Ayer anduve de fastos, mis alumnos de Geografía de Segundo de
Bachillerato se graduaron con honores. Fotos retrospectivas, parlamentos
oficiales, memorias varias de su paso por el insti. Tuvieron la osadía de
imponer una banda a cada profesor (a mí me invistieron como Mr. Voz Ácida) con
una breve síntesis irónico-cómica construida con tics, sesgos y muletillas de
cada docente. Como soy un ultra de la ironía me pareció un detalle de inteligencia
digno de reseñar. Y no acabó ahí el arrojo estudiantil, me regalaron una
libreta con una dedicatoria personalizada. Aquí la tienen.
Empiezo la disección. Estos canallas (con cariño)
me han captado.
Cabras es un apelativo que encarna esa
energía juvenil descontrolada que tiene tendencia a tirar al monte (a desaprovecharse). Hay muchos rectores
educativos sensibleros que me han crucificado por mis apelativos. Grupúsculos perversos de alumos intentan menoscabar mi fama apelando a la autoridad
para que castigue mi campechanía. No saben que el aula es un territorio sagrado
en el que hay licencias que están permitidas siempre que no crucen el límite
también sagrado del respeto. La educación no tiene ningún sentido desde la
frialdad, los bachilleres entendieron que la cabra era una magnífica metáfora
que resumía actitudes poco aconsejables.
Mis clases han servido también para concienciarlos
de que no saben nada de la vida, no hablo de la existencia en abstracto (cada
uno sabe lo que ha aprendido de sus días), me refiero a lo que se cuece en el mundo
laboral, en el político y el cultural, de las estrategias, de los documentos,
del poder y su dura relación con la justicia. Lo han pescado, espero que la
ironía se les traduzca en humildad profunda y en curiosidad inquieta.
En las últimas clases instauré el sistema
despacho, la holgura de la clase nos permitía que cada alumno pudiese estar
aislado de sus colegas y fomentase la concentración sin ser perturbados por un
codo impenitente o por un supuesto compañero cotorra. Disponían de su móvil para
consultar páginas y artículos que yo les recomendaba. Avanzaban a su ritmo,
eran dueños de su aprendizaje.
Pedralbes siempre era mi referente. No les separan
ni treinta kilómetros de ese majestuoso barrio barcelonés, allí les insistía
(por lo que parece reiterativamente), se enseña de otra manera, aquellos
alumnos están diseñados para gobernar el mundo y los míos tienen muchos números
en el sorteo de la carne de cañón. Pedralbes es otra metáfora, la de otra
forma de accionar el botón que mueva el ascensor social. Las cosas se están
poniendo muy negras y solo la creatividad y el esfuerzo pueden acercar mundos
tan dispares.
El aula como una empresa, siempre insistí en que
debíamos crear un producto (makers se llaman ahora), no trasegar con el
conocimiento, olvidarse del recorta y pega, generar plusvalía y beneficio,
crear mercados, nichos de interés, exprimir las nuevas tecnologías. Como se entere la patronal...
Por lo que me han escrito en la nota de despedida
puedo entender que estos bachilleres han captado el mensaje, el próximo examen será en el mundo real.
Buen viaje.
que hemos hecho mal para que voces como la tuya no lleguen a los que dirigen, para que impulsárais un cambio en la forma de enseñar, leyendo el post, entran deseos de que los hijos de uno, o uno mismo, sean alumnos de profesores como tú.
ResponEliminaDesengáñate, es un tema de interés. Mi voz no interesa a los que dirigen, mi voz te interesa a ti. No tengo inconveniente en enseñarte lo que sé a ti o a tus hijos, a cambio me deberás compensar con lo que tú sabes y a mi me intersa. Si ambos (incluyo a tus hijos) tenemos interés encontraremos la forma de desarrollar el aprendizaje.
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