No
sé si recuerdan la peli Algunos hombres
buenos. Por si acaso, les sitúo. Un marine muerto en extrañas
circunstancias en la base de Guantánamo. Dos compañeros que se cargan (sin
rechistar) las culpas. Un repelente Tom Cruise (Teniente Kaffe) y una
impertinente Demi Moore (Comandante Galloway) son los encargados de la defensa.
El jefe de la base donde se producen los hechos es un despótico Jack Nicholson
(qué repugnante interpretación). Todo apunta a que se aplicó un Código Rojo
(normativa de honor secreta) para eliminar a un soldado que podía quebrar la
seguridad general, es un práctica prohibida pero muy utilizada en los lugares
que se vive bajo presión. Kaffe y Galloway son tratados con la punta del pie
por el Coronel Jessep porque buscan la verdad. Se celebra un juicio y la única
forma de traquetear al sólido Nicholson es sacarlo de sus casillas, que
minusvalore al pollito Cruise, que baje las defensas y admita ni que fuera veladamente que existían los códigos rojos y que él había ordenado el del
soldado muerto. Aquí tienen el resultado.
Rafael
Hernando, el portavoz adjunto en el Congreso del Partido Popular, ha confesado
en una tele amiga el código rojo. “Algunos
se han acordado de su padre cuando ha habido subvenciones para encontrarlo”.
No ha hecho falta que le apriete las tuercas el Teniente Kaffe, él, de motu proprio,
preso de una ira heredada, en el fragor de una batalla dialéctica de tercera
regional, ha soltado la lindeza. No es una frase improvisada, no es una salida
de tono insignificante, es el fruto de muchas aportaciones de otros herederos
del franquismo más rancio que siguen infiltrados en el edificio democrático
atacándolo por dentro. No me hablen de reconciliación que no me creo nada.
Se
imaginan ustedes que pasaría si después de un acto en recuerdo de las víctimas
del terrorismo etarra un dirigente de Bildu repitiese la frase de Hernando en la tele vasca. O
que la Merkel se refiriese en ese tono al holocausto judío. O que un ministro
de la Kirschner dijese que las madres de Mayo salieron a dar vueltas por la plaza aprovechando el
buen tiempo.
En
la peli, el Coronel Jessep es apresado y puesto a buen recaudo, en esta España
tan tétrica, el ignominioso Hernando sigue en su puesto con la quijada sarnosa preparada
para seguir mordiendo con total impunidad.
Lo malo de esto es que los ciudadanos admitamos verlo como un código rojo y no como una alerta roja, que le hace más justicia.
ResponEliminaLos excesos verbales tapan las verdaderas alertas.
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