Activen la función cerebral Imaginación (opcional la música de Lennon). Sitúense en medio del desierto,
con una tormenta de arena del copón y sin brújula. ¿Sí? Treinta morlacos/as
(adolescentes) pidiéndoles la salida del atolladero, necesitan saber dónde se
matricularán el año que viene. Plazas limitadas y condiciones defectuosas. La cuadratura
del círculo. Desactiven la función Imaginación y activen la de Virgen de los
Imposibles.
Pongamos los puntos sobre las íes, o lo que es
lo mismo, descifremos las metáforas. ¿Por qué el desierto? Porque el mundo
laboral está un poco así, por muchos brotes verdes que quiera ver la ministra
de Trabajo (básicamente para no quedarse también en paro) no hay profesión que
se resista a la crisis y sus recortes. Sigamos. La tormenta de arena nos la
explica perfectamente sir Ken Robinson en su archiconocida conferencia La
escuela mata la creatividad.
Dice el dicharachero conferenciante que la mayoría de empleos que ocuparán
nuestros alumnos están todavía por inventar. Nosotros tuvimos un mundo más
estable, muchos nos dedicamos a esto de la domesticación de adolescentes porque
tuvimos un domesticador que nos sedujo tanto que caímos de cuatro patas en la
profesión. Otros porque vieron a su padre notario (menudo chollo), bombero o
policía. La madre o la tía o la vecina bióloga, abogada o corredora de bolsa
fueron la flecha que marcó el camino. ¿Cómo se pueden apasionar nuestros
pipiolos de algo que todavía no existe? ¿Llueve arena o soy un exagerado? El
último factor a analizar es la brújula. Aunque las dunas parezcan todas
iguales, aunque la ventisca no nos deje ver más allá de un par de metros, el
aparatito que marca siempre el norte puede sacarnos del entuerto. La brújula
está dentro de nuestros alumnos, marca sus pasiones y sus capacidades, sus habilidades
adquiridas o innatas y sus sueños. La mezcla de ambos componentes que era la
fórmula ideal para la orientación profesional hace unos años ahora marca un
norte incierto.
-
-Papa, yo quiero ser periodista.
La boca llena de Wishful Thinking (pensamiento
ilusorio) se topa con una avalancha de realidad. Cómo malgastar tu vidalaboral: la trampa de la vocación. Primer zasca. Y para completar el halagüeño
panorama una retahíla de ERES en los principales medios de comunicación del
país (con mayúsculas de Cebrián).
-
-Yo tengo un proyecto.
El resabiado muchachote ejerce de segundo
entrenador de un equipo alevín. Se pasa los días garabateando en una libreta
tácticas y métodos de entrenamiento. Ya le tiene echado un ojo a un ciclo de
grado medio sobre la materia. No se pierde un partido de Primera y adora a Pep
Guardiola. No sabe nada de la economía de los clubs españoles. Yo le pasaría el
vídeo del economista José María Gay de Liébana (profe de economía clarito donde
los hubiere) para que comprenda que o le toca una quiniela o es muy difícil que
puede comer de la pelotita.
Y qué hacemos se preguntarán padres, profes de
cuarto de ESO y segundo de Bachillerato, además del público en general (las
pensiones nos las tienen que pagar los desorientados). La mayoría de orientadores
siguen sacando los manuales desgastados en medio de la tormenta y circunvalan sin demasiado sentido. Nadie les criticará porque se mueven, pero sin sospecharlo están en el mismo punto. Otros, como un servidor, de momento, prefieren chafardear los catálogos de
brújulas: Diez jóvenes que han convertido sus ideas en negocios millonarios.
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