Los chistes son implacables. Ahí va uno.
Competición de fuerzas de seguridad europeas. Objetivo: apresar al conejo más grande. La gendarmerie francesa se presenta orgullosa
en el estrado con un ejemplar de 20 kilos. Aplausos del público gabacho que
cree que aquello será insuperable. Los carabinieri italianos se ríen de sus
homólogos franchutes. Suben a la tarima y muestran un señor conejazo que lleva la aguja de la báscula hasta casi los 50 kilos. Los tifossi enloquecen aplaudiendo la caza
de aquel espécimen cebado hasta las orejas. Los del tricornio, la Guardia Civil
española, se parten de risa entre bambalinas por la ingenuidad de sus competidores. Fumándose un
caliqueño descomunal, el sargento de puesto, anuncia a la concurrencia que la
Benemérita (aquella que es digna de recompensa), el cuerpo de seguridad fundado
por el II duque de Ahumada en 1844 para proteger
el ejercicio de los derechos y libertades de los españoles y garantizar la
seguridad ciudadana bajo la dependencia del gobierno de la nación (eh,
Tejero), ha capturado un conejillo de tan solo tres toneladas. El público se exclama por
la barbaridad pronunciada por el responsable de la cacería (plena actualidad)
mientras la españolidad de la sala bate palmas a ritmo de rumba. El jurado exige
que el ejemplar aparezca en la tarima para que se juzgue la veracidad del
suceso (siempre desconfiando, seguro que son sociatas piensa el jefe de puesto). Una cuadrilla de la guardia civil arrastra un elefante hasta el centro
del escenario. Desvencijado, con la trompa fracturada por varias partes, con un
ojo a la virulé y con una zanahoria encasquetada en la boca se dirige al
jurado con voz temblorosa: ¡Soy un conejo, soy un conejo!
La Fashion Week Madrid ha sido una minudencia comparado con lo que se ha cocido con lo sucedido en Ceuta.El ministro de Interior fue el primero en salir a
la palestra a explicar lo sucedido. Con su cara habitual de
restreñimiento nos quiso convencer de que la culpa del luctuoso incidente era de los monitores de natación de los inmigrantes ilegales. ONGs que defienden los derechos humanos (qué banalidad) hicieron circular informaciones (malintencionadas a juicio de los innegables patriotas) sobre la utilización de material antidisturbios
en la expulsión en caliente que llevó a cabo la Guardia Civil en aguas ceutíes. Su director, el gran Cuco (experto en dar explicaciones con lo del Prestige), enseñó imágenes de una multitud enfervorizada lanzando piedras contra la
Benemérita. Intentaban justificar que se hubiesen disparado pelotas de goma (que nunca se había producido). ¡Qué
menos! Las imágenes pertenecían a momentos diferentes pero como si se tratase
de corto amateur el montaje los delató. Para finalizar el desfile de
impresentables la lengua viperina del presidente de Melilla, Juan José
Imbroda, exhibió un humor negro vergonzante cuando propuso que la defensa
de las ciudades autónomas del norte de África se dejara en manos de azafatas, y
todo, porque el PSOE había exigido aclarar los acontecimientos. Qué descaro, qué falta de confianza en la palabra de los esforzados defensores de nuestras fronteras, mira que no creerse que el conejo pueda pesar tres toneladas.
El descaro de los mediocres que nos gobiernan los deja en pelotas (no de goma precisamente) en tiempo récord. ¿Recuerdan estas palabras en sede parlamentaria en la defensa de la ley del aborto?:
“No podemos tener una postura profundamente egoísta consistente en sólo
valen mis derechos, porque si usted 'ese sólo lo mío' lo ejerce frente a un
concebido o no nacido, quién me dice que después en otra legislación no lo va a
intentar ejercer frente a una persona que efectivamente ha nacido".
Palabra de Gallardón. Os alabamos defensores de la vida.
Ja,ja,ja,ja...!! No me río, para nada, de todo lo acontecido en Ceuta y mucho menos de las explicaciones y justificaciones dadas por dirigentes políticos militares.¡¡ Me río de ese chiste!!! ¡¡Qué bien los pinta!!
ResponElimina¿De verdad creen que somos tan imbéciles?
Un besote, Jordi.
Se creen que somos más que imbéciles, lo siguiente. Besotes.
ResponEliminaSi tuvieran vergüenza dimitirían. Ahora supongo que algún tribunal los juzgará, no?
ResponEliminaAquí no dimite nadie, está prohibido.
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