La revolución industrial. Tema 2 de Historia del
Mundo Contemporáneo de Primero de Bachillerato. Apartado 4.4. Las mujeres en la
sociedad industrial. El libro (en este caso de Vicens Vives) considera que los
apartados anteriores son exclusivamente la historia de los hombres y en un
arrebato de justicia dedica treinta o cuarenta líneas a restañar el olvido y la
subordinación doméstica y política de la mitad de la población europea. Tan
loable como penoso.
Las mujeres suponen más de la mitad de mi clase.
Leen y analizan el apartado como uno más del temario. No reparan en el fraude.
Es normal, nada nuevo, ya se sabe. La Historia (escrita) es muy injusta con el
género femenino, una obviedad dolorosa pero ya superada. ¿Desde cuándo domina
el hombre? ¿Cuál es el origen del patriarcado? Desde siempre, el hombre es más
fuerte que la mujer. Chúpate subyugación apelando a la biología. ¿Seguro?
Empiezan los cortocircuitos. Ahora ya no dicen las más atrevidas, ahora somos
casi (¿) iguales. En ese momento acciono la alarma. ¡La maldita igualdad!
¿Iguales a quién? Jo, profe, vaya chorrada de pregunta. ¡A los hombres! El
macho como medida, como meta. Mira que te gusta hacernos la olla (traducido:
pensar). Las mujeres de mi clase están listas para perpetuar el patriarcado.
Hablamos de novios y ahí la cosa se desborda. Mi
novio es muy machista pero a mí me gusta, que tenga celos es una muestra de
amor. ¿A ti no te gustaría, profe? Me tiran las redes para embaucarme en su
visión posesiva del amor. No. No me gustaría.
Comento que el 24% de los jóvenes andaluces creen
que las mujeres tienen que estar en casa con la pata quebrada cuidando los
churumbeles. No solo son hombres, en mi clase también hay mujeres que quieren
conseguir los beneficios de la sumisión al patriarcado. Empiezan con lo bonicos
que son los niños, con la ternura, tengo frente a mí a madres al uso casi sin
uso (de razón). Gira la noria.
El
sistema patriarcal solo puede funcionar gracias a la cooperación de las
mujeres. Esta cooperación viene avalada de varias maneras: la inculcación de
los géneros, la privación de la enseñanza; la prohibición a las mujeres a que
conozcan su propia historia; la división entre ellas al definir la
“respetabilidad” y la “desviación” a partir de sus actividades sexuales;
mediante la represión y la coerción total; por medio de la discriminación en el
acceso a los recursos económicos y el poder político; y al recompensar con
privilegios de clase a las mujeres que se conforman.
Las trampas que marca Gerda Lerner en su obra La creación del patriarcado son de una
claridad meridiana. Quizás debiera ampliar el apartado 4.4. y contribuir a que
las mujeres conozcan su propia historia. ¿Y por qué un hombre? Nuestro sistema
patriarcal está absolutamente agotado, las mujeres tienen la RESPONSABILIDAD de
articular una nueva visión que se aleje de la queja y del espejo masculino. Se
lo escuché ayer a Annarosa Buttarelli (filósofa italiana) en una conferencia
magnífica que pronunció ayer en Barcelona. Hablaba de la importancia del
blanco, de la revelación, de la creación que viene desde siempre. Bottarelli
situaba las reflexiones de María Zambrano en el eje de ese nuevo pensamiento de
tabla rasa que debe superar el individualismo testosteroico masculino para instalarse en el poder de las
relaciones femenino.
En castellano no existe género para las personas, se llama sexo. Hablemos con propiedad, algunos es la única que tenemos.
ResponElimina¿Esto es con lo único que te quedas?
EliminaAgradezco la precisión.
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