Los chavales se distribuyen por la sala de plenos
del ayuntamiento, la miran con recelo, no sabían de su existencia. La alegría en
sus bocas proviene de saber que van a perder un par de clases, la anterior cita
coincidió con las huelgas de estudiantes pero el responsable máximo del pueblo
insistió en el encuentro. El alcalde entra cuando están ya sentados (por la
responsable de su gabinete de alcaldía, ¿demasiado gruesa la administración
local?), presenta al regidor de urbanismo y al de Servicios Personales que le
acompañan en el campechano acto. Les explica con detalle el funcionamiento de la maquinaria del consistorio. Dos simples preguntas a los asistentes le garantizan que aquellos
muchachos todavía adormilados (el horario es ideal para garantizar su docilidad)
que tiene frente a él (a un año escaso de poder participar en las elecciones)
no tienen ni puñetera idea de lo que se cuece en un ayuntamiento. Les explica a
la perfección que estamos en una democracia indirecta (aunque a él le gustarían
las listas abiertas, qué casualidad pero es lo que dicen todos los partidos de
izquierda pero no han hecho nunca nada para que se implanten), les detalla los
logros conseguidos en la legislatura y con una superioridad insultante (como si
llevamos a Hegel a un suburbio) se escuda en la lentitud administrativa (Larra
vive) para explicar lo no conseguido y sin rubor se lanza a la piscina para
criticar a ley Montoro (los chavales ni flores) que deja a los responsables
municipales con las únicas atribuciones que les son propias (suprimiendo las faraónicas
intenciones que los guiaban en tiempos de bonanza). Habla de Fuenteovejuna
(todos los ayuntamientos están manifestando una relativa insumisión al Fraguel
ministro de Hacienda) para justificar su vulneración de las leyes, supongo que
si los chavales se les ocurriera hacer lo mismo acababan en el cuartelillo
municipal, pero ya sabes que la ley del embudo sigue vigente también en la base
de la pirámide política.
Lo mejor de la mañana ha llegado cuando una alumna
ha preguntado al alcalde por la limitación de mandatos. Él ha dado un recorrido
por los diferentes sistemas europeos (había preparado el tema) y ha hecho una
filípica contra aquellos que viven solo de la política, ha rematado su respuesta
poniendo a sus dos ediles compañeros (funcionarios en excedencia de otras
administraciones) y a él mismo (no ha especificado donde tenía plaza) como
ejemplos de permanencia en la política como vocación de servicio y no como
ostentadores de un oficio vitalicio. Brillante y convincente alegato a favor de
la política en mayúsculas, demoledora réplica a los que ocupan un cargo público
para enriquecerse o para vivir a costa de los impuestos de los esforzados
ciudadanos.
La misma alumna que ha preguntado se ha quedado de
pasta de boniato cuando en la orla de los alcaldes de la era democrática
(1979-2015, 36 años) solo figuraban dos fotografías, una era la del que le
había respondido hacía escasos minutos (16 años de alcalde) y otra la de su predecesor (¡récord! 30).
Moraleja. Hasta que no se conceda un carné de
ciudadano que incluya el conocimiento exhaustivo de lo que sucede en las salas
de plenos y aledaños lo de la regeneración política será una pantomima. Difícil
si el 40% de los españoles sigue siendo analfabeto pero votan todos.
Muy bien lo dices, amigo.
ResponEliminaAbrazo