Llevo 23 años en la educación y sé de lo que
hablo. Son años suficientes para calibrar la materia prima que me llega a la
clase. No soy de esos que dominados por la artrosis se consuelan venerando tiempos
pasados mientras chuchifaltean el presente. Yo me adapto a todo y a todos, hay
quien lo denomina ley de vida. Eso no supone que cierre los ojos a una realidad
que me aterra. NUNCA, repito alto, claro y fuerte, NUNCA HE TENIDO ALUMNOS
TAN MENTIROSOS. Jordi, por favor, no te pierdas, te pueden poner una querella, no generalices, algún sincero quedará, no seas
políticamente incorrecto, no te leerán. ¡Al carajo! He dicho VOZ ÁCIDA y será VOZ ÁCIDA.
La mentira es una unidad de inteligencia. Trolas
ha habido siempre y no dejarán de existir. Pensemos que la creación del mundo
durante siglos y siglos se sustentó en una patraña de baja calidad. No me digan
que lo de la costilla de Adán no tiene enjundia. Un alumno antes de admitir su
responsabilidad en cualquier desaguisado suele optar por los atajos.
Comprensible. Pero cuando entra en un callejón sin salida, el inteligente,
suele confesar su impericia para no acumular faltas. Estos especímenes actuales no. Se saben protegidos por muchos parapetos. Sigue tozudos con
sus bolas increíbles negando la realidad. Y si les dejas te convierten en plana
otra vez la Tierra. Extrapolando lo que sucede en un laboratorio social como es
mi aula, estos venerados hijos de su mundo aseguran el relevo generacional de presidentes
del gobierno como el que tenemos. Lo que no se nombra no existe, las mentiras
solo hay que convertirlas en silencio para que resistan los envites de la
verdad.
Les dejo un botón de muestra. A los de primero de
ESO les mando ver un documental sobre Ernest Shackleton titulado Atrapados en el hielo que describe las penurias del explorador
inglés por la Antártida. El anuncio que puso a los interesados por su aventura ya era de toma pan y moja. "Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Mucho frío. No se asegura retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito". Les pedí a mis alumnos un resumen del video y hoy me lo tenían que presentar.
Un avispado muchachín me presenta un pedazo de escrito que en cinco líneas contenía treinta palabras de las que no tenía ni remota idea. Cuando le inquiero sobre tamaña irregularidad me responde que le ayudó su hermano de 22 años. ¿Trabaja en la Real Academia de la Lengua? No pasó de Cuarto de ESO. Me intereso por su caso, pienso en una inteligencia prodigiosa oculta entre las zarzas. Jordi, no bebas más absenta. Lejos de sonrojarse y admitir su culpa, el preadolescente de pro se enroca a lo Kasparov.
-¡Era un borrador! El resumen lo he perdido, no encuentro la hoja.
Me toma por imbécil. Pero el gañán no confiesa, se mantiene erre que erre en su posición. Si no me pillas con las manos en la masa (a lo Fernando Granados) no confesaré, se acoge a la presunción de inocencia, Google es mi UDEF y descubro su cuenta suiza (la página de donde extrajo el misterioso resumen). La mentira entonces se convierte en falta de respeto. Atenta contra la inteligencia del destinatario y pretende evadir (capitales) responsabilidades. Y eso sí que no, eso no se lo permito ni a mi alumno ni a la ínclita Esperanza Aguirre.
No hay perdón para la mentira deliberada y pertinaz.
Un avispado muchachín me presenta un pedazo de escrito que en cinco líneas contenía treinta palabras de las que no tenía ni remota idea. Cuando le inquiero sobre tamaña irregularidad me responde que le ayudó su hermano de 22 años. ¿Trabaja en la Real Academia de la Lengua? No pasó de Cuarto de ESO. Me intereso por su caso, pienso en una inteligencia prodigiosa oculta entre las zarzas. Jordi, no bebas más absenta. Lejos de sonrojarse y admitir su culpa, el preadolescente de pro se enroca a lo Kasparov.
-¡Era un borrador! El resumen lo he perdido, no encuentro la hoja.
Me toma por imbécil. Pero el gañán no confiesa, se mantiene erre que erre en su posición. Si no me pillas con las manos en la masa (a lo Fernando Granados) no confesaré, se acoge a la presunción de inocencia, Google es mi UDEF y descubro su cuenta suiza (la página de donde extrajo el misterioso resumen). La mentira entonces se convierte en falta de respeto. Atenta contra la inteligencia del destinatario y pretende evadir (capitales) responsabilidades. Y eso sí que no, eso no se lo permito ni a mi alumno ni a la ínclita Esperanza Aguirre.
No hay perdón para la mentira deliberada y pertinaz.
http://www.publico.es/555177/una-nina-se-inventa-un-intento-de-rapto-en-ciudad-lineal-para-encubrir-sus-malas-notas
ResponEliminaNo gusta descubrir que estos muchachines son capaces de todo. Casos como este lo dejan claro.
ResponEliminahttp://fundacioneducacionemocional.org/hijos-mandones-sindrome-del-emperador/
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