Ella
se ha ido y yo me he quedado. Y siento la necesidad de seguir luchando por la
misma dignidad que nos unía sin conocernos. Hay muertos que me parecen
necesarios, son la cuerda a la que agarrarse para subir el listón de la
humanidad. Hay otros que me parecen inocuos. Leo con atención su entrevista en EL PAÍS una semana después de recibir el Nobel. La tomo como un texto sagrado.
Doris Lessing fue una mujer que no cayó en el engaño. Las diferencias no le
impidieron ver el bosque.
Eso de poner a hombres y mujeres
en campos distintos no me parece lo más adecuado... Así es como yo lo veo, pero
es evidente que a la gente le gustan las etiquetas: hombres, mujeres, el bien,
el mal...
Doris
Lessing vivió marcada por las diferentes guerras que se cruzaron en su existencia
y en la de sus padres. Nació y habitó en un continente que es la esencia de la
guerra, África. No olvidó, al revés.
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¿Cómo se siente por dentro, escribiendo de la guerra?
-
Estoy enfadada. Tengo la edad que tengo y sigo enfadada. No se me va,
no se me va, siempre está ahí.
Se
me cae la cara de vergüenza cuando veo a la selección española, la roja,
jugando alegremente en Guinea Ecuatorial. No hay que confundir fútbol y
política dicen los desalmados que quieren que olvidemos lo que es una dictadura
para ir preparando la siguiente. Se me cae la cara de vergüenza cuando escucho
a jovenzuelos y adolescentes sin puñetera idea de historia defendiendo el
franquismo. Se me cae la cara de vergüenza cuando recuerdo que en las cunetas
de las carreteras que conectan las urbanizaciones en las que habitan los nietos
o los bisnietos de los vencedores siguen esperando justicia los abuelos o los
bisabuelos de los derrotados de una guerra que hemos olvidado. Se me cae la
cara de vergüenza que tenga que venir una escritora que no ha vivido en este
país, que no ha nacido aquí, que no tiene raíces en esa España que llena la
boca de tantos estúpidos para recordarnos lo que sucedió en nuestro país, la
que tenga que ejercer de faro para que los últimos barcos no choquen con las rocas
del olvido.
He estado leyendo novelas
recientes de escritores suyos sobre la Guerra Civil española. Para la gente de
mi generación, la Guerra Civil fue tan importante. Fue tan desgarradora, tan
difícil, tan imposible de entender el comportamiento de nuestros Gobiernos...
Quizá ustedes lo hayan olvidado, pero Gran Bretaña y Francia tuvieron un
comportamiento deplorable, permitieron que Hitler y Mussolini ayudaran a Franco
porque en España había un Gobierno de izquierdas. Yo me encontraba con gente que
lloraba de rabia y de vergüenza por nuestros Gobiernos.
Doris,
ahora que no estás, nos corresponde leer con detenimiento tu legado y
comportarnos a la altura que se espera de nosotros para que no se nos tenga que
caer más la cara de vergüenza.
A mi, también se me cae la cara de vergüenza.
ResponEliminaUn besote
Se retornan los besotes.
ResponEliminaYo no te envío besos, sino toda mi admiración. Magnífica entrada, sir Tower's.
ResponEliminaTus elogios me estimulan. Un saludo.
EliminaFíjate que a mí a cada día, cada vez que me paro a ver las noticias, o leer los diarios, a cada día que pasa, siento un poco más de vergüenza, un poco más de pena.
ResponEliminaUn abrazo.
Nos intentan minar la moral. No desfallezcas. Es una táctica premeditada. Eso hace que la gente desista de informarse.
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