Los amigos están más prestigiados que los
enemigos. La bondad gana por goleada al odio. El buenismo imperante es un vendaval, no hay color. La confianza de los victoriosos les hace declarar
obviedades lelas. Era muy amigo de sus amigos. Yo me imagino a alguien
saliendo en prime time y diciendo ante todo el planeta que odia a muerte a sus
enemigos y que desea su muerte, no me vean el lío que se formaría, cárcel
mediática como mínimo.
Pintura de Xue Jiye
Hace unos días me apareció un enemigo por el blog
(ya entienden el origen de la disertación). Se creó un ofensivo nick en google
(molestias, energía) para preservar su anonimato (me ha dejado pistas
subliminales como la lengua en que escribe) y me atacó al tuntún. Le borré el
absurdo comentario en acto de servicio del basurero cibernético. Al día
siguiente me lanzó un crochet apelando a la libertad de expresión. Con un nick
diferente (más energía, más molestias). Estaba llamándome la atención como un
niño pequeño que pide teta. Caí en el error de borrarle el comentario otra vez
y negarle mi dedicación. Hablo de error porque mi energía seguía presente en su
provocación. Los enemigos chupan más que un Ferrari, consumen fuerzas y mente,
se vivifican con nuestras muertes. Lleva cuatro días que no da señales de vida
y me encuentro como huérfano. Qué fácil es llevarme a la guerra.
Los enemigos no siempre los elegimos, surgen en el
camino y hay que lidiar con ellos. No gusta tener una sombra en la espalda que
vigila nuestros movimientos para encontrar el momento idóneo en el que pueda empujarnos
al hoyo. Eso provoca un fuerza subterránea de conciliación, un perdón
ficticio ante las afrentas, la parte más animal del ser humano clama siempre
venganza (otra gran desprestigiada) pero la incapacidad de convivir con la gran incertidumbre muta en mano
extendida para despejar los nubarrones del futuro despejado. No es un método muy eficiente, los grandes enemigos no aceptan estrechar nuestra mano, y bien que hacen. También hay que decir que cuando pasamos
los primeros miedos el camino se hace más llevadero, una inusitada fortaleza
nos hace creernos invencibles, hasta que aparece otra sombra o hasta que la
anterior nos da un traidor sartenazo.
Hay clases de enemigos. Enemigos involuntarios,
enemigos sorpresa, enemigos peligrosos/inofensivos, enemigos con piel de
amigos, enemigos colectivos, enemigos históricos. El peor es el enemigo íntimo,
el que nos desdobla y nos arrincona contra la pared. El que nos desnuda
recordando nuestros deseos más inconfesables, el que se aferra a los fracasos
para refregarnos por los morros nuestra supuesta incapacidad. Al enemigo
exterior lo podemos eliminar en legítima defensa, qué hacer con el miserable
que nos devuelve el espejo. Deshacerse de él es renunciar a parte de nuestro
pasado y de los proyectos que tenía el muy ruin para nosotros. Creo que eso de
reinventarse tiene que ver con dar sepultura al enemigo íntimo.
Pues sí. Toda persona que haga uso de su libertad de expresión tiene un enemigo al menos. Y bendito sea, porque esa es señal de que esa expresión llega, de que pica. Y que digan lo que quieran. Que para eso está la libre expresión. Eso sí, que los detractores no pretendan ni que les escuchemos, ni que no limpiemos sus improperios. Faltaría más. Que cada uno en su blog hace y deshace lo que quiere. Es lo que tiene internet, que da el anonimato suficiente para sacar la valentía de cada uno. Pero es una lástima que esa valentía se use para descalificar otros pareceres. Cada uno tiene su forma de pensar y nadie tiene toda la razón.
ResponEliminaEnhorabuena por tu troll! Como decía Mafalda, ¡¡sonamos!!
Sonamos todavía poco, pero el partido es como acaba no como empieza. Besotes.
Elimina¡Elogio al enemigo! ¡Me encantó! Yo creo que deberías darle vidilla y no eliminar los siguientes comentarios... Siempre digo que algunos enemigos nos dignifican... Pues eso... ¡Un saludo!
ResponEliminaJoder Ramón, un poco más y pienso que eres tú mi enemigo, debajo tuyo lo tienes...
EliminaGlups... ;)
EliminaVull pensar (m'agrada) que et refereixes a mi. I no menciones el motiu dels meus comentaris al teu blog en cap moment (em sorprèn d'una persona tant reflexiva), en especial el segon comentari en que t'indicava la meva sorpresa per haver esborrat el primer comentari. I no no soc cap enemic i si considero que ets patètic en totes les teves "reflexions" i si m'agrada mirar el que fa "run-run" per la xarxa i si m'agrada expresar-me malgrat et molesti. Salut.
ResponEliminaPara ser patético sí que me dedicas líneas. Y gracias por lo reflexivo. ¿Run-run? Venga ya, te escondes muy mal.
EliminaPor cierto, no te dedicaré más espacio, este es un blog patético que no admite lumbreras como tú. Si opinas (aunque sea contra lo que expongo) te dejo existir, si me faltas al respeto, móntate un chiringuito que es gratis.
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