Encontré
en un blog que lleva por título LA GAZZETTA DE LA APOCALIPSIS la respuesta a la
pregunta del millón. En cinco años hemos perdido lo conseguido en el pasado
(derechos) y lo que esperábamos del futuro (por culpa de las monstruosas
deudas). Y esta mañana las calles estaban tan mansas como siempre. ¿Por qué no
se produce una revolución?
El excesivo bombardeo de
información nos impide tomarnos el tiempo necesario para otorgar el valor
adecuado a cada información recibida y con ello, nos impide asociarle la
suficiente carga emocional como para generar una reacción efectiva y real.
Solo
pongo una pega. ¿Nos impide? ¿Quién? Si no invertimos nuestro tiempo
correctamente es una responsabilidad absolutamente nuestra y de nadie más. El
resto del diagnóstico me parece impecable. El movimiento se demuestra andando,
el que quiera que no le impidan que
se lea toda la entrada y que ponga en valor la información que reciba y que se
cague en la madre que parió a los que nos fastidian la vida o que mire para
otro lado, es su responsabilidad.
La
primera fase de la desactivación social se produce con el procesamiento de la
información. Los agentes interesados en mantener la docilidad del populacho no
tiene más que retorcerla y encriptarla para que los destinatarios desistan de
comprenderla. El pésimo nivel cultural de los ciudadanos y la derogación de la
cultura del esfuerzo empujan a la desidia general. Todo es muy complicado e
inaccesible, unos cuantos gritan denodadamente (los del mito de la caverna)
pero su voz no se escucha porque la multitud la ahoga gritando un gol de su
equipo preferido.
El
bombardeo constante de abusos no deja cargar la emoción de rabia. La
profundidad de la ira no excede de un escueto me gusta facebookiano o en un
tuit de 140 caracteres. Poca catapulta para poder derrocar un sistema sólido
que tiene todos los medios en su mano para domesticarnos por asfixia. Filósofos de barra de
bar que esgrimen su licenciatura en vida hacen apología del Carpe Diem para escapar a la lucha. Otros apóstoles timoratos rezan el virgencita
virgencita que me quede como estoy (aunque esté manco, sordo y ciego), otros místicos se acogen al
wishful thinking (pensamiento ilusorio, desear cambios sin trabajar para que
sucedan, confiar en varitas mágicas). Y cada vez la frustración nos lleva a una
mayor inacción. No way.
En
el caso de superar las dos primera trampas del sistema nos faltaría una última
prueba determinante. Qué experiencia de resistencia a la autoridad o al orden
establecido tenemos. Oponerse, resistir contracorriente, luchar con la razón
debajo del brazo en las cloacas y las catacumbas. Cuántas cicatrices nos han dejado los desafíos al poder.
Desengañémonos, esta asignatura no figura en el curriculum de la mayoría de los
ciudadanos. En tiempos de Paquito una parte de la sociedad conspiraba para recuperar algo tan precidado como la libertad, esta nueva sociedad que
florece a principios del siglo XXI no es capaz de pisar las fronteras de la
clandestinidad o de respirar insumisión para devolver las cosas a su sitio. Y eso el poder lo sabe y lo utiliza en
su beneficio para que sea imposible llegar al punto en el que se den las
condiciones para una revolución.
¿Alguna
pregunta?
El problema es que no estamos en Estados Unidos, tú deja que se puedan comprar armas y verás la realidad que nos habita, Saludo.
ResponEliminaLos americanos no escapan al dominio, se tirotean entre ellos y las élites tienen ejércitos personales. Saludos.
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