Quien
avisa no es traidor reza el refrán. El ministerio de Trabajo tiene previsto en breve notificar a los trabajadores de
50 años cual será su “expectativa” de pensión si siguen las condiciones
actuales. El cinismo del secretario de Estado de la Seguridad Social, el
ínclito Tomás Burgos, es alucinante.
“Con esta medida avanzamos en el objetivo de
transparencia y mejora de la información y, al mismo tiempo, cada trabajador
podrá sentirse partícipe de su futura previsión social de forma que, conociendo
con suficiente antelación el nivel económico de que disfrutarán con su
jubilación, podrá adoptar las decisiones de ahorro que más les convenga a sus
intereses”.
Estoy
hasta los bemoles de la palabra TRANSPARENCIA y muchos más cuando se la pone en
la boca uno de los gobiernos más opacos del universo. Para qué nos dan una
información que es papel mojado, el mismo Tomasín advierte que la suposición de
pensión “no generará derechos ni
expectativas de derechos”. ¡Coño, pues entonces para qué sirve! Echa el
freno chavalín, hay doble fondo en el baúl. Un día (estos esperan quedarse aquí
hasta que pulan todo el país) nos refregarán por la cara que en el 2014 nos
avisaron de que la cosa iba floja y nosotros (míseros ciudadanos que no
escuchamos la voz de los superrecortadores) no hicimos caso, en lugar de pagar
un fondo de pensión privado como se hace en cualquier país civilizado y ahorrar
como la hormiguita, nos dedicamos a fundirnos la pasta en cervezas y móviles de
lujo, en vacaciones o lo que es peor, en cultura (qué cigarras más
irresponsables). Y ellos nos lo avisaron, nos lo pusieron en un papelito, que
no compromete nada más que para seguir menguando nuestros derechos. Y nos
sacarán unos números trucados que explicarán que vamos bien para sacarle una
limosna a Obama y que vamos mal para pagar más pensiones a nuestros viejos. Y
ellos no serán unos traidores, nos lo avisaron, somos nosotros que somos unos
haraganes, unos incrédulos, unos imprevisores, unos capullos que les votamos
aunque nos ponen la soga en el cuello. Ellos no, ellos son transparentes,
demócratas, amantes de la vida y sus embriones, de la libertad y sus leyes
rodillo con anuencia de la mayoría absoluta que le otorgaron los ciudadanos.
Nosotros somos oscuros, progres, sectarios, nos gusta vivir de la sopa boba,
nos creemos que porque pagamos nuestros impuestos el Estado nos tiene que
solucionar la jubilación, el Estado está para otras cosas más importantes que
para atender a sus ciudadanos y menos si protestan o no se genuflexionan al
paso de los iluminados que salvarán a este país del descarriado rumbo en el que
lo habían sumido los rojos.
Mark Seliger
Habiendo
vomitado a gusto lo que me acideaba (copyright) por dentro, ahora voy a los
efectos prácticos de la medida. En ese papel que nos mandará el ministerio de
Trabajo (con seis millones y medio de parados podían cambiarle el nombre) debieran
figurar los teléfonos de las principales entidades privadas que gestionan
fondos de pensión (en rojo las que tienen en sus consejos de administración
miembros del gobierno o afines), una relación de productos estrella que nos
aconsejan (homologables a las magníficas preferentes) y un código promocional de
descuento para los cien primeros previsores que se acojan a la espléndida idea
de sumar una sobrepensión a la escuálida que le anuncian.
Ah…
y sobre todo, que a nadie se le olvide dar las gracias a Tomás por la
exhibición de transparencia. Podría haber maquinado todo esto en silencio como
hacen otros y dentro de unos años (cuando ande en las Seychelles) los
indocumentados podríamos acusarle con razón de traidor. Mucho mejor saber la
verdad, por dura que sea.
Los seguros privados estarán frotándose las manos. Toda la vida trabajando, pagando impuestos y cotizando para que luego no tengamos derecho a una pensión. Esto es progresar? Y lo triste es que aun así la mayoría que vota sigue votando a la derecha! Como si a todos les salieran los ahorros por las orejas. Y la gente que ni se molesta en votar? Serán millonarios o algo. Es que no me lo explico de otra forma
ResponEliminaDesidia e incultura, amiga Cecilia....
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