Los primeros antisistema de los que tuve noticia fueron el
Coco, el hombre del saco y los maquis. Los prohombres del sistema franquista
metían miedo con la llegada de unos seres despiadados que se llevaban del
sistema a los indefensos para comérselos en el monte. Poco a poco me fui
percatando que los que movían el cotarro se pegaban
monumentales tiberios de indefensos crédulos, el banquete principal se desarrollaba dentro
de los límites autorizados del sistema.
Los antisistema de finales del
franquismo era moderados, dejaban espacios en barbecho para que volviera a
crecer la hierba, los de ahora son tan voraces que no esperan a que se pueda repoblar el beneficio y disparan contra todo y contrado todos (sanidad, educación, el agua y la luz, las pensiones, ....)
Imaginan ustedes que los mayores defensores de los
animales se abrigasen con pieles de guepardo y calzasen zapatos de piel de cocodrilo.
Imaginan sus mentes privilegiadas que los paladines de la paz saliesen a la
palestra pública con cartucheras y granadas de mano en el costado. O que los
defensores de la educación y la cultura fuesen una élite analfabeta. Pues si no
ha llegado la imaginación a su máxima potencia prueben con los destrozones del
sistema actual que en cuanto siente el aliento de Podemos en las encuestas
empiezan a gritar a los cuatro vientos que vienen los antisistema. Los
escándalos sucesivos muestran los estragos del sistema pero ello siguen
quitándose la pulgas con su verborrea rancia y señalan a los nuevos hombres
del saco como los que se llevarán el sistema por delante. Fíjense si son
antisistema los del Coletas que se han convertido en partido político, o sea,
que han pasado por el aro de las normas del sistema para denunciarlo y reformarlo.
¡Unos antisistema de tomo y lomo! Repítanlo cien veces y será considerado
verdad absoluta.
Los tripones del sistema se han inventado una
expresión que me produce vómito: los defensores del espíritu del 78. Sanguijuelas
que se quieren trincar los últimos despojos de la
transición para atribuirse el mérito de haber implantado la democracia en este
país. ¿Nadie los corre a gorrazos? ¿Nadie sabe de historia en este país? ¿Nadie
quiere saber? El olvido selectivo es un factor determinante para que los
antisistema de verdad (los que se lo han cargado con su infinita glotonería y
ambición) sigan pudiendo acusar de antisistemas a los que intentan poner algo
de orden en el desaguisado general.
Jordi Évole es una cabrito como la catedral de
Burgos. Cada noche de domingo nos pone frente a los morros las patrañas de los
antisistema con carné del sistema. Recuerden el programa destinado a los cargos
de confianza de los políticos del sistema, las infraestructuras ruinosas que
han chupado infinitos fondos del sistema público, los especuladores parásitos
del sistema que venden el país por cuatro duros, los que zarandean la bandera
para partir el sistema en su beneficio, los que no rompen un plato en el palco
del Madrí mientras sistemáticamente saquean los sectores más beneficiosos del
sistema. Y así suma y sigue y vuelve a sumar números rojos para el sistema y
astronómicos beneficios para sus destructores reales.
Ayer les tocó el turno a los jubilados de oro del
sistema, los políticos que han servido tan bien al sistema que acaban en
consejos de Estado o consultivos de las CCAA. Ven lógico que después de haber
ayudado a girar la noria de los privilegios del sistema al final de sus vidas
tengan un retiro confortable que seis millones de ciudadanos del sistema no podrán
gozar ni por aproximación.
Esta mañana esperaba barricadas en las calles de
las ciudades más importantes del sistema. Nada de nada (que canta el Maestro
Fito en su último disco), siguen campando a sus anchas los antisistema.
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