Complicado
oficio el de ser mujer a principios del siglo XXI. No vale la pena rememorar el
historial de desigualdades a lo largo de los siglos anteriores, es tan obvio como
doloroso. En estos tiempos postmodernos se suma al ejército enemigo un
adversario sibilino: la hipocresía. En las capas superiores de esta sociedad
políticamente correcta a nadie (excepto energúmenos como el alcalde de
Valladolid y otros irreductibles) se le ocurre esgrimir actitudes o postulados
machistas, faltaría plus, pero a la que se escarba un poquito se encuentran especímenes del Austrolopitecus Falócrata.
El
piropo (muy cañí), máximo exponente de la admiración por la mujer (un arte
dicen los defensores), se convierte en tres segundos en baboseo impertinente, en un par de minutos más en exabrupto degradante y en cinco nos encontramos al lobo que se ha quitado la piel de cordero, como el protagonista del corto que les adjunto.
El filósofo Torrente, guía espiritual del Casposismo, lo canturreó en Semos diferentes: “Menos mi madre y mi hermana, no hay coño que no esté en venta”. La doble moral del patriarcado, mi madre es una santa, mi hermana un templo y todo lo demás caza mayor. El macho critica lo que desea, exige una santa en el hogar y una puta en la cama. Dominador del destino y del vestuario, controlador de las amistades y los anhelos. El dominio invisible sucede en el subsuelo, en la trastienda de la intimidad, en la ominosa esfera que no controla la sociedad igualitariamente hipócrita. Vean a un esquizofrénico de manual.
La pantomima de las chicas de Femen en el Parlamento ha sacado a las ratas de la cloaca. La España más rancia no ha parado de hablar de las tetas de las muchachas dejando de lado el problema que supone la regresión en el aborto. Zorras, cochinas, marranas…
El
patriarcado está aquí, con piel de cordero pero con mandíbula de chacal.
Has tocado mi punto más sensible, suscribo todo lo escrito y apunto: yo luzco "mis tetas" donde quiera lucirlas. Pero en este caso, en concreto, hemos jugado a lo que quieren que juguemos los hombres. Jamás enseñaré las tetas a un grupo de "babosos" para reivindicar derechos de mujer. No las juzgo, simplemente han conseguido que su reivindicación no sea el tema principal y, además, que las mujeres sigamos escuchando más de lo mismo (zorras, guarras...). Hemos jugado a su juego.
ResponEliminaUn besote
Que las tetas no nos impidan ver el bosque... Besotes
EliminaHola Jordi. Yo voy a ser todavía más ácido que tú en mi comentario. Acuerdo contigo lo que dices, pero al otro extremo de la cuerda están las "feminazis", que están convirtiendo el feminismo en "hembrismo" = Quise apuntarme a un curso de diseño gráfico que daba la Junta de Andalucía, y me dijeron que no podía porque era solo para mujeres..........
ResponEliminaDesgraciadamente estoy siendo hostigado por una feminazi y conozco sus métodos. Flaco favor le hacen al resto de mujeres.
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