Los que ya han cumplido medio siglo seguro que al
leer el título del post lo han relacionado con un señor que aparecía cada mes
por el domicilio de sus padres o de sus abuelos al grito salvaje de ¡los muertos!
Actualmente lo denominamos finamente seguro de decesos, o sea, pagar tu entierro. En
aquellos tiempos oscurantistas que te enviaran a una fosa común era una
deshonra y aunque los pobretones tuvieran que quitárselo de comer había que asegurar un
funeral honrado por si en el otro barrio pedían antecedentes. La gente (mi
abuela a la cabeza) no hacía demasiados números (no había pisado la
escuela) para comprobar la rentabilidad de una funeral a plazos. Yo creo que no
ser una carga para tus deudos era una motivación extra para contrapesar el
exceso de pago.
¿Qué por qué me ha venido esta venita nostálgica?
Muy sencillo, pensé en el PSOE y un poquito menos en el PSC. ¿Enrevesado? No,
no, ya verán que la metáfora es perfecta.
Felipe González tenía imán y Alfonso Guerra tenía
látigo. El PSOE tenía siglas, el PCE tenía una radicalidad que asustaba. Las
dos Españas estaban claras cuando había que poner un voto en las urnas. La
transición lo lió (corrompió) todo, imagínense que con la caída del muro de
Berlín nos colaron de rondón el final de la lucha de clases. Todos éramos clase
media, todos podíamos conseguir nuestros sueños (previa hipoteca bien gravada
de intereses), todos íbamos en la misma dirección. Aznar era tan rancio que
despertó a parte de los hipnotizados, sus delirios de grandeza con el tío Sam y
un atentado determinante entregaron el poder a un jovencito sin historia que parecía desvinculado del aparato del partido. Y le
salió bien el tema a los sociatas que siguieron trincando a manos llenas
investidos de renovadores. Pero la segunda legislatura del Cejas desveló que
cuando había que subir al Tourmalet (crisis económica) los principios no estaban
claros. Y caímos en manos del Plasmático y su caterva de ineptos profesionales
para implantar la involución. Y al otro lado, la única esperanza era más de lo
mismo (llámese Rubalcaba). Y cuando el populacho perdió la esperanza en Santa
Lucía dejó de pagar los recibos (votos). Y cuando el partido estaba con el agua
al cuello se inventó una nueva modalidad de entierro a plazos, las primarias.
Después de que todos los gerifaltes que habían chupado a manga ancha dieran un
paso atrás para no contaminarse de fracaso, le dejaron el estrado a tres
figurantes con consistencia ideológica 0. Y llenaron el proceso de parafernalia
para hacernos creer que el que no pagaba los muertos lo enterrarían fuera del
campo santo.
Ya tenemos un nuevo Mesías, Pedro Sánchez,
prometió anoche después de la victoria recuperar una de las señas de identidad
del socialismo, “proteger al más débil”. Si no hubiese vivido el timo de Santa
Lucía lo hubiese creído por necesidad pero es que este muchacho fue uno de los 100
consejeros generales de Caja Madrid entre 2004 y 2009 en representación del
ayuntamiento de Madrid. Si no voy errado en ese período se produjeron tres
emisiones de preferentes delante de sus narices. Hace unos días, cuando El Confidencial descubrió la trastienda redactó una lamentable exculpación basada
en un reconocimiento de ignorancia que lo inhabilita para dirigir nada.O sea, ya nace muerto.Y se quieren más datos (ya saben mi obsesión por el Big Data) del conciliábulo consulten de dónde le vinieron los apoyos al Felipe Renove.
Le advertí a una amiga sociata hace un tiempo que los buitres se cargaban el PSOE, lo que me faltó pronosticar es que después de
cotizar toda la vida en la Santa Lucía Roja nos lo dejarían sin enterrar.
Pues cuando comience a oler, alguien deberá ocuparse del cadáver.
ResponEliminaUn besote.