La
capacidad de seducción de los publicitarios de Coke es ilimitada. No hay más
que dar un repaso a su trayectoria y nos daremos cuenta que nos han hecho creer
lo que les ha dado la gana. Y nosotros atontolinados profesando la religión consumista.
Se
acuerdan de aquella velita que se convertían en marabunta humana con forma de
arbolito mientras un coro bien afinado cantaba Al mundo entero quiero dar un mensaje de paz...
Aprovechando
el tirón hippie hicieron creer al mundo
entero que las botellas negruzcas que imitaban en su envase el cuerpo de una
mujer eran más capaces de conseguir la paz mundial que el secretario general de
la ONU. Han ido invadiendo al mundo
entero con sus burbujitas anestésicas (solo Cuba y Corea del Norte se
resisten, por qué será) con armas publicitarias de inspiración metafísica. El
repertorio de los publicitarios ha sido amplio, yo me detengo en uno de sus últimos
capítulos, el tema de los feos. Aprovechando que la democracia total se ha implantado en perfecto maridaje con algunos tópicos (Todos somos iguales/ Un hombre, un voto/ No
distinción por sexo, raza, cultura o riqueza (nada dice del tipito de cada uno
pero se sobreentiende)) nos quieren meter un virus hipermegapeligroso: TODO ES CUESTIÓN DE
ACTITUD
Ha
llegado la primavera a mi instituto y los pasillos son una exhibición de tetas
en flor y de tabletas de chocolate moldeadas a base de abdominales. Crestas y
tupés, labios pintados de colores saltones, tangas que emergen provocadores,
bíceps que se lucen sin decoro. Los cachas tienen a sus pies a la mitad de la
población femenina y los pibones hacen babear a la mayoría absoluta de los machotes.
Las hormonas no entienden de democracia ni de igualdades. En los pasillos hay
una de restregamientos que estremecen al buen gusto y en los aledaños del centro de saber se
reparten filetes lascivos en cada esquina.
El
otro día les pasaba a mis alumnos de Ciudadanía (Vade retro, asignatura en
extinción) la película Yo, también.
Es la historia de Pablo Pineda, síndrome de Down español que consigue acabar
una carrera universitaria. El chico se enamora de una Lola Dueñas arrebatadora
que consume hombres como cigarrillos. No les explico más, pero la peli es de lo
más provocadora y evocadora. Al final de la proyección les pregunté a las
alumnas más sexys si podrían tener un novio con síndrome de Down. Como vienen
con el discurso políticamente correcto de serie me soltaron el rollo de que lo
más importante era el interior. Cuando di una vuelta de tuerca y les pregunté
si se irían a la cama con él, un silencio y una sonrisa (me han pillao)
dinamitó la sarta de tópicos. Pregunté si se irían con Justin Bieber al catre y
ninguna pensó en que pudiera ser un
niñato de manías insoportables o con una conversación anodina.
Vuelvo
a la Coca-Cola. Lo importante es la
actitud. Este es el mensaje que nos lanzan a los del montón y a los feos (un
lobby potente numéricamente). Ni pisar el gimnasio ni el quirófano ni a una
curandera que nos fabrique un brebaje milagroso. Un traguito de Cola y cagando
leches a por las tías/tíos buenas/os de todo el planeta. Vean el spot.
El gas de las burbujas letales empezó a meternos la ponzoña anunciando que era La chispa de la vida (Gallardón no te excites), siguieron con Todo va mejor con Coca-Cola (que beba Rajoy como un cosaco a ver
si baja el paro), continuó la retahíla de memeces con Destapando la felicidad (Punset deja la
neurociencia y date un trinqui de Coca) y acabamos con el rollo de la actitud (mensaje subliminal, los guapos estáis acabados).
Ya entendemos por qué la fórmula de la Coca-Cola es secreta: quién en su sano juicio se creería que si abres la botella con la oreja te ligas a la guapa.¿Habéis visto a alguno ensayando? Joías burbujas...
;) muy buena entrada..saludos
ResponEliminaMuchas gracias. Saludos cordiales y seguimos en contacto.
EliminaHoy la inspiración salia a raudales de tu pluma Jordi. ¡Vaya prosa! Y es que la Coca-Cola siempre es fuente de inspiración, no deja a nadie indiferente.
ResponEliminaMe ha gustado. Brillante.
Las burbujas, son las burbujas, uno no deja más que los dedos vayan a las teclas...el resto es esa fórmula maldita,jajajja...Gracias por los piropos, se agradecen para seguir aporreando el teclado.
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