dijous, 22 de maig del 2014

ÉTICA Y ESTÉTICA



¿Quién dijo que no dimitía nadie en España? ¡Boquerones! Aquí tenemos al héroe, Rafael Jover de Mora Figueroa. ¿Causa de la dimisión? Ninguna. El interfecto que ostenta, perdón, corrijo, ostentaba el cargo de cónsul español en Londres, ha cesado voluntariamente (eufemismo) por una causa ética o estética, no se sabe bien.. En su carta de dimisión expresa su solemne convencimiento de “no haber hecho nada incorrecto”. ¿Y entonces por qué dimite? Responde el héroe Rafael en su carta que ha tomado tan drástica decisión “por respeto a su familia y a la carrera diplomática a la que ha servido lealmente”. ¿Flipan ustedes, estimados lectores? Yo, albóndigas. Lo esgrimido por nuestro héroe patrio se aproxima más a las mentiras que se argumentan en un curriculum para buscar un nuevo empleo que a una razón consistente para dejar un cargo tan distinguido (y bien remunerado). Intento trazar un puente entre la lógica y sus argumentos para dimitir y mis neuronas se quedan ko. 


El dimisionario hospedó cuatro días a mesa y mantel en su residencia oficial (imagino que pagamos todos) al exbanquero Miguel Blesa, imputado en el tema de las preferentes y acusado de chanchulleos múltiples aprovechando su poltrona en la extinta Caja Madrid. Según Exteriores es una cuestión baladí, el cónsul tiene potestad para usar la casa a su antojo y ese ministerio “no puede manifestarse y quebrar el derecho a la intimidad y privacidad de ningún funcionario, salvo que tuviera conocimiento de hechos constitutivos de delito”. ¿Pero Blesa no está imputado? ¡Ay, carallo! Qué hubiese sucedido si el honesto Jover hubiese dado cobijo a Gotzon Sánchez. ¿Quién es? Tú y tu manía de siempre preguntar. El actor vasco que participaba en un anuncio de Coca-Cola que ha  sido retirado por la multinacional de la chispa de la vida porque una asociación de víctimas lo acusa de apoyar a los familiares de los presos. La libertad de expresión pierde por goleada frente a la intimidad de un funcionario.
Sigamos con la ética o la estética, no sé, ya se me están haciendo ovillos las conexiones neuronales. Resulta que Álvaro Jover, hijo del héroe dimisionario, trabajó en Caja Madrid y por tonta casualidad (causalidad), Blesa asistió a su boda. Es estéticamente (o éticamente) aceptable que el padre del muchacho en recíproca camaradería pasease al Preferentes por Londres para que olvidase los sinsabores que le ha hecho pasar el justiciero Elpidio Silva y que además le ofreciese su humilde residencia oficial. ¿Imaginan ustedes al Probe Miguel durmiendo en un triste hotel de cinco estrellas? Por caridad cristiana...
Ya entiendo por qué nadie dimite, si le pasa como a nuestro héroe que se deja las vergüenzas al aire con sus explicaciones, mejor aferrarse a los cargos y esperar que un juez te condene y el consejo de ministros te indulte. Suma y sigue.


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