Yo no entiendo a esos exaltados que gritaban
ayer por las avenidas de las grandes ciudades de este país (medio parado) contra
los rectores educativos. A mí me dan todo lo que necesito. ¿Un enchufado? Puede
ser. El viernes pasado me pusieron en la clase un inmigrante de carne y hueso cuando
más lo necesitaba. El tema 15 de Ciencias Sociales de Tercero de ESO versa
sobre las migraciones en un mundo globalizado y por arte de birlibirloque me
encontré con un senegalés en la clase de Tercero B. ¡Chúpate esa! Ni David
Cooperfield, ni el gran Houdini, ni el más cercano Tamarit.
Hamady lleva un mes
en España y me lo plantan en clase para mi uso y disfrute. No tiene ni zorra
idea de castellano (y obviamente tampoco de catalán), habla francés y yo soy
anglófono. No hay problema, los signos llegan adonde no llegan las palabras, a
partir del próximo día nos comunicaremos con el google traslator.
Última hora del viernes, diez acelerados
señalándole como si fuera un mono de feria, ¡un nuevo! ¡un nuevo!, los ojitos
blancos resaltando sobre una piel negra como el azabache (Platero y yo). Nadie
me avisó de su llegada, no conocí su informe de escolarización, ningún recurso
adicional ni falta que hace. En la clase ha nacido una seta por esa confianza
ilimitada que tiene los rectores educativos en mí (y los rojos insaciables
chillándoles en día de lluvia, serán….).
Antes de iniciar la clase tuve que echar a dos
zánganos a la calle. Un gitanillo con ganas de quedarse conmigo y un magrebí
tontorrón que no para de molestar. Tengo asegurado el calificativo de racista, suerte que con otros gitanos juego a petacan que si no... Lo único que se me ocurrió para interaccionar con
Hamady fue utilizar a su amable compañera de traductora y solicitarle que me
hiciese un pequeño curriculum vitae ni que fuese en francés que ya me las
apañaría para traducirlo. Al final de la clase me entregó un papel con unas
líneas sembradas de caligrafía ortodoxa. Después de explicarme su trayectoria
escolar me hizo una firme declaración de intenciones. Comme vous me voyez, je suis serieux, j’aprend mes leçons, jo respecte
mes professeurs. (Como usted puede ver, yo soy serio, yo aprendo mis
lecciones, yo respeto a mis profesores). El inmigrante senegalés tiene una
capacidad de observación (pesquis) interesante. Ha captado en pocos minutos que
compartirá hábitat con alumnos poco respetuosos, poco trabajadores y poco
serios. Hamady ha ido más lejos en su
propuesta inicial. Si vous pouvez m’aidez
a me bien exprimer en español ça me fera plaisir. (Si usted pudiera ayudarme
a expresarme bien en español sería para mí un gran placer). El vendaval de
respeto que me llega de este chico ha estimulado sin límite mis ganas de
enseñarle todo lo que pueda. Algún pedagogo con pedigré me ha diagnosticado síndrome
Burn Out (profe quemado), ha justificado la acidez de mi visión por culpa del
desaliento que me causa una multitud de alumnos no están ni un ápice
interesados en lo que yo les tengo que enseñar. Obviamente ante tal muro de
desidia yo debería estar tocando las castañuelas. Tendré que fortificar al noble chavalote para que algunos compañeros (muchos de ellos
también inmigrantes de los que salen en el libro en el tema 15) no lo corrompan,
para que no se contagie de la vagancia y del acomodo, para que no derroche las
oportunidades que le ofrecerá el destino de escapar a la etiqueta de carne de cañón que
le sobrevuela peligrosamente.
Que no se me olvide felicitar al inspector por
darme esta oportunidad para volver a sentirme professeur.
Muy interesante el punto y el enfoque. El caso cada vez más frecuente de "Burn Out (profe quemado", le añade tela para cortar. Saludos, maestro.
ResponEliminaUn profesor, igual que un arquitecto o una cajera de supermercado, tiene que sentirse útil. De lo contrario empiezan los incendios interiores.
ResponEliminaQuerido Jorge,
ResponEliminaMuchas gracias por invitarme a tu blog. Me encanta crear red, y nos parecemos mucho, dado que los dos usamos un blog para reflexionar.
He leído el artículo con interés. Lo que describes podría ser alguna de mis aulas. Añádele además que yo enseño inglés, por lo que no es infrecuente tener media clase que no entiende NADA. Por otro lado, te podría decir que esta realidad la llevo viendo 21 años. Siempre he trabajado en el cinturón industrial, y tengo un 70% de emigración en el aula.
Por un lado, he perdido la esperanza a que esto se arregle, o a que la administración y la sociedad se den cuenta de lo mal que lo estamos haciendo entre todos, o a que muchos padres y alumnos entiendan que lo que tienen es un frágil privilegio que se está resquebrajando.
También he visto que conoces la PNL, como yo.
Desde hace unos años, yo solo quiero cambiarme a mi misma. Mi postura es la de hacer lo que puedo por mis alumnos; y punto. A pesar de los pesares. No necesito más que darles a mis alumnos que quieren las herramientas para que ellos puedan avanzar. Llegar aquí no ha sido fácil, pero funciona lo suficientemente bien como para dar sentido a mi trabajo como docente.
Tampoco quiero otorgarme méritos que no tengo. Trabajo en el aula a media jornada, lo que me permite tomar perspectiva y pensar con calma.
Tienes mi manera de ver las cosas en www.myteachingskills.eu (en inglés).
¡Seguimos en contacto!
No sé si mi nivel de inglés me dará para leerte pero me esforzaré. Es cierto, tenemos una visión de la enseñanza muy pareja. La subsistencia es un objetivo loable en esta educación que se cae a trozos. Es obvio que muchos desertaríamos a tareas más gratificantes. Demasiados factores externos (administración, sociedad, entornos familiares) condicionan nuestra actividad docente y cada vez el bólido presenta más deficiencias. En fin, seguimos dando pasos, 20 años de actividad profesional y de reflexión sobre la misma no pueden caer en saco rato.
ResponElimina¿crisis u oportunidad? ¿problema o reto? Cada cual elije como quiere percibir la realidad. Es una cuestión de actitud.
ResponEliminaCon todo que no falten en la mochila dosis de perspectiva y coherencia. Y si son aderezadas con algo de humor... éxito asegurado.
Felicitats pel blog mestre.
La perspecitiva para mí es un gran angular que sube y baja, que abre y cierra, desde otra perspectiva todo cambia de valor. Un saludo.
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ResponEliminaComparto tu abatimiento causado por aquellos que no aprecian lo que tienen, desmotivadores por excelencia en cualquier ámbito, pero sobre todo a la hora del desempeño de una profesión que requiere vocación como es la docencia. Estos indeseables no solo estorban a los profesores que se merecen respeto, atención y admiración, sino que a los alumnos interesados en aprender también nos hacen la vida imposible. Lo único positivo que extraigo de este sufrido día a día es que he desarrollado una capacidad de abstracción inimaginable para ellos, para ignorarles continuamente y no salir más perjudicada de lo que ya me hacen estar. Porque realmente tener una clase de compañeros vagos es un auténtico suplicio cuando no compartes su dejadez. Si aguantar su jaleo y sus tonterías no fuera poco, no os digo a la hora de hacer un trabajo grupal cuando la asignatura así lo requiere; no traen los libros (ni siquiera se los compran), si por suerte alguno los trae, ni siquiera los ha leído, y si le da por leerlo no lo entiende... pretenden que se lo den todo hecho. Menuda panda de inútiles. Por cierto Jordi, no quedas como ningún racista, si alguien piensa eso, no sabe interpretar... si el gitano es tonto hay que decirlo, igual que si es blanco. Saludos.
ResponEliminamuy bueno,
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