Cojo la escafandra y el traje de buzo y me sumerjo
en las profundidades de una clase de adolescentes de 17 y 18 años (no me he equivocado en la catalogación, siguen siendo adolescentes). Son las ocho de
la mañana y el agua está muy fría. Ayer tuve la osadía de sustituirles una
clase de Historia por una de Conciencia. ¿No está en el curriculum?
Explícitamente no, podría encontrar cualquier subterfugio para incluirla. Nos
pasamos los 60 minutos repitiendo una frase tan sencilla como peleona. YO SOY
YO. Solo les avanzo que el nivel de atención de los alumnos fue extraordinario
y que en los ejercicios que se llevaron a cabo balbuceó su subconsciente como pretendía. Las creencias afloraron a superficie y
los humildes (esta vez sí) adolescentes descubrieron cómo esas zanahorias (clavadas a machomartillo en la visión del mundo que tienen) condicionan sus vidas. Al final del evento les anuncié que
tenían que abonarme los honorarios. Como pueden imaginar el choteo fue
mayúsculo. Un grupo (los más responsables) decidió que me pagarían en especies, o sea, harían un
trabajo sobre la vida en las trincheras de la Primera Guerra Mundial
aprovechando la fruta fresca que había yo había traído del mercado sobre este tema (Primer
capítulo gratuito del libro Nos vemos allá arriba de Pierre Lemaitre y un
especial fotográfico aparecido en el suplemento Babelia de El País).
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MONA KUHN |
Esta mañana la desolación impregnaba todos sus
rostros. Ni uno solo de mis discípulos había convertido mi suculento sueldo en
producto. Ni una triste línea. Cuando he colocado el tornavís en el tornillo exacto han salido
las previsibles excusas, les advierto que la creatividad ha sido bajísima. No he perdido
tiempo en broncas. He intentado fijarme un salario, qué valor crematístico tenía
mi clase de ayer. He tenido ofertas desde los elevados 40 euros hasta los pírricos 5. He
convertido la moneda europea a horas de trabajo de tricheras: 10 euros/hora (ya lo quisieran para
sí muchos curritos de este país). Han aceptado el intercambio y me han prometido mi producto el próximo martes (siempre después).
No saben que les
he adoctrinado. Los he llevado a hacer algo que en el fondo no quieren hacer.
Es MI VOLUNTAD ese trueque, la desidia que les ha conducido a no producir nada para el día de hoy es la misma con la que me han entregado SU VERDADERA VOLUNTAD. La ausencia de voluntad produce autómatas. Los padres ordenan desde pequeños a sus hijos seguir el camino que han pensado para ellos, la escuela recoge el testigo, la
televisión, los juegos, la publicidad, la vida laboral, el Estado, las clases sociales
dominantes, las empresas…. ¿Y la libertad?
La
libertad es una medida del número de decisiones que una persona tome. Mientras
se relacione más placer que dolor con la toma de decisiones, la persona desea
más libertad y menos adoctrinamiento. Cuando esto se invierte y hay más dolor
que placer en la toma de decisiones, la persona desea tener menos libertad y le
brinda la bienvenida al adoctrinamiento.
Fuente:
Una de las sectas más avanzadas del planeta.
Se admiten preguntas al módico precio de…. LA
VOLUNTAD.
Joder que gran entrada!
ResponEliminaPues yo que lo celebro.
EliminaDame, dame placer Titina!Rubianes somos todos - Part 12/29 - La Titina: http://youtu.be/iY2XVVraeuA
ResponEliminaRubianes, un gran MAESTRO desde el humor hasta la vida.
EliminaHay momentos inesperados, después de algún paseo por los googlemaremnostrum y, llegar a tu orilla, leerte a ti ha sido un bálsamo, un placer. Sin duda tienes una forma amable de expresarte que llega, llega y es didáctica. Pienso después de leerte, los que somos padres ya hace muchísimos años, uno reflexiona y se da cuenta que debieran haber clases para padres en un sentido parecido a como las dispones tú en tus clases; creo que mucha culpa de nosotros —los progenitores— debiéramos haber ido de la mano de algún profesor que nos ayudara —de antemano— a ser un poco mejor padres. Un saludo cordial
ResponEliminaGooglemaremnostrum!!!! Qué acertada metáfora. Pues nada, a seguir reflexionando y con tus ánimos con más energía si cabe. Un saludo.
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