dimecres, 5 de juny del 2013

LA PRIMERA VEZ



No quieres ser un pardillo. Lógico. Un poco de respeto sí que da, no hay que negarlo. Y el miedo a las consecuencias. Si se enteran tus padres... La tentación no atiende a responsabilidades ni a mandangas. Muerde las resistencias y los escrúpulos. ¿Quieres hacerlo? No sé, por una parte sí, me quitaría un peso de encima. Además, todos lo hacen, qué carajo, por qué voy yo a ser menos. Yo no quiero ser el tontito del grupo. Ha llegado el momento. Me lo pide la situación. Que sí, que ya lo sé, que las cosas a partir de la primera vez no serán nunca igual. Y este Pepito Grillo que no se calla ni debajo de agua. ¿Muy joven? ¿Cuándo es la edad ideal? La tentación golpeando el pomo de la puerta a todo meter. El corazón latiendo a mil. La cabeza llena de dudas. ¡Mierda con la primera vez!
¿Y esas caras? ¿Y esa babilla morbosa? Pero bueno… qué se creen ustedes. Ah, ya entiendo, se han deslizado por la pendiente que sugiere el título del post. ¡Menudos cochinotes! Lo que ustedes estaban evocando (sí, sí, no me lo nieguen que será peor) es la primera vez más primera vez de todas las primeras veces. Entrar y que entren en tu intimidad tiene una trascendencia que ya trataré en otra ocasión (guarden su excitación por el momento).
Mi primera vez se refiere a la primera vez que una persona se traiciona a sí mismo. La primera mentira. ¿Se acuerdan de la suya? Seguro que de la otra primera vez no se han olvidado, la carne sigue prevaleciendo sobre el espíritu. 

La investigación científica que he puesto en marcha sobre la primera mentira (cuatro preguntas a volapié a compañeros y amigos) me indica que quizás no fue tan trascendente la primera vez que cometimos el pecado (ocho de pinocho, no levantarás falsos testimonios ni mentirás) como la primera vez que fuimos conscientes de que entrábamos en una vereda peligrosa. También he descubierto (que se aparten la Nasa y Silicon Valley que viene un servidor) que el rédito de la mentiras influyen en su posterior multiplicación exponencial. El ser humano es capaz de desarrollar una destreza (como el que es ebanista o pastelero) para crear mentiras a la velocidad del rayo. Vean estos videos de tiernos infantes a los que les piden que proclamen a los cuatro vientos las excelencias de un yogurt previamente endulzado con sal y no se cortan un pelo.


Y este país y este planeta se ha convertido en un océano de mentiras que flotan como el petróleo. Tengo evidencias sobre lo que expongo. No sería comprensible que toda una María Dolores de Cospedal explique un trolón sobre el despido de Bárcenas que sembró la sociedad española de chascarrillos y que no se produzca su dimisión o su cese (tanto me da). En el fondo de todo este entuerto lo que subyace es que yo miento, tú mientes, ella miente, nosotros nos creemos la mentira porque mentimos, vosotros os la tragáis también porque estáis pensando en una para que nosotros y ellos mientan para salvarse de vuestra mentira. 
Y nosotros embobaos con las pelis, y saben qué, TODO ES MENTIRA. 


2 comentaris:

  1. Ostia! no jodas!
    TO-DO, TO-DO es mentira?
    Y si nos engañamos un poco a nosotros mismos también cuenta?

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    Respostes
    1. Las mentiras que les contamos a los otros necesitan de nuestra connivencia, o sea, nos justificamos para engañar al puñetero Pepito Grillo.

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