Circulaba por los mentideros de mi preadolescencia
con esa etiqueta de realidad sospechosa. No teníamos al Sr.Google para
consultarle la base científica del castigo divino. Sin darle credibilidad
los que habíamos empezado a deslizar nuestra mano por órganos laxos con
vocación erecta realizábamos íntimas revisiones oftalmológicas por si se
producía el más mínimo atisbo de borrosidad. Resumiendo, los agentes
autorizados de castración (curas) habían difundido sibilinamente entre púberes
incultos que si te la machacabas (versión grosera de la metafórica paja o de la técnica masturbación) fijo que perdías la visión.
Hay que decir que la naturaleza y sus impulsos vencían cualquier amenaza, sobre
todo, si algún alma caritativa alentaba
el fuego con revistas pornográficas que
actualmente compartirían estantería con el Hola o el Qué me dices.
Esta semana ha sido top ten de la risa el post
aparecido en el Aula de Sexo que publica el ABC en su edición digital. ¿Cómo se evita la masturbación? Mis
compañeros masturbadores y yo nos hubiésemos descojonado con semejantes
reflexiones. La ceguera sí que era un verdadero freno para los ejercicios
manuales, las chorradas que redactan estos neocapadores no hubiesen frenado un
solo derramamiento de semen de mi época. Pero ya saben que me gusta buscar tres
pies al gato, no quedarme en la costra de los que maquinan los perseguidores de
la carne (saben que nos perdemos por el placer y aprietan como cosacos).
Dios es amor, lo proclaman a los cuatro vientos
los seguidores del primer comunista (mira que le tengo rabia a ese calificativo
para Jesús de Nazaret). Dios puede que sea amor pero la mala ostia que gastan
sus seguidores es digna de ser reseñada. Las mujeres que abortan (y las que las
secundan) son unas insensatas y unas anormales. Los gays (qué coño, los
maricones de toda la vida), unos deficientes que se les puede curar con
descargas eléctricas. Y ahora, van a por las pajas.
No
masturbarse es posible, forma parte de la decisión libre de cualquier persona y
que es una muestra de madurez y valentía y no de debilidad.
Moraleja, los que caemos en los brazos de Onán (qué mala fama le quedó al tipo por eyacular
extramuros) podemos ser tildados de inmaduros y cobardes. Porque me sujetan
(expresión muy de mi tardoinfancia masturbatoria) que si no, me los como.
En
general el aburrimiento, la sensación de soledad, el miedo, el estrés y el
cansancio son situaciones que pueden inducir a la masturbación.
Si seguimos las pautas de los iluminados aguafiestas toda la
población española anda en estos momentos agitando sus órganos sexuales. Tendré
que llamar a Rosell (no el dimitido sino el capo de los empresarios) para darle
pistas sobre la baja productividad laboral española. Seguro que no han
considerado que en lugar de bajar los sueldos deberían precintar los lavabos
para que los curritos/as no se hurgaran en horario de trabajo.
Los
jóvenes que pasan tardes enteras en centros comerciales acaban “buscando
pareja” para pasar el rato. Los “rollos de una tarde” no te preparan para el
amor, más bien, te predisponen para compensaciones como la
masturbación.
Además desalentando el consumo juvenil. Yo creo
que McDonald’s, Burguer King y Desigual tendrán que responder estos ataques
retrógrados o se comerán un colín. Por un quítame allá esas pajas se van a
cargar la cacareada recuperación económica.
Ave María Purísima. Sin pecado concebida. ¿De qué
te acusas, hijo? Ayer por la tarde estuve revisando todas las entradas del Aula
de sexualidad, respuestas elaboradas por el equipo de profesionales que
conforman el Proyecto educación de la afectividad y sexualidad humana, adscrito
al Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra. ¡Vaya rollo,
chaval, al grano! Es que no vi ninguna respuesta a los casos de pederastia de
los sacerdotes de la Casta Madre Iglesia. ¡Hereje de mierda, vade retro satana,
vete a masturbarte con todos los insensatos, deficientes y cobardes y déjame en
paz.
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