¿No han quedado impactados por esas grandes
exhibiciones de fichas de dominó o similares que cuando impactan unas contra
otras de manera sucesiva crean figuras o efectos visualmente atractivos? Un
desvío, un descuido, frena la cadena y todo se va al garete. Pues ya me tienen
ahí a mí, mi especialidad es bloquear una ficha para que lo previsible se
convierta en imposible. No es nada fácil, requiere una valentía y una habilidad
fuera de lo normal (y no tener abuela).
Prescindiré de los adornos y voy al grano con una
narración telegráfica.
1. Primera
fase. Adolescente busca quebrar autoridad del profe (deporte favorito). Monta
pollo. Profe expulsa. Se niega a abandonar la clase. Profe amenaza con buscar
director. Alumno reniega (sin llegar al insulto) y pega portazo. Alumno
expulsado busca a psicóloga de guardia para relatarle sus problemas. Oreja proclive
dispuesta a salvar adolescentes de las garras del fracaso escolar o a ejercer
paternidad/maternidad indirecta ofrece comprensión a un relato espeluznante
contra profe expulsador. Psicóloga se ofrece para reconducir situación intercediendo ante profe expulsador. Profe expulsador se niega a componendas poco claras,
quita ficha y no siguen las caídas por esa parte.
2. Segunda
fase. Alumno busca director que lo recibe a cualquier hora. Director
acostumbrado a tener información privilegiada sobre profes para tenerlos
cogidos por cataplines escucha relato de alumno cada vez más cabreado porque no
le salen sus tácticas básicas. Alumno ofrece a director testimonio de otros
compañeros (dominados y comprados) contra profe expulsador (ya casi la
reencarnación de Bin Laden). Alumno aprieta el acelerador amenazando con que
vendrán sus padres y la liarán (ya tienen práctica porque en casa no hay quien
aguante al niño y hay que encontrar chivos expiatorios en el exterior). Directora que no quiere
problemas con padres (cuestión de imagen y de evitar que vayan a inspección)
pone cara de circunstancias, alumno sabe que ha calado su amenaza. Directora
llama a profesor expulsador y ofrece verosimilitud a la historia inventada por
el alumno. Se le acusa (con testimonios secretos de otros alumnos amigos del
expulsado) de violencia verbal. Se le insinúa que el inspector está al caso de
las denuncias anónimas (cómo). Profe expulsador se cuadra y pide que todo las
acusaciones se formulen por escrito para que se pueda defender en condiciones. Por
la vertiente superior se frenan las colisiones de fichas del dominó y se encauza
toda la fuerza de la mala leche del alumno expulsado a un enfrentamiento a
muerte entre profe expulsador y madre coraje (que propaga que hay muchas madres en contra de profe expulsador).
3. Tercera
fase. La madre entra en la reunión como un Mihura, dispara amenazas a la
velocidad de la metralleta, busca careo entre los protagonistas. Profe
expulsador inmutable. Madre pierde fuelle. Profe esgrime argumentos y deja a las
claras que no cederá ni por un segundo su autoridad a un adolescente
malcriado. La furia se convierte en diálogo y al final en lloriqueo de la madre
que no sabe qué hacer con el manipulador.
4. Cuarta
fase. Alumno expulsado vuelve con el rabo entre la piernas al aula, afrenta a profe expulsador con la mirada (si las miradas matasen) y espera agazapado su
oportunidad para volver a atacar al cabrón que ha neutralizado sus mejores
armas y sus ansias de poder.
To be continued.
Es flipante lo que tenéis que aguantar los profes. Yo lo vi cuando fui al instituto y luego con amigos que han acabado siendo profes. Primero, a mi entender, no os preparan suficiente en didáctica. Muchos profes que tuve eran unos expertos en su área pero no sabían transmitir. Se limitaban a hacernos tragar lo que ponía en el libro de texto y luego ponernos a hacer los ejercicios (que luego ni siquiera corregíamos). Fui una de esas alumnas con curiosidad, con ganas de aprender, para hacer algo en la vida. Pero los profes ya tenían bastante entretenimiento discutiendo con los alumnos que solo pensaban en cómo hacer tiempo para que terminara la clase sin haber avanzado en el temario.
ResponEliminaPara los que no quieren estudiar, el instituto es un coñazo porque no quieren estar ahi. Y para los que quieren estudiar, el instituto sigue siendo un coñazo porque tienen que soportar jaleos y pifostios varios. Y es que sigo pensando que meter a 30 adolescentes en un edificio durante 6 horas diarias me parece una barbaridad. Pero otras opciones serían demasiado caras. Pero voy a hacer una pregunta a ver qué te parece: ¿Qué tal si pusieran dos profes por aula? El experto que condujera la clase y otro que se encargara de la atención personalizada. (Aunque con esa medida se tuviera que bajar el salario para compensar...)
Por una vez estaré de acuerdo con Wert, más medios no aseguran mejores resultados. Y ahora discrepo de él, con más medios bien invertidos se mejoran los resultados. ¿O no? ¿Qué son los resultados? ¿Qué pretendemos "fabricar" en los institutos? Más medios para fabricar analfabetos es una chorrada. Pocos medios para fabricar librepensadores es una chollo. Creo que la intencionalidad de la institución escolar actual es muy clara, es un vivero de docilidad. En fin, en breve, si pongo en orden mis ideas, publicaré un ensayo donde explique mis ideas.
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