La nueva situación política en España se puede interpretar en clave
matemática. Las mayorías absolutas tan habituales en el pasado prescindían de
los signos. La época de pactos requiere conocer el significado del + y del -. Los conocimientos sobre transfuguismo y las descabelladas alianzas que propuso en la semana siguiente a las votaciones avalan el conocimiento matemático de la gran Espe. Lo que le ha fallado ha sido la geometría, cuadrar el círculo para sentarse en el trono de Madrid es muy complicado pero todavía quedan horas por delante.
En época de crisis y corrupción a todo lo nuevo se
le atribuye un +. Más vale bueno por conocer que malo conocido. A aquellos que
se han repartido el pastel en los 35 años de democracia, alternativamente pese a las
discrepancias, se les ha colgado el – (casta, caspa…). Los – se han esforzado en
denostar a los +. Con un movimiento contable del bolivariano Monedero o un par de candidatos fascistoides en las listas de los Naranjas querían equipararse todos al neutro =. Los presuntos – atestados de imputados y mangantes
seguían esgrimiendo en su curriculum experiencia de gobierno (de mangoneo),
papel preponderante en la Transición, o sea, en el período de máximo esplendor de
libertades y de progreso ( y de docilidad), o la solidez de sus organizaciones ( apuntaladas con chollos, enchufes y cajas B).
No hace falta ser un lince ni primo hermano de
Aramís Fuster o Sandro Rey para augurar que esta legislatura de pactos (algunos
obligados por eso que se llama la gobernabilidad que no la gobernanza) acabarán
en una retahíla de mociones de censura cuando se tuerzan las encuestas o se
acerquen las próximas elecciones. El contoneo ideológico de los cuatro
magníficos (los + y los – y viceversa) acabarán petando a las primeras
divergencias en los temas sagrados que todos los territorios tienen. Las costuras
del amor forzado cederán para formar nuevos vestidos. C’ est la vie!
¿Y el populacho? A la expectativa, porque en el
ejercicio, en la praxis, en las leyes, en los gestos, se les verá a todos el
plumero.
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