Yo
soy del Español y él del Sporting. No me digan que no tiene delito pertenecer a
equipos tan desgraciados. Lo que quiero decir es que nos gusta perder. Yo soy
un poco del Sporting desde que vi las oscarizada Volver
a empezar de José Luis Garci. Equivoqué el verbo, no la vi, lloré por
dentro con un José Bódalo impresionante, me desternille sin freno con el director
de hotel servil y pelota que encarnaba el memorable Agustín González. Mi
sportinguismo empezó en aquella escena
en que Antonio Ferrandis (el protagonista) presenciaba un partido en el palco del
Molinón con el presi Vega Arango y luego charlaba con Maceda (aquel central que
acabó en el Madrid). No me olvido de Encarna Paso y de los paisajes de esa Asturias verde como una manzana.
No
he estrechado su mano pero lo considero un amigo. No sé casi nada de su vida
pero sí que sé de su pasión por los libros y su incansable altruismo para animar a la
lectura en tiempos poco letrados. Me constan que las relaciones virtuales
tienen mala prensa, por supuesto que podemos ser engañados, pero no tengo claro
que ni más ni menos que con las amistades presenciales. La mía empezó con una
entrevista surrealista por skype, era una promoción en su página web Escritor
de oficio de mi recién salida novela LA VIDA EN ROSA (Acteon Editorial, 2007).
Ese flechazo inicial ha sido secundado por periódicos correos electrónicos, su valía como lector me ha llevado a proponerle que revise mis nuevas creaciones y siempre me ha
respondido puntual con una crítica rigurosa y concienzuda. Me cataloga como
alejado de la ortodoxia literaria pero con la infrecuente capacidad de no dejar
indiferente (incluso a él).
A
la espera de compartir una buena fabada (no valen las cibernéticas en este caso)
nos tanteamos por Facebook donde yo promociono Voz Ácida y él hace sus pinitos de
editor en la sombra y pensador crítico. Recomiendo su manual para escritores en tiempos de decadencia del libro físico: Cómo ganarse la vida escribiendo.
Jaime Gonzalo Cordero (les presento a mi amigo) me ha hecho un regalo y no me lo quiero guardar en la faltriquera, comparto. Me ha puesto sobre
la pista de un libro de José Carol que no tiene desperdicio, Cada día con Minerva.
La profundidad de
los 365 aforismos del autor catalán es descomunal. Me fascinó al entrar en el
atrio (prólogo de libro), encontrar una consciencia propia:
Disponemos de un recurso
infalible para dinamitar lo anodino del vivir diario. Dentro de nosotros
poseemos un dispositivo sutil y, a la par, poderoso que es capaz de subvertir
tanto despilfarro de rutinas, vulgaridades e insignificancias. Este gran
terrorista contra la tiranía de lo cotidiano, este eficacísimo guerrillero
adverso a las anodinas coordenadas de lo que hablamos, hacemos y repetimos
varias veces al día, este invencible comando que lucha contra el automatismo en
que nos movemos no es otro que el pensamiento.
O
lo leen por su cuenta o investigan en Facebook hasta encontrar el grupo que ha
montado mi amigo asturiano. Que no se lo tenga que repetir dos veces porque ha empezado a
chispear pero en cuatro días lloverá torrencialmente y necesitaremos paraguas
sólidos y diques de contención.
Interesante post, da ganas de investigar y de conoceros un poco más a ambos...
ResponElimina¿Cuál es el nombre del grupo en facebook de tu amigo asturiano?
El del libro de José Carol, Cada día con Minerva. ¿Ser objeto de investigación? De acuerdo, entrego mi cuerpo y mi mente a la ciencia,jajajaja.... Un saludo.
ResponEliminaDeberías tomar esa fabada, ya!! Hay cosas que no se dejan, creo que os alegraría a ambos.
ResponEliminaLeeré el libro, curiosidad.
Un besote
Por supuesto que caerá esa fabada hermanadora. El libro no tiene desperdicio. Besos.
EliminaGracias, Jordi. Muchas gracias. En cuanto a mi libro o panfleto, una advertencia: muchas partes son una parodia de los libros de autoayuda. Mezcló verdad y mentira.
ResponEliminaLa Puri nos presentó y mira cómo acaban estas cosas...
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