sufro. Y no sé nada.
Lo primero: soy hombre, no mujer,
y eso ya es un fracaso si uno quiere
saber de qué va el mundo, penetrar
en el misterio de las cosas. Luego
está el tema de las sendas perdidas
 y el de las partes de nosotros mismos
a las que traicionamos por servir
a una sola faceta (la peor,
la más profunda y menos favorable).
Pobre experiencia tengo de la vida.
¡Qué pena estar tan cerca de la muerte!

Cuaderno de Vacaciones se llama el libro. Luis Alberto de Cuenca el tahúr que esperaba dentro.

dilluns, 29 de setembre del 2014

SOCIEDAD NEURASTÉNICA



Noto a mi alrededor una enfermedad invisible. Manifiesta unos síntomas más agudos o más livianos pero cruza trasversalmente los cuerpos con los que me cruzo a diario. Una fatiga inexplicable, unas ganas de no hacer nada, un desánimo. Leyendo el libro de Barbara Ehrenreich Sonríe o muere. La trampa del pensamiento positivo, veo cierto paralelismo con lo que le sucedió a la sociedad americana a mediados del siglo XIX, fue invadida por una enfermedad nueva denominada neurastenia. Inicialmente se le atribuyó la culpa a la incapacidad de los sujetos a enfrentarse a los cambios y al crecimiento acelerado, una especie de estrés vintage. El problema es que no afectaba a las personas que estaban en primera líneas de actividad económica, al contrario, se cebó en las mujeres de clase media que entraron en una tierra de nadie pantanosa y paralizante. No tenían acceso a los estudios (machismo puro) y fueron privadas de actividades lucrativas que se podían ejercer en el ámbito doméstico y que fueron asimiladas por las fábricas. La falta de ilusión y la sensación de inutilidad colapsaron el sistema nervioso. La postración se volvió elegante, dijeron algunos coetáneos cargados de ironía. Era la única forma de sentirse especial, contraponiéndose a los valores calvinistas del trabajo, trabajo y trabajo. Mary Baker Eddy (creadora de la Ciencia Cristiana) y sobre todo de su heredero el psicólogo William James fueron los generadores de una corriente positiva de sanación que atenuó la epidemia. La enfermedad se convirtió en algo subjetivo que se generaba en la mente y que aterrizaba en el cuerpo. Los pensamientos positivos se convirtieron por arte de birlibirloque en aniquiladores de los agentes patógenos del pesimismo. Ehrenreich que destroza con su libro el negocio de la felicidad impostada por decreto optimista, considera que este movimiento sanador dejó dos herencias que fueron arrastradas a lo largo del siglo XX con efectos demoledores: 
a) Una forma despiadada de juzgar que dejaba la visión del pecado calvinista a la altura del betún, quién no era positivo había que excluirlo de la manada. Hasta fue recogido por el comunismo que purgó toda disidencia con el ostracismo siberiano
b) Un examen constante del yo interior provocador de las ideas negativas, alter ego del demonio pero con nuestro nombre y apellido. Ya saben de donde brotó el boom de la autoayuda y del coaching de todo a cien.

ÁLVARO SÁNCHEZ

La crisis económica mundial y la crisis de valores asociada a la aparición de unas tecnologías disruptivas ha sumido a la sociedad en una neoneurastenia peligrosísima. España está de lleno dentro de la espiral. El 50% de los jóvenes en edad productiva están dormitando en los sofás y con una bacteria que martillea su cerebro asegurándoles que no existe un futuro para ellos. La clase productiva ha perdido estatus económico y cree que nunca lo recuperará. Los ancianos andan atemorizados por el peligro de que no haya dinero para sus pensiones o que no puedan disfrutar de una sanidad gratuita en tiempo de desguace.
Miren el fin de semana y encontrarán a los nuevos sanadores. La bandera nacionalista (de uno y otro bando) y la beatificación del Álvaro del Portillo (100.000 asistentes que dan por fijo que curó a un muchacho en agosto de 2003 con un paro cardíaco de más de media hora y una hemorragia masiva). 
Los integrantes de los grandes ejércitos de salvación han empezado este lunes llenos de confianza y usted y yo, pobres desgraciados, combatiendo con tirachinas el desánimo galopante. Yo de momento he empezado por tomarme una píldora contra las tomaduras de pelo.

divendres, 26 de setembre del 2014

DELIBERAR



Catalunya ha desteñido su Virgen Patrona. La Moreneta (marginal donde las hubiere) ha dejado paso a una imagen venerada en la lejana Siena. Me refiero a la Virgen del Voto. 


Catalunya (toda, todita, toda) quiere votar, exige votar, merece votar. Cómo y cuándo determinen los magnánimos políticos catalanes. Catalunya tiene derecho a decidir su futuro. Por higiene democrática. Sí o sí. Y sí y sí. Y el que no piense así que sepa que no es catalán o está en contra de Catalunya o tiene un germen nazi que hay que poner en cuarentena. O es español o botifler, que es como el ébola en ciertos territorios cuatribarrados (ahora estelados).
Formulaban en el programa matinal de la televisión más imparcial del condado (TV3) la siguiente pregunta para responder contrareembolso por SMS: ¿Cree usted que hay resquicios legales para que se produzca la consulta? Pregunta idónea para la señorita Pepita o para el mecánico de la esquina, es algo que maneja la panadera (con la barra de cuarto adjunta ejemplar de la Constitución) o que no tendrá el más mínimo problema en responder un alumno de la ESO. Obviamente el SÍ fue aplastante. Como eso, todo.
El experto en Ciencias Políticas Joan Subirats en un aclarador artículo en EL PAÍS sobre el tema que nos ocupa llegaba al meollo de la cuestión.

Las dudas más relevantes son sobre la calidad de la información disponible antes de votar, la posibilidad de deliberar y el grado de conocimiento sobre qué es lo que realmente se está votando y sobre los efectos que se derivará de ello.

El diccionario y las etimologías pueden ser altamente cabritos. Vean las dos acepciones de DELIBERAR, vocablo decisivo en el proceso de votación.

Considerar atenta y detenidamente el pro y el contra de los motivos de una decisión, antes de adoptarla, y la razón o sinrazón de los votos antes de emitirlos.

Pero acto seguido, como si fuera una bomba retardada, emite otra acepción que se aproxima más a lo que estamos viviendo en este choque de trenes (metáfora recurrente) entre Catalunya y España.

Resolver algo con premeditación.

Rezan las pancartas independentistas. VOTAR ES ALGO NORMAL. No lo tengo tan claro, en Catalunya, en los últimos cuarenta años solo hemos elegido a nuestros representantes. Los paladines de la democracia y la participación no nos han preguntado sobre otra cosa que no fuera el nombre de los que se sentarían en el Parlament. No nos han preguntado por la venta de patrimonio sistemático del país del que enarbolan la bandera, del modelo de sociedad (ludópata por los negocios que implantan en el territorio) que pretenden, o por la titularidad de la Sanidad y la Educación catalana. Eso lo han decidido sin nuestro voto. Por eso consideran (creo que con buen criterio) que es NORMAL que hayan decidido DELIBERADAMENTE hacia donde se debe encaminar Catalunya.

dijous, 25 de setembre del 2014

PROVOCANDO LA CHISPA



Este año dispongo de una atalaya privilegiada. Imparto clases de Sociales a unos bichitos de 12 años que han entrado por primera vez en el universo instituto. Luego pego un salto mortal hasta llegar a los de Primero de Bachillerato de 16 años a los que atormento con una asignatura que lleva por título Historia del Mundo Contemporáneo (de la Revolución Francesa a nuestros días). Y remato con la élite, los que cursan Geografía en Segundo de Bachillerato.
Cual fue mi sorpresa cuando comprobé que los babys de Primero de ESO no tenían noticias del Ébola, exagero, siempre hay un par o tres de enteradillos que lo saben todo (o casi). El grueso del pelotón había llevado virgen de conocimiento de esta epidemia incómoda a los asientos de mi clase. Les azoté con un documental que estaba dos clics de un ordenador que no saben utilizar si no es para chatear y para algunas operaciones ligadas al exceso hormonal que les arrasa a tan tiernas edades. Se quedaron petrificados cuando comprobaron que el virus mortal ordenaba la autodestrucción al propio portador. A la par que aparecieron en pantalla ingentes cantidades de sangre se despertó su interés por el tema. Estas hordas manejadas por los mandatos gores de las pelis de moda no reaccionan a la suavidad de mi discurso pero sí al rojo refulgente.
Cual fue mi sorpresa cuando comprobé que los incipientes intelectuales (mis alumnos se creen que me choteo de ellos) de Prime de Bachi no tenían nociones de qué era UBER o un DRON o AIRBN o que se podían fabricar casas (o metralletas) con una impresora 3D. Repetí el sondeo entre los elegidos para la gloria de segundo de Bachi y la ignorancia seguía imperando. Un compañero de departamento me indicó con un altruismo encomiable que la culpa era mía, yo debía ceñirme a los libros de texto, esos que se escribieron en 2008, cuando el mundo era feliz. 
No me arredré y ni corto ni perezoso decidí invitar a Jeremy Rifkin a mi clase, ni que fuera en forma de artículo (su libro de 28 euros no entran en los proyectos de lectura de estos jóvenes watsaperos). Estudiaremos con los de Prime de Bachi el tránsito del feudalismo al capitalismo y con ayuda del economista y sociólogo norteamericano les he dicho que vayan poniendo el ojo en el fin del capitalismo. La culpa la tendrá el procomún colaborativo (ellos lo entienden mejor con Spotify o YouTube) y el coste marginal nulo. Lo que no pudo derrocar el comunismo puede que lo consiga la nueva clase de prosumidores (consumidores y productores a la vez). En primero de Bachi me apareció una luddista que cuestionaba la sustitución de humanos por robots en este tránsito hacia otro nuevo sistema económico. Le rebatí con Gutemberg y su disruptiva imprenta. Prohibir solo dilata los procesos pero no los detiene.


Ha sido positiva la experiencia de sentirme un profesor útil para estos muchachitos y no un servil transmisor de saber caduco. Pero volveré a la Historia para entender lo que sucederá los próximos días, una cosa es encontrarse el fuego y otra bien diferente mantenerlo, si alguien no lo tiene claro que se visione En busca del fuego a toda pastilla. 

dimecres, 24 de setembre del 2014

PIENSA MAL Y ACERTARÁS



Me gustaría ser más bueno y no pensar mal, incluso a costa de fallar. Me gustaría descubrir que mis insidiosas sospechas creadas desde el ángulo oscuro del rencor o de otros sentimientos hediondos que habitan mi flora emocional se fundamentan en ese perverso resorte malvado que desarrolla mi cerebro escorpión y no en una estadística de éxitos en la vida. Y me siento culpable de ser así. Cómo puedo siempre dudar de la bondad y de las verdad. Tendré que poner pie en pared. He decidido que los mejores profesionales de la bondad los tiene la iglesia, qué quieren que les diga, es así. Debo encontrar el perdón que tranquilice mi espíritu y me haga formar parte de su rebaño bueno, yo quiero que me crezca lana reluciente (borrego soy) que deslumbre de pura confianza en el ser humano porque lo que es ahora mi piel está roñosa de esa desconfianza que lo oxida todo.


He decidido picar alto, a grandes males grandes remedios. Quién mejor que el emérito y ultrajado Rouco Varela para llevarme por el buen camino. No me griten que no les oigo. Ha llegado el momento de olvidar viejas rencillas y ser bueno y pensar en positivo. Ave María Purísima saldrá de mi boca ahora proclive a la inocencia. Sin pecado concebida me responderá él con esa firmeza que trasmiten los que siempre piensan bien del ser humano. He pecado, padre. Esta última palabra me costará, me la tendré que arrancar de las garras ácidas que me implantó el Maligno, pero lo conseguiré, vaya si lo conseguiré, estoy llamado a las más altas cotas de bondad y no debo atrancarme porque un vocablo se resista a salir con dulzura. Padre más que padre, he pensado mal. ¿De quién? Del presidente. ¿Qué presidente? De nuestro presidente, ¿hay otro? Ah, ¿de ése? Inicialmente veo cierta desidia en su postura pero no puede escapar al interés sano que mueve mi empresa. ¿Cómo ha podido pasar? Soy así.  No me lo creo responde Rouco, seguro que te ha dado motivos. No, el mal está en mí. Niega, ladea la cabeza con la tenacidad. Padre (cómo duele la palabrita), no me creo que Rajoy haya paralizado la ley del aborto porque no tenga el consenso suficiente. Mi manía de nacimiento de no creerme nada de lo que me dicen es el origen de la ignominiosa duda. No me lo creo. ¿Es mortal el pecado, verdad?  Qué dura es la tarea de confesor, ni un despiste, ni un poder soltarse la lengua con ganas de arrasar a los que no siguen los dictados de la bondad garantizada. Yo sigo con mis golpes en el pecho. He pecado, padre, he pecado de pensamiento, he pensado que hay gato encerrado, que tanto estrechar la mano del tal Sánchez ha contaminado su pureza. Que hay temas sórdidos que se han llevado al Gallardón por delante, el adalid de la vida y de la verdad dimitido como un vulgar imputado. Cómo se ha podido tratar así al progresista incomprendido. Rouco está a punto de envenenarse de ira (jódete piensa un residuo de malo que todavía no ha podido ser erradicado). Aprieto. Él que solo siguió las directrices del recurso del PP al Constitucional en el 2010, que se le ocurrió cumplir el programa electoral y recoger el sentir mayoritario del consejo de ministros (dominado por meapilas integristas) y de los provida y de los opusdei (procrean como conejos y tienen un huevo de votos en la chistera). Padre, póngame una buena penitencia, suerte que ahora no están de moda los cilicios que si no se hinchaba. Puede mandarme aprender las diatribas de Jiménez Losantos de pe a pa o qué se yo, hacerme accionista de 13TV, o pagarle la multa a la Espe, que esa sí que cumple con sus palabras y no como el maricomplejines de Rajoy que se caga a las primeras de cambio. Beso la mano de Rouco que cuando nos despedimos me dice con voz bajita (sí, sí, ya controlo que no deslice la mano por el muslo) que si se me ocurre pecar otra vez de pensamiento contra el presi que no se me ocurra confesarme con los esbirros del sudaca (intuyo que no se lleva demasiado bien con el Papa) y que acuda siempre en su (posesivo doble) auxilio.