Soy
fan de EL INTERMEDIO del Gran Wyoming. Con esa sorna que le caracteriza le he escuchado decir que habría que pagarle parte de su sueldo a los políticos de este país porque son los
verdaderos protagonistas de su desternillante show. Él y sus guionistas no hacen
más que cocinar la materias primas que salen del huerto de los ineptos que
dirigen los destinos de un país sin orden ni concierto.
Ayer me asaltó a
quemarropa un repelús que empezó en el cuero cabelludo y no paró hasta llegar
al dedo gordo del pie izquierdo. Andaba yo riéndome de las medidas que propone
el ínclito ministro del Interior para reprimir las protestas del pueblo
cabreado y se produjo un elevamiento galáctico de mi concienca que me ofreció una nueva perspectiva de mí
mismo peligrosa y grotesca. ¡Qué lambreazo me arreó la sensatez!
Cómo
nos podemos sentar en el sofá tan felices a contemplar noche tras noche, tan
ricamente, cómo nos arrancan una uña, un
tendón o los mismos testículos (cada uno que elija lo que más le duela). Y lo
más grave, reírnos a pierna suelta de las cabronadas (increíbles y zafias) de
los que nos pisotean para incorporarlos a nuestro paisaje como si tal cosa. A
la mañana siguiente, como el que ha descubierto la pólvora, correr a compartir con nuestros familiares y amigos el pescado
podrido. Calcular los centímetros de morro de la monarquía y sus conjuntos,
calibrar las chorradas y agresiones verbales del Fraguel Montoro, relatar la
ristra de chistes que suscita la NoVotada Botella, poner más Fe que Paco I para entender las interpretaciones de cifras de la virginal Báñez. Y así suma y sigue, ¡qué
divertido todo! Tenemos un presidente desaparecido y mentiroso. Jajajaja… Qué gracia hacen los circuitos de los
sobrecitos cargados de billetes de los que nos exigen austeridad, el confeti de
la Mato, el Jaguard de su bendito exesposo, los trabajos megaremunerados de Felipito Tacatún González (yo sigo), los recortes de dignidad y el folklore de sus
sucesores que nos tienen que salvar (léase socialistas). Y la bandera catalana
en todo lo alto para trasquilarme la extra de navidad. Y esos sindicatos luchadores y sus trapicheos,
y el tejemaneje de las Olimpiadas y el trolón de los Erasmus. Carcajadas
hilarantes de un pueblo más perdido que una rata. Después de un día de currar
(los que pueden), de aguantar a los
carroñeros que se aprovechan del paro para exigir la luna, o de comprar
más caro y pagar el agua de lluvia a precio de Perrier, nos sentamos con bríos
renovados otra noche más, en el sofá potro de tortura a partirnos de risa con los payasos que nos joden.
Un
día de estos me paso a Hombres y Mujeres y Viceversa. La telebasura no me sube
los impuestos ni me recorta la sanidad.
Al final es q ya no hace ni gracia. El "me río por no llorar" se ha convertido en un soplido de aire hasta deshincharme. Es buena señal que sintamos algo, al menos. Ojalá todos sintieramos algo, q todavía hay gente que se jacta de no ver las noticias ni interesarse por la política.
ResponEliminaHay graduación en el interés por el mundo que nos rodea... Los inconscientes viven más felices, sin duda.
EliminaCreo que se puede pasar de inconsciente a consciente, pero no al revés. Pero para mí, ser feliz no es una opción, es obligatorio! jejeje Esta reflexión me ha recordado a la peli de Matrix. Una vez despiertas, no hay vuelta atrás.
EliminaLa consciencia es muy exigente.
EliminaNo bajemos la guardia!!!
ResponEliminaSaludos
En absoluto. Un saludo cordial
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