Voz Ácida cumple un año. Ni se les ocurra entonar
el Cumpleaños Feliz que me da mucha rabia. Esta semana estoy un poco Sálvame,
llevo una de confesiones personales que ni la madre de la Campanario. Para tan
magno evento he reservado mis memorias políticas. No son muy extensas, tres
años como regidor de un ayuntamiento de formato reducido (10.000 habitantes) pero
suficientes para alguien con buen ojo (por aquel entonces todavía no me había
atacado la presbicia) y sin abuela.
¿Y por qué precisamente hoy? Como homenaje a la resolución de la Audiencia Provincial de Madrid, sección 16ª. ¿Por? Ha desestimado el recurso de
apelación interpuesto por el ministerio fiscal contra el Auto de 10 de mayo de
2013 dictado por el Juzgado de Instrucción núm 4 de Madrid. ¡Uf, qué mareo! Les
hablo de la denuncia que presentó Sorayita, la vicepresidenta, por el escrache
que protagonizaron los de la PAH en su domicilio sito en un selecto barrio
madrileño.
La señora Sáez de Santamaría Antón se quejaba de
que no había podido pasear a su niño por culpa de los exaltados que vociferaban
en su puerta exigiendo no quedarse en la calle para siempre por no tener cobijo
en el que resguardarse. La señora Sáez de Santamaría Antón acusaba a los violentos
verbales de pretender influir en su voto como miembro del gobierno
restringiendo su libertad de obrar. La señora Sáez de Santamaría Antón
denunciaba que la citada manifestación no había sido autorizada por su amigo
Fernández Díaz, que dicho sea de paso, con la intercesión de santa Teresa y su
mano incorrupta, nunca hubiera accedido a la petición de los manifestantes de
expresar sus opiniones a tan bella ministra. Los gritos de los rojos que se
concentraron ante la puerta de la señora Sáez de Santamaría Antón llegó a
extremos insostenibles, cómo se atrevieron a preguntarle a coro “Soraya,
Soraya, quién paga tu casa” o cantar la melodía insidiosa de “no son suicidios, son
asesinatos”. La policía no registró que el populacho la hubiese tildado de
mentirosa, lianta, corrupta, recortadora, fachosa u otros adjetivos más acordes
con su condición.
¿Y tus memorias políticas? Igual que en Sálvame se
irán dosificando para consumir posts en el segundo año de existencia de Voz
Ácida. Hoy traigo a colación el tema como consecuencia del manido escrache. Sí
que vale, es muy eficiente, sentir el aliento de los ciudadanos cerca de tu
domicilio es una garantía de rigor. Los políticos nacionales o autonómicos
están lejos, aparecen en un acto y desaparecen en un Audi a toda velocidad, el
afectado por alguna de sus decisiones no puede mas que proferir cuatro gritos
que repelen los vidrios tintados y blindados de sus vehículos oficiales. Los
cuerpos de seguridad del (los que mandan) Estado repelen con violencia a los
que se manifiestan. La denuncia de Sorayita buscaba criminalizar a los que
pudieran concienciarla de los desperfectos que produce su política. Cuando yo
era regidor (parezco el abuelo Cebolleta) me cruzaba con los ciudadanos en los
bares, en la calle, en los actos, en el ayuntamiento, en todas partes. Me
pedían explicaciones sobre las decisiones que tomaba y me veía obligado a tener
que ofrecerles respuestas convincentes. Los discursitos a pie de calle son poco fructíferos. Me obligaban arecordarles el programa electoral con el que me presenté y por el que recibí mayoría absoluta (toma medalla).
Me violentaron en alguna ocasión (grupos de presión interesada hay en todas
partes) y solo pude escabullirme con la razón de mi lado. Y todo por 300 euros al mes (dedicación parcial), Sorayita que cobra algo más creo que tiene incorporado en su sueldo una pitadita cada cierto tiempo.
Me parece muy interesante que los jueces no hayan
condenado el escrache a las primeras de cambio y hayan dado un margen de
confianza a los ciudadanos para que protesten con civismo ante sus
representantes y que estos se vean obligados a soportar el aliento caliente en su
nuca aunque desaliente (copio el verbo del juez en el auto) el paseo con sus
vástagos para que no escuchen la verdad tan de cerca.
El escrache no es más que un medio de presión, la primera etapa. La
guerra que tenemos que librar los ciudadanos para recuperar nuestro poder es la
instauración de las listas abiertas (les recomiendo la entrevista en Jot Down a
la catedrática de Ética de la universidad de Valencia, Adela Cortina). La
disciplina de partido evade de responsabilidad personal a NUESTROS
representantes. Es importante que sellen un compromiso personal con los que les
votan.
Sé dónde vives y sé lo que me prometiste.
Ahí ahí. Presión para la gente que dice que va a hacer algo por los demás y luego "donde dije digo, digo Diego". Es lo que tiene tener responsabilidades, que luego hay que atenerse a las consecuencias. Es así y lo será siempre.
ResponEliminaEspero que a ese juez no le busquen las cosquillas y, porque algún día loco se le pasó el plazo de pagar alguna factura, ahora nos lo inhabiliten.
Feli... ah no, que no quieres que te felicitemos.
Salut!!