El mundo es una continua lucha de poder. Hombres y
mujeres, ricos y pobres, este contra oeste, negros contra blancos. El que puede
más, gana, impone, somete, domina, convence a la fuerza, obliga con guante de
terciopelo, es igual, los métodos y los recursos son variables y variados.
Los agentes del buenismo, del mundo feliz (aunque
desigual), los cobardes con carné, los soplones profesionales, los arribistas
de manual, se refugian en la supuesta democracia, parapeto de anchas
dimensiones, para hacernos creer que no, que el diálogo está por encima de
todo. No cuela. El dinero vence a la pobreza, la pistola al desarmado, el poder
al justo incómodo.
La lucha entre opuestos desde el 2008 se ha revitalizado. Nos han dejado en calzoncillos y en bragas, nos han
tirado al suelo y nos han pisoteado, nos han cogido el dinero (dónde estará mi
extra) sin permiso, nos han despedido, nos han desahuciado los mismos que
pedían rescate, nos han ultrajado con mensajes esperanzadores mientras robaban
las telarañas de la caja. Nos han mermado los presupuestos de educación y de
sanidad para engrosar las cuentas andorranas y suizas. Nos han agitado banderas
contra lo sucedido en 1714 o a favor de lo iniciado por los Reyes Católicos
para darnos por saco.
Y hemos aguantado, y hemos callado, y hemos
cedido. Nos han convencido con sus florituras de tahúres malos, los que menos
perdían han accionado levantado alamabradas electrificadas, y los que más ganaban puesto kapos
(mandos intermedios), policías y otros diques contra perdedores para seguir
arrasando por nuestra inagotable indolencia.
Y al final no hay más que una solución, ponerse en
la barricada y disparar, lo contrario es una lenta muerte por inanición o la
sumisión vergonzante propia de cobardes o de cómplices. No le den demasiadas
vueltas más al tema y miren la historia que viene llena de ejemplos que avalan
los sacos apilados.
“Yo creo que los malos siempre ganan. Y tú puedes asociarte al malo o,
de una forma más quijotesca, tratar de hacer que el malo no duerma bien,
que sepa que en cualquier momento alguien se puede levantar y cortarle
el sueño, o el negocio. Que el malo sepa que no es tan fácil ser malo, y
que incluso puede ser peligroso”. Arturo Pérez-Reverte.
Llevan mucho tiempo durmiendo tranquilos mientras, el resto, perdemos el sueño haciendo cuentas, despidiendo hijos en los aeropuertos y engrosando las listas del paro...Ya es hora de que sean ellos quienes tomen el diazepam.
ResponEliminaBesotes!!
Nos vemos disparados detrás de alguna barricada, amiga detalles.
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