La resistencia al poder, a la inercia del rebaño, nadar
a contracorriente, no se improvisa. Es un campo que hay que regar
convenientemente y abonar cada cierto tiempo. Es fundamental acostumbrarse a
capear las inclemencias (vivir en la incertidumbre) y esperar (paciencia) que
la planta ofrezca frutos. El rebelde tiene unos componentes de serie a los que
suma unos aprendizajes a lo largo de su vida y unas prácticas en otros territorios
plagados de estéril docilidad. El rebelde nace y se hace.
El pasado domingo Jordi Évole (impagable fuente)
acometía el tema de la resistencia al poder. Nos presentó a Pascual Carrión,
cabrero de Jumilla, que con sus santos (piiii) consiguió que se paralizase un
complejo urbano de 150.000 chalets y dos campos de golf. Los detalles del
proceso los pueden conseguir en el video adjunto. Yo extraigo la filosofía
subyacente. Pascual tenía dos cosas muy claras: a) nadie podía comprar su
felicidad (las cabras y su entorno), no había dinero que pudiera hacerlo
cambiar de idea. B) no aceptaba otra posibilidad, confesó que si, como suele ser habitual, el pez grande se hubiese comido al pequeño, él se hubiese marchado del pueblo. El poder conoce los mecanismos que
mueven a sus esclavos. El dinero todo lo puede y el apego hace el resto.
Pascual neutralizó a Goliat.
Itziar González, exregidora de Ciutat Vella
(Barcelona), se atrevió a intentar frenar la especulación urbanística vinculada
al turismo en su barrio. Acabó dimitiendo. Intimidaciones, corruptelas de
técnicos municipales, inhibición de sus compañeros de equipo de gobierno. Lo
típico. Al final de su intervención hacía autocrítica. El rebelde aislado es
muy vulnerable. Parece que está trabajando en redes más seguras. En la política
actual un honrado se ahoga en cuatro minutos. Ya saben a qué vienen las
intenciones de limpiar las redes de indeseables, cuan peligroso sería un
rebelde 2.0 (interconectado con los demás de todo el mundo).
Es la enésima vez que les recomiendo el documental
EL JUEGO DE LA MUERTE basado en el experimento de Millgram sobre la obediencia
humana. Es un concurso televisivo (ficticio) de preguntas en las que un
concursante (real) administra corriente a otro (conchabado con el programa) si
responde de forma errónea. La clave es saber el límite de la obediencia. Menos
de un 10% se resisten en la última fase en la que la víctima chilla como un
gorrino en el matadero o deja de hablar (simulando la muerte). El equipo de
investigadores que conduce la práctica concluye que la desobediencia no es un
arrebato, es una actitud entrenada.
La última recomendación para conocer el
funcionamiento dócil de esta sociedad en retroceso de derechos y de bienestar
es el libro La sociedad desescolarizada
(enlace para descargar el pdf) de Ivan Ilich. El poder sabe que todos los
nuevos ciudadanos de este país pasarán por la institución educativa. No es nada
difícil impregnarla de los valores necesarios para modelar personalidades
proclives al sí. Ya sé que me acusaran (como a Ilich) de catastrofista, de
partidario de conspiraciones invisibles y de otras mandangas. Ni caso.
Cuando se imparta la Diplomatura en Rebeldía en
alguna universidad de las catacumbas espero ser un alumno aplicado.
Para ser un auténtico rebelde hay que dejar de ser funcionario :-)
ResponEliminaDepende. ¿Tal vez es un infiltrado?
EliminaMuchas verdades... Redimi a la rebeldía, solo me queda la pluma....
ResponEliminaUn saludo.
Elperroverde
No dejes que te arranquen la pluma, puede señalizar el camino a muchos más.
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