Hay una palabra que me tiene endemoniado
últimamente. ¿La adivinan? ¿Pistas? Todos los partidos presumen de ella (y como
dice el refrán carecen de la misma). Se hacen leyes para defenderla cuando en
el fondo quieren exterminarla. ¿No? Venga, si os rendís, la digo.
TRANSPARENCIA.
El Parlament de Catalunya tiene una actividad
consistente en desplazar un diputado a los institutos para que los alumnos de
segundo de Bachillerato puedan formularle preguntas. Supongo que esta actividad
nació en los tiempos tranquilos, antes de la conquista de las plazas por parte
del 15M y por supuesto, de los recientes y denostados escraches. El protocolo
de actuación que envían al instituto es decimonónico, con sus pasamanos,
presentaciones protocolarias y sus agradecimientos ridículos. Vale, por ahí
paso, pero donde me atranco es en el lastimoso ejercicio de transparencia (ahhgsss…
qué rabia) que envuelve toda la visita. Ni los alumnos, ni los profesores, ni
los miembros del equipo directivo conocen hasta el último segundo quién es el
diputado que nos ha tocado en suerte. Supongo que consideran que tanto da al
partido al que pertenezca o la posición que defienda en el cuestionado
Parlamento. Es cierto que la disciplina de partido los ha convertido en sujetos
pasivos que desarrollan una tabla de gimnasia sueca consistente en levantar y
bajar la mano a toque de pito. Supongo también que temen que los gaznápiros les
copien el famoso Qué se jodan o que les recuerden que en el hemiciclo no se
puede hacer sodokus o visitar tiendas virtuales de lencería fina. O cobrar
dietas de desplazamiento sin desplazarse o embolsarse dinerillo por asistir a reuniones
fantasmas o estar pluriempleados o imputados o…. Vale, vale, un respeto también
para los parlamentarios honrados
(¿quedan?)
Vuelvo a la cacareada transparencia. Los
tutores de segundo de Bachillerato han motivado a los alumnos para que formulen
preguntas coherentes (primer filtro sibilino) y la dirección disimuladamente, por
supuesto respetando la libertad individual (nadie se le ocurra dudar de ello),
las examina con la peregrina excusa del tiempo, imagínate que se quedan en el
cajón las más dóciles o las que mejor dan juego a la plática estéril del
representante público. Imagínate que nuestros alumnos se atreven a levantar
ampollas, a castigar a la demagogia cara a la pared, o a destapar cloacas bien
selladas. La palabra polivalente que todo lo cura es la que mueve a los
rectores de mi instituto: NORMALIDAD (otro vocablo que empieza a ganarse mi desprecio). El asesinato de la libertad de expresión tiene que parecer un
accidente.
Ahora ya entiendo cómo se llega a la pantalla
de plasma que protege al presidente del gobierno de las preguntas molestas.
Como casi todo, ya lo enseñamos en la escuela dentro de eso que llaman
curriculum oculto.
Jordi, me gustó mucho como expresaste tu opinión.
ResponEliminaDesde Buenos Aires te digo "que en todos lados se cuecen habas" y la cacareada transparencia está en boca de los más oscuros.
Saludos
El ser humano tiene actitudes que provienen desde las cavernas... decir una cosa y hacer la contraria, por ejemplo.
Elimina¿Curriculum oculto o .... TRANSPARENTE?
ResponEliminaMe parece que este post tiene una acidez entre líneas, por lo que te felicito por lo bien que has escogido las palabras, taaaaan dóciles.
No lo escribirán en ninguna programación pero el control es evidente. Saludos.
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