dilluns, 14 d’octubre del 2013

NEC SPE NEC METU



La expresión se le atribuye a Isabella d’Este (prima donna del Renacimiento italiano), incluye un puntito estoico muy acentuado. Sin esperanza (interés) y sin miedo. La rescato de un artículo fabuloso que escribe Antoni Puigverd en La Vanguardia (no pongo link porque es de pago).
La esperanza es una construcción figurada, ilusoria, me gustaría que las cosas fuesen como marcan mis deseos. La esperanza es individual y colectiva. Vive en el futuro pero mama del presente la leche que ha brotado de los manantiales del pasado. A su vez es el nutriente fundamental del arma más poderosa del ser humano: el miedo. El ciudadano no duerme tranquilo pensando que le serrarán las patas de la cama y se las venderán a precio de saldo. No se comerá a gusto el bocadillo del desayuno porque sospecha que como siga al mismo ritmo el desmantelamiento económico en breve solo podrá vivir de la sopa boba. Ni siquiera podrá pagar su entierro, acabará en una fosa común. La única forma de controlar el miedo es hartarse de fútbol, de telebasura y de wattsapeo. La anestesia es efectiva para trampear pero el cáncer sigue avanzando inexorablemente por entre las vísceras de los conscientes. 

El miedo puede hervir a la temperatura más sublime si se traslada al futuro de nuestros hijos. Después de haber vivido por encima de tus posibilidades (casa adosada, coche de lujo, vacaciones en el Caribe), ahora eres incapaz de mantener a tus sucesores, semejante losa en el pecho no la levanta ni King-Kong.  Nos mean en la boca, nos cagan en los ojos y la esperanza de no perder lo poco que tenemos sigue demorando el día de la revolución. ¿Podemos caer más bajo? Of course. Los esbirros del miedo nos dejan mensajitos en el buzón de entrada: si no soliviantáis al ogro os dejará vivir en una cueva con un miligramo de esperanza como chusco de subsistencia. Gracias, amo, muchas gracias. Y para qué nos sirve la esperanza sin dignidad. Para engendrar más miedo, inútil, para qué preguntas lo que ya sabes.
La esperanza ha vuelto a cotizar alto en los mercados de carroñeros que firman cheques sin fondo. La independencia, esa gran ilusión; los brotes verdes, esa gran mentira; el cielo y el infierno, la eterna falsedad. Y el refranero traidor trabajando para el enemigo. La esperanza es lo último que se pierde, perfecto, el miedo morirá el último. 
Todo el tiempo que tardemos en afiliarnos a la secta de Isabella d'Este será el que marcará la magnitud de la tragedia.

5 comentaris:

  1. Hola Jordi.
    Soy yo, otra vez!
    No he logrado comprende muy bien, lo que quieres transmitir con este post.
    ¿ La ilusió no es nada más que una
    falsa?
    Lo último que se pierde es la esperanza o en verdad es el miedo...éste siempre prevalece.
    Si uno esta permanente anestesiado, nunca se da cuenta que algo va mal...a los de arriba, no les interesa!
    Esperando tu respuesta/explicación, me despido de ti.
    Te deseo una feliz semana.

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    Respostes
    1. La esperanza es un freno de mano que impide saltar la amplitud de energía que llevamos dentro. La esperanza propaga el miedo. Hagamos y no esperemos ni cambios ni nada. Hagamos lo que nos mande nuestro convencimiento (nuestros valores, temperamento....). Saludos.

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  2. Nec spe nec metu. Felipe II, divisa personal desde su juventud.
    Bonita frase.

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  3. Felicidades por el artículo, una reflexión muy actual y necesaria.

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