La motivación de una actividad es fundamental.
La profe anuncia provocadora: ¡Entrevista vampira! Las nenas de la clase se flipan pensando
que les pasará lo último de Crepúsculo. Se quedan a cuadros cuando el prota es
un tipo enclenque de 22 años, que desde los 15 está dando vueltas por el mundo
en una silla de ruedas. De qué va, si al menos se pareciera a Justin. Guapo,
rico, famoso, esos son los ídolos de la juventud actual, ése es su sueño. La profe
creía que la pasión viajera del protagonista de la entrevista, sus ansias de
libertad, su arrojo, serviría para rescatar a los pimpollos de la apatía en la
que viven, un estímulo para imaginar otra vida diferente a la que viven
fusionados en el teclado de la Blackberry, existencia virtual con calefacción y
pizzas cuatro estaciones. La profe (siempre tan ingenuos y tan creyentes en la
capacidad transformadora de la educación) les proyectó en la pizarra digital
una de las entrevistas de Albert Casals.
Fue sentir las primeras palabras del pirata de
pelo azul y la jauría de comodones empezó a disparar con bala. Los machitos del
grupo insinuando que los viajes del chico se debían al consumo de
estupefacientes. Siempre tan simpáticos e imaginativos. La profesora,
encabritada de ira, les exigió una redacción como castigo por su poca
sensibilidad. No se pierdan las lindezas, hablan de nuestra sociedad y sus
tópicos, es obvio que esta generación también ha puesto precio a la cabeza de
los piratas.
“Para mí
este chico no tiene ninguna credibilidad, un niño que a los 5 años no quiere
regalos, no es normal”. El autor de la célebre frase anda obsesionado con
las dimensiones de su falo, seguidor acérrimo de Gandia Shore (programa
vomitivo donde los concursantes fornican sin ton ni son), es lo único que le
ofrece credibilidad (palabro) en la vida.
“No creo
que sea buena idea lo que ha hecho Albert y menos que los padres con tan solo
quince años lo dejen viajar solo y además haciendo autostop. Si no tienes
dinero no te largas y punto, por mucho que confíes en tu hijo no lo puedes
mandar tan lejos”. Una Chony marimandona destructora de tímpanos ajenos
suspende en riesgo y libertad.
“Pienso
que debería viajar con su familia o con alguien que le acompañara porque con 15
años todavía es muy pequeño. Lo que es increíble también es que con 3 años
tocase el violín y con 7 se leyera un libro bastante grande”. Aseveración trascendental de la doble de Sara Montiel (su neceser nave
industrial contiene todos los potingues de los chinos para embadurnarse hasta
desfigurar su rostro). Le sorprende todo lo que no sean sus calcos de series
americana fashions.
No puedo dejaros con mal sabor de boca. Siempre
hay alguien que se salva de la mediocridad.
“Pienso
que es una de las pocas personas que ha luchado realmente por sus deseos, es un
ejemplo para todos, para tenerlo bien presente. Si no lo intentamos no podremos
hacer realidad nuestros sueños”.
Leve amnistía del fugitivo. Pero que sepa que
no tiene predicamento entre los que deberían adorarlo. Tal vez lo encuentre
entre los padres que refugian a adolescentes de treinta años. Nunca se sabe
cuál es tu target.
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