A las 9.20 entra un chaval en un instituto de
Barcelona y agrede a una profesora y su hija, a otros compañeros y mata a un
profesor que se interpone en su camino. A las 11.30 empieza mi clase y los
alumnos han tenido noticia de lo sucedido. Mañana tenemos examen pero su
inquietud debe canalizarse. Sacan el móvil y empieza el tsunami de
informaciones. Recuerdo la conferencia magistral de la filósofa de Chantal
Mallard la semana pasada en el CCCB sobre la configuración de lo que llamamos
realidad. Parece que una macabra casualidad quiera poner un ejemplo encima de
la mesa para que lo pueda trabajar con mis alumnos. No pierdo la oportunidad,
sería una tremenda irresponsabilidad (lo digo por aquellos profes que siguen
con sus apuntes amarillos).
Ya tenemos escenario (el instituto), obra
(sucesos), actores (implicados) y narradores (medios de comunicación). Sobre
los narradores tengo que introducir una modificación, la globalización y su
tecnología ha generado nuevos narradores, los compañeros del asesino empiezan a
difundir fotografías (yo veo una que no pueden publicar los medios
convencionales y que tienen un alumno que tiene una amigo que conoce a uno que….). Los conocidos hablan de su familia, de su religión, de sus circunstancias, se van llenando la despensa que tiene que dar lugar a la versión oficial (real). Las mayoría de las informaciones que disponemos son sin verificar, que no quiere decir falsas. Cachitos de realidad. ¿Qué realidad? Se está cocinando, el primer plato puede que se
sirva en las noticias de las 14.30. La tele siempre ofrece crédito. Por la
noche otra vez, tres días intensos de cocción para que opinión pública vaya
tranquilizando su incertidumbre (como dijo la Mallard los ciudadanos
intranquilos no producen). El miércoles y el jueves (los tiempos los saco de la
última catástrofe aérea que nos tocó de lleno) ya empezaremos a llegar a los
postres, una posición común, una explicación que no destroce los límites
marcados por la manada, una realidad asumible, amasada con todos los subconscientes
oficiales, la semana que viene ya habrá más realidades, más re-presentaciones
en cartelera, la muerte las acecha a todas, la gran incertidumbre corre por las
bambalinas pero nunca sale a escena,
peligroso, esta sociedad tan vital, tan feliz, tan desarrollada no está
preparada para digerir ciertas verdades incómodas.
Suena el timbre.
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