Excedía
la velocidad permitida, iba por encima de sus posibilidades. Procedente del
chalet de la sierra (hipoteca a 25 años) se dirigían a la casa adosada en
barrio residencial (hipoteca a 40 años) en un vehículo de gama alta (crédito
personal a 10 años) hablando por un móvil 3G (cedido por una compañía
telefónica generosa). Aunque le habían avisado del riesgo que comportan los
excesos él se creía abonado a la buena fortuna. La colisión frontal con un
camión de la marca Crisis fue inevitable, un accidente descomunal, en unos
segundos aciagos lo perdió todo. No se pudo proceder al rescate inmediato del
herido porque el empleado mediocre de la central de urgencias (un verborreico de
cejas arqueadas) no supo activar el protocolo que demandaba la intervención de
los bomberos para que pudiesen descerrajar el amasijo de hierros en que se
había convertido el vehículo. Las ambulancias tampoco habían seguido las
revisiones reglamentarias y faltaban algunos elementos que eran imprescindibles
para la atención del accidentado. Lo evacuaron por vías secundarias porque los
accesos al hospital estaban cortados por obras eternas que no servían para nada
más que para engordar los bolsillos de los contratistas. Al llegar al hospital se
encontraron con la desagradable sorpresa de que no había quirófano disponible
porque el gerente anterior había desvalijado la caja fuerte llevándose a un
paraíso fiscal todos los fondos para atenciones de urgencia. El desafortunado
ciudadano tuvo que ser atendido en una sala de espera habilitada para la
ocasión expuesto a todos los microbios, propios y ajenos. Mientras todo eso
sucedía una pantalla de plasma pedía paciencia y comprensión a los familiares
del accidentado que no podían replicar a la enfermera que les hablaba desde una
terminal que estaba en la República Dominicana. Al cabo de media hora salió
impresa en una cortinilla amarilla que se desplazaba por la pantalla a una
velocidad exasperante. El parte médico virtual anunciaba que habían tenido que
amputarle los dos brazos al paciente pero que no se temía por su vida. Al cabo
de una hora, cuando los familiares creían que lo peor había pasado se
encontraron con un nuevo sobresalto, un texto impersonal y sin delicadeza les
informaba que tampoco se habían podido salvar las extremidades inferiores. La
noche fue muy larga, paulatinamente perdió la vista, la voz, el intestino grueso, la rabadilla y parte del bazo.
Los familiares se fueron preparando para lo peor, la noticia que nadie quiere
escuchar pero que en un momento determinado puede suponer un alivio. La palabra
tabú se fue ocultando entre la atmósfera enrarecida de los que esperaban pero
nadie se creía que no sería el final de túnel. Pasaron muchas horas sin que la
pantalla de plasma diera novedades.
Hacia el mediodía la tensión llegó a
límites aconsejables y se mascaba la tragedia. Un mensaje escueto anunció que
en breve saldría a informar en persona el médico que dirigía el equipo que
había intervenido al paciente y que había seguido durante toda la noche su
evolución. ¿Esperanza? ¿Aceptación? Nadie sabía qué callejón coger. A la hora
del ángelus, con un traje impecable rematado con una corbata de rayas rojas y
amarillas apareció un repeinado galeno que puso unos folios encima de un atril,
miró a las personas que se habían reunido a su alrededor y dejó que unas
palabras de consuelo inundaran sus oídos famélicos.
-
- El paciente respira.
Como respiramos todos los ciudadanos de este país, casi con asistida.
ResponEliminaMe encantó, besotes.
O mucho debería ganar ese que conducía o los gerentes no podían lavar el dinero sino era con "lavacredit, otros lo harán por usted".
ResponEliminaMe alegra volver a encontrarme con esta " voz ácida". Saludos.
Aquí estamos a para dar un poco la matraca y si gusta pues mucho mejor.
EliminaJordi, te acabo de dar una mención especial. Se llama LIEBSTER AWARDS para animarte a seguir creando y blogueando. He aquí el link con los deberes del premiado:http://pagoportrabajar.wordpress.com/2013/09/05/gracias-mil-a-toctoc-vintage/
ResponEliminaEs un poco rollo piramidal, pero bueno hace ilusión recibirlo.
Abrazos
Lo peor es que se lo has dado a Jordi de la Cruz y yo soy de la Torre, pero agradezco tu promoción y aunque paso de estos premios sí que te envío un beso por el reconocimiento.
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