-La vida va demasiado rápida.
No
paro de martillear a mi pareja con esta sentencia con ínfulas lapidarias. Pero
es que lo siento así. Consumo gran parte de mi tiempo rememorando lo sucedido.
La realidad está salpicada de detalles que nos pasan absolutamente
desapercibidos y tengo la profunda convicción de que ahí, en esas milésimas de
segundo que pasaron raudas o en ese milígramo que no podría registrar la mayoría
de balanzas, se encuentra el meollo de la vida. Compramos al por mayor
despreciando las perlas únicas que se esconden en el fondo de la trastienda o
los aguijones que avisan de catástrofes camuflados entre relucientes dulzuras.
Y cuando el resultado de nuestros esfuerzos no suma aquello que reflejaban los
sumandos oficiales no atinamos con una explicación plausible.
Ayer
despedimos al interino de nuestro departamento. Le regalamos un cómic y nos
tomamos la última cerveza juntos. El aire paternalista de los que nos quedamos estaba
absolutamente contaminado. El deseo de un futuro halagüeño por su parte,
también. El jefe del departamento, exponente máximo de la bonhomía, alentó al
pobre muchacho a empezar a prepararse las oposiciones para cuándo saliesen
plazas. Fue una frase, un instante insignificante, pero como estoy a la que
salta, no lo dejé sin sanción. Me pareció un acto de crueldad comparable al de
la ministra Bañez hablando de brotes verdes. No es necesario disfrazarse de
mago Merlín para saber que no habrá oposiciones en muchos años (si las
hubiere). Con el interino se despiden siete compañeros más en mi instituto, una
poda de las que hacen época. Los datos de la economía española no brotan por
ninguna parte pero la ministra que está forrada y tiene el porvenir más que
asegurado tiene la misión implacable de mentirnos en toda nuestra jeta.
Mi
obligación moral me dictó un discurso diferente para el interino.Le
aconsejé (aunque respeto lo que él piense o decida) que no depositara su futuro en brotes verdes (bolitas) y que se empezara a
buscar la vida fuera de la educación (y no me atreví a sugerirle que fuera de
este país). La cara del trilero mayor y de los conchabados fue un poema. Atronó
de nuevo el Hombre, Jordi, no seas así que
me ha perseguido durante muchos años. El estigma del aguafiestas que denuncia
que debajo de las cazoletas no hay bolita milagrosa.
El
trilero mayor y sus adláteres creen ciegamente que serán los últimos en
abandonar el Titanic y por si acaso guardan un bote salvavidas (antigüedad) en un camarote
secreto. Por eso invitan a apostar a los incautos que desconocen que la
vicepresidenta de la Generalitat ya tiene un informe sobre la mesa para
convertir a los funcionarios de Educación (imagino que del nuevo país
independiente) en laborales. El paso siguiente sabemos que es la
externalización del servicio. Cuando se lo espeto a la cara a los trileros de
mi departamento sustituyen el Hombre,
Jordi, no seas así por un silencio que descubre sus verdaderas intenciones.
Supongo que trasladarán la mesa del juego a otros oídos menos ilustrados que
los míos.
Para
poder detectar a los trileros disfrazados de eso que llaman buenas personas es
necesario hacer caso a pies juntillas a Hannah Arendt (recomendable peli la de
la Von Trotta que podréis ver sin hacer cola, la peña está en las americanas de
tiros):
Hay que pensar solos y sin barandilla.
Jodeeeeerr!
ResponEliminaY cómo tienes tu esa información privilegiada?
Eres amigo de la Camacho?
http://archive.org/details/aliciacamacho
Tengo todos los informes de Método 3 y comisión en los 800.000 euros que ha trincado. Hay que tener amigos hasta en el infierno (o sea, el PP). Joan, vete atando los machos que vienen curvas.
ResponEliminaEs necesario que unos pocos, lo más lúcidos, más legales y menos trileros, ayuden a poner los pies en la tierra a tantos jóvenes que sueñan con oposiciones, plazas y puestos de trabajo inalcanzables. Es bueno abrir puertas hacia nuevos caminos...
ResponEliminaEstá bien eso de tener amigos hasta en el infierno, yo soy de esas y en ocasiones hasta me felicito.
Hay muchos padres en este junio sangriento muy preocupados por las notas de sus hijos, sin saber, sin intuir, que es lo menos preocupante de lo que se nos avecina. No te olvides que las malas compañías son las mejores que dice mi respetado Sabina.
Eliminapero no quedamos en que la administración nos ama, y vela por nuestro pasado, presente y futuro? En quién confiar, pues, cuando todo aparece tan incierto? Cuando ni una voldán me indica el camino que repare tamaña angustia? Qué prever, hacia dónde va el maldito camino - o por dónde tiraré en la selva de este presente neblinoso? Quiero respuestas pero nadie tiene el solucionario. Cómo odio las mates!
ResponEliminaZizek, gran Xose, no hay otra.
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