dilluns, 27 d’octubre del 2014

EL INOPORTUNO PIERCING



El juego está controlado. El monstruo de las enésimas cabezas domina todo el tablero conocido. Sus polimorfas testas aparecen por cualquier parte exigiendo hegemonía. El sistema político (democracia y dictadura), el sistema económico, los medios de comunicación, el recién nacido internet, la sociología y el comportamiento de las masas, la religión y las debilidades de la peña. La cúspide de la pirámide está reservada para él y sus esbirros y desde allí se desparrama como un ácido que todo lo corroe el vil (¿) metal, es ahora la única ley verdadera que domina el globo terráqueo. ¡Hala, nihilista, huye de nuestro optimismo, que nos contagias! 


Imagínense como está el patio que los mandamases europeos se dedican a llevar a los bancos al diván para calcular su estrés. O sea, quieren averiguar si después de otro saqueo seguiría quedando parné en la caja en lugar de telarañas como pasó en la dentellada del 2008.  ¡Qué cuajo! Por cierto, ¿y los de abajo?
El 15-M fue la fiebre. El estado del bienestar (ese pacto equilibrado yo trinco y tú comes y te curas y estudias lo que yo te diga) se desmontaba por la voracidad de una élite globalizada sin oposición desde la caída del muro de Berlín. Los indignados protestaban airosos pero sin cuestionar el sistema, el hambre de África no estaba en los primeros lugares de la agenda de los que levantaban las manitas para aplaudir. Ellos querían que les devolvieran las prebendas de ciudadanos del norte, nada de poner el mundo patas arriba, ni de repartos igualitarios ni otras zarandajas marxistas de color sepia. Internet, vehículo de lujo, canalizaba las protestas de salón. Una mano anónima me dio un escrito misterioso cuando iba a visitar las tiendas de campaña de la plaza Catalunya. (releer el post Ubi sunt). Anunciaba la creación de Podemos. El monstruo de las enésimas cabezas tenía previsto incorporar a los descontentos al negocio, dejarlos sentirse libres para liderar opciones políticas novedosas y salvadoras que entretuviesen al populacho. El fútbol tiene sus limitaciones. Seis millones de parados necesitan creer que alguien les vendrá a salvar con su voto.
El monstruo de las enésimas cabezas está dispuesto a sacrificar a la casta que con tanto vigor lo defendió. No le importa que sean corruptos o palurdos, el problema es que son viejos, están muy vistos (Pujol, Rato, Bárcenas, Acebes...), al final la gente necesita carne fresca de cañón. Ahí nació el Coletas y su halo. El monstruo mandó a sus esbirros atacarlo con guante de seda para encumbrarlo como la nueva esperanza de los sin voz, de los sin casa, de los sin nada. Los egos de cada uno de los protagonistas hicieron el resto.
Ayer Pablo Iglesias desgranó de nuevo en televisión (donde se creía mover como pez en el agua) su perfecto discurso de quitar a los ricos para dárselo a los suyos. Con esa cara de vengador de los oprimidos, de chulito vallecano (con los tacos puestos en su sitio) amenazaba a los poderosos de que si no se rinden a sus postulados igualitarios lo tendrán crudo. Imagino al monstruo de enésimas cabezas descojonado de risa. Ese mensaje cala entre la masa descontenta y hastiada de robos a manos llenas. Sí se puede gritan con la mandíbula apretada los desahuciados, los descabalgados, los destodo. El Mesías necesita ganar para ajusticiar a todos los mangantes. Las cabezas del monstruo escupen babas de superioridad.
Todo iba de maravilla hasta que vino a estropearlo el aguafiestas del Jordi Évole. Quién le mandaba preguntarle por el piercing que lucía Pablo El Temible en sus tiempos de combatiente anónimo. La pregunta inocente se transformó en una daga envenenada. El Robin Hood de bolsillo no se le ocurrió otra paparruchada que confesar que se lo había quitado porque se lo ha ordenado su jefe de campaña. El hombre de los grandes principios claudicando en la defensa de sus orígenes. ¿Y cuando Merkel lo ponga firme se cortará la coleta o no la cortará a nosotros? Es una nimidad, Jordi. ¡Y un huevo! Pablito se dedicó acto seguido a elogiar los avances del Papa Francisco (joder, ahora va a por el voto del Opus Dei). Si en lugar de Ecuador aquello parecía Suresnes…
El monstruo de las enésimas cabezas no pudo asimilar tanta arrogancia y al final apareció por debajo de su propia creación para dejar las cosas en su sitio. Sueñen en otra parte pobres de mierda.

divendres, 24 d’octubre del 2014

¿DESPRECIO O DEMAGOGIA?



Atañer. Afectar, corresponder, incumbir.
Afectar. Producir algo un determinado efecto, generalmente negativo. Hacer impresión una cosa en una persona, causando en ella alguna sensación.
Corresponder. Tener proporción o relación una cosa con otra.
Incumbir. Corresponder a alguien estar a cargo de algo


¿Atañe a los jugadores del campo de golf de Melilla que unos inmigrantes lleven horas encaramados en una valla metálica? ¿Les afecta? ¿Puede producir un efecto negativo a la hora de patear una bola para que entre en el trascendental agujerito? ¿Pueden estar impresionados por lo que ven? ¿Qué sensaciones les provoca lo que ven? ¿Y lo que oyen? ¿Indiferencia? ¿Hilaridad? ¿Indignación? ¿Asco? ¿Desesperación? ¿Les corresponde tomar alguna iniciativa al respecto? ¿Les corresponde seguir jugando como si nada estuviese pasando ante sus morros? ¿Les corresponde pedir a las autoridades que traten a aquellos inmigrantes como seres humanos? ¿Les corresponde imitar a los lucrados deportistas que se centran en sus quehaceres olvidándose de todo lo que sucede a su alrededor? ¿No les incumbe el destino de todos los negritos que están subidos en la valla? ¿No les incumbe qué habrá sido de ellos al día siguiente, a la semana siguiente, al mes siguiente? ¿No nos incumbe? ¿Son todas las preguntas fruto de una casualidad que superpone realidades? ¿Se puede reducir todo a vil demagogia?¿Son los usuarios del campo de golf víctimas de la geografía? ¿Son menos o más solidarios que el común de la población española? ¿Son menos o más que nosotros que estamos a miles de kilómetros? ¿Son más culpables o menos los golfistas (no golfos) que el fotógrafo que sacó la instantánea peligrosa o que los testigos que la vemos en la pantalla de nuestro ordenador de más de mil euros? ¿Incumbe la valla solo al ministro milagrero de Justicia? ¿Nos afecta a los que hemos podido desayunar esta mañana tan tranquilamente? ¿Atañe a los ciudadanos de un país ocuparse del extraño pobre que busca una vida mejor? ¿Son todos unos vagos y maleantes que vienen a por la sopa boba? ¿Es esta parte de la valla nuestra y no de ellos? ¿Nos afecta que haya miles de seres humanos de otro país que no es el nuestro esperando en un monte cercano al campo de golf de Melilla para saltar la valla? ¿Nos atañe que apaleen nuestra (¿) policía a esos seres humanos cuando caen del otros lado de la valla? ¿Nos corresponde denunciar la violencia? ¿Nos corresponde olvidarnos de todo y pensar que pobres y pobreza habrá siempre? ¿Nos incumben las muertes que se produjeron hace unos meses por culpa de unas bolas de goma que nunca se dispararon? ¿Nos corresponde ver las fotos y exclamarnos? ¿Me incumbe escribir de algo que no me cae tan cerca como a los jugadores de golf que no tienen la culpa de nada?
La próxima vez, señor fotógrafo, contenga ese dedito si no quiere que se nos desate la conciencia con una retahíla de preguntas que nos atañen, nos  afectan, nos corresponden y nos incumben. Y lo demás, pura demagogia.

dijous, 23 d’octubre del 2014

ME ENCANTARÍA SER UN CHINO QUE VUELVE A CASA



Qué ves pregunta un sujeto que señala una botella. Una botella.  

La cotidianidad convierte las miradas en automatismos. Miramos donde quieren que miremos y de la forma que nos han enseñado a mirar. Mirada previsible. Kafka quería convertirse en un chino que volviera a casa. Un extraño que mira su propio mundo con extrañeza después de haber mirado en otros lugares. La mirada nueva mata la rutina que convierte la vida en incolora, inodora e insípida. Mirar hasta aburrirse, ennortarse, abstraerse, ensimismarse.Verbos incompatibles con la mirada adicta a los estímulos. 
  

Qué ves pregunta un sujeto que señala una botella. Qué tengo que ver. 
 
La mirada repetitiva y domesticada por la costumbre exige que las cosas sean sin más. Una carretera, un árbol, un perro. Los nombres, etiquetas amorfas. No ha pensado que pudiera ser una serpiente, un estandarte, un huracán. Las metáforas, tan perseguidas en este mundo por no pertener al club de lo obvio, crean arte y renombran el mundo. Los adjetivos aparecen para complicar la mirada con sus matices tendenciosos. La apartan de la esclavitud de la homogeneidad. Los adjetivos calificativos se llevan los honores pero yo no quiero olvidarme de otros más obreros, con aparente menos recorrido, esos demostrativos, mis posesivos, hasta algunos indefinidos, alteran la mirada clonada para imprimirle circunstancialidad. 

Qué ves pregunta un sujeto que señala una botella. Tu dedo.

La mirada banal es un rastreo panorámico que se lo lleva todo por delante, que no repara, que no capta lo invisible. Escanea lo relevante y se conforma con el ridículo botín. Veo yo y ves tú, vemos nosotros y verán todos. ¿No lo ves? 

Qué ves pregunta un sujeto que señala una botella.

No lo quiero ver. No quiero ni mirar. Me da asco mirar lo que todo el mundo mira. No ser capaz de aportar mi propia visión de lo mirado. Ser manada, rebaño, ojos sin alma.

Mi ocupación preferida es mirar. (Mercè Rodoreda)


dimecres, 22 d’octubre del 2014

EL NUÑES



Ha tenido mala suerte. En otros tiempos más calmados hubiese tenido sus merecidos escupitajos. Hoy, hasta un niñato le roba protagonismo y portadas de diarios, ese megalómano veinteañero que tuvo el morro y la sapiencia de colarse en espacios inaccesibles esgrimiendo peperismo aparece un peldaño por encima de un trilero gran reserva como él. ¡Esta juventud no respeta nada! Puedo entender que le haga sombra Rato, fue ministro y presidente del FMI, pero no es de recibo ningunear a un empresario de renombre como Josep Lluís y lo que es más importante…¡a todo un presidente del Barça! Cada vez voy entendiendo más el lema més que un club. Ayer me llegó un chiste visual que se intoducía anunciando cambios en el banquillo del Camp Nou (la foto que seguía era la de un juzgado). Los cules no tienen bastante con controlar la frecuencia cardíaca por la emoción de los partidos como para además tienen que sufrir los sobresaltos con los agentes de los jugadores y otros bichejos que pululan por el palco de honor (de trincar).
A lo que iba. Al Nuñes le está robando el protagonismo todo quisqui. Vale que sea pequeñito y antiguo, pero sus fechorías (hazañas) merecen un respeto. Tal como reconoce M. Eugenia Ibáñez en un artículo en La lamentable el denostado Pecident creó parte de su imperio apostando por el Modernismo. Y así se lo pagan.  Pasen y lean.
A sus 83 años todavía no han sido capaces de llevarlo al talego (donde seguro que recalificaba alguna celda vacía). ¡Untar inspectores de Hacienda! No me digan ustedes que no le falta imaginación a sus enemigos, ¿eso es delito en este país? Venga ya, lo hace la infanta y le hacen la ola. Toda una vida entregado a los chanchullos ladrilleros para que quieran enchironarlo por no cederle el paso a un viejecito en un paso de cebra. Por favor, es como si al Bárcenas lo pringaran por no pagar una multa de estacionamiento en la Gran Vía (qué asociaciones más tontas que hace mi mente).


El problema del Nuñes ha sido el momento. Los cambios lo han dejado lost in traslation.  Josep M. Colomer en su artículo La política del escándalo nos recuerda que semos el país de la propinilla. ¿Para qué? Para que me cuelen, para que me hagan la vista gorda, para que no me pillen. ¿Corrupción? Palabra demasiado gorda para una costumbre más antigua que el Quijote. Fuimos un país en el que durante 40 años se distinguió por una exquisita corrupción institucional. Los del régimen se regían por unas leyes y los rojos o presuntos rojos carecían de los derechos más fundamentales. ¿Y el estraperlo? No se nos ha podido borrar de los genes tan rápidamente esa forma de burlar la legalidad. No pocas fortunas actuales florencieron de sus pingües beneficios. Colomer apunta que una de las explicaciones de los momentos álgidos corruptela que vivimos pueden tener su orígen en la lucha entre partidos y su incapacidad para generar nuevas propuestas políticas. La mejor forma de disputarse el voto del señor Cayo es tirarse mierda.
Propongo que Jorge Javier Vázquez programe un Sálvame para que el Nuñes lloriquee como antaño y se defienda con las palabras de sus diccionario propio. Seguro que sería capaz de forzar a que el Consejo de Ministros en un arranque de piedad se marcase un indulto, que lo suyo no es corrupción, lo suyo es arte.

dimarts, 21 d’octubre del 2014

BUENA Y MALA CONDUCTA




En una sociedad empeñada en reducirlo todo a cálculo de resultados, a lograrlos sin demasiados miramientos, conviene no olvidar que no basta la aceleración ni la velocidad, ni la precipitada voluntad de llegar. La buena conducción es la mejor conducta. Y saber conducirse es la mejor aplicación.                                                                    Maestro Ángel Gabilondo                                                         

Mis alumnos lo confunden todo, por algo son de hijos de una sociedad confundida y donde suelen triunfar los que más y mejor confunden. La aceleración y la velocidad para ellos son las notas. Tienen que llegar como sea al cinquillo. Todo vale. Cuando no llegan suelen apelar al interés, a su (autojuzgada) buena actitud o a su (autovalorada) buena conducta. Los que suspenden se convierten en una especie de pedigüeños que mendigan décimas para llegar a la meta a toda costa. Sin carné y a veces sin coche. No se detienen a comprobar su código de circulación o sus nociones de mecánica y cuando lo hacen a veces no saben por donde empezar las reparaciones. Tapan momentáneamente alguna gotera pero a la que se descuidan aparece otra que les traiciona.


Este año he propuesto concentrar lo que considero buena conducta en tres normas básicas:

a         1) No hay excusas.
b)      2) No se puede perder el tiempo en clase.
c)       3) Un alumno tiene que ser autónomo.

Les pueden parecer ñoñas o simplistas pero engloban todos los problemas de conducción de mis alumnos. Ya les explicaré otros día las complicaciones que conlleva su aplicación en un sistema educativo y social que protege al adolescente sin implantarle los límites que necesita. 
La correcta aplicación de la trilogía inevitablemente conduce al saber útil que a mí me interesa. No es cuestión solo de que se aprendan las capitales de Europa aunque pueda serles de utilidad. Ni saber las características de tal o cual período histórico aunque les llevará a análisis más afinados de la realidad.  

También el conocimiento implica un determinado comportamiento. No es una simple adquisición de contenidos, es un modo de relacionarse con ellos. No una manera de aprenderlos, sino de saberlos, es decir, de incorporarlos en las formas de vida. El conocimiento se genera y se transmite, tiene su conducta y su aplicación. No basta con trazar la raya que trata de escindir de este la actitud y la dedicación, como si se limitaran a ser un aditamento o un complemento, cuando son vértebra y matriz del verdadero conocer, el que es también una auténtica sabiduría.

Tener como código de circulación los consejos de un filósofo de la envergadura de Ángel Gabilondo (extraje las citas de su post Conducta y aplicación) convierte mi profesión en una de las más arriesgadas. El sector educativo ha sido tomado por tecnócratas y administrativos sin piedad, la reflexión se aplaza para poner x en casillas o para interpretar estadísticas trucadas por el mismo sistema. Y eso aburre. Ahora dirijo mi ingenio a que mis alumnos diferencien la conducta de la ciega obediencia.

Ha de reconocerse que “portarse bien” es hoy un valor social. Pero sí conviene sopesar de acuerdo a qué parámetros se realiza semejante valoración, con qué intereses, en qué sentido, con qué voluntad. Y hasta qué punto esto depende de qué concepción se tiene de la conducta, cuando esta se reduce a un comportamiento.

Y mis compañeros preocupados por si los alumnos hacen los deberes de su asignatura con todo el campo que queda por trillar.