Aquel día yo tenía dieciséis años, compré EL
PERIODICO y en el camino hacia los Maristas (cursaba el histórico Bachillerato
Unificado Polivalente) devoré los resultados de las elecciones que llevaron al
poder al PSOE guiado por el dúo Sacapuntas (Felipe y Alfonso). Me creí el
cambio, ay, tierno pipiolín…
Tras treinta y dos años de inmaculada trayectoria
democrática (creo que lo he votado todo, que no a todos), ayer manché mi
curriculum con una ausencia significativa. Me he cambiado de domicilio
recientemente y no estaba en el censo de la nueva población. Una excusa barata
y ruin. En tiempos de ilusión hubiese atravesado el Atlas para depositar mi
voto. Ayer me conformé con seguir los sondeos a las ocho y con ver un cuarto de
hora los resultados a las once de la noche (manda huevos).
No hay que ser muy creativo para adivinar los
mensajes de cada formación política. Esta mañana escuchaba a los sesudos
analistas políticos y coincidía con los menos interesados. Marie Le Pen, la
hija del demonio, ha puesto patas arriba la cuna de la egalité. Se presenta a
unas elecciones europeas para desmontar el tinglado de Europa. Esgrime la
autocracia como solución al mundo globalizado, para cagarse. Los eurófobos
ganan adeptos en todo el territorio UE. Cada gerifalte tira para su pequeña aldea
y quiere que le devuelvan sus privilegios, eso de trabajar en común es tan
bonito como irreal.
En España dicen los más osados que se acabó el
bipartidismo. Yo me río, mi experiencia de votante me lleva a pensar que cada
elección es diferente y que un atentado o cualquier otro suceso inesperado
cambia de dirección la veleta de un populacho fácil de convencer y más fácil de
comprar. No olvidar que los defenestrados acumulan un buen puñado de votos, pese a reírse en nuestra cara, el PP sigue ganando las elecciones con el machito Cañete como estandarte. A pesar
de hacer una oposición de risa, Velenciano encabeza la segunda fuerza política del
país (Andalucía sigue siendo el
fortín sociata).
PODEMOS ha aparecido en escena como un cañón. ¿Es una alternativa? No nos gusta lo que hay y PODEMOS cambiarlo. Indignados contra el capitalismo y contra las corruptelas patrias.¿Qué experiencia en cambios tienen? Es igual, más vale vendedor de quimeras indignado por conocer que ramplón conocido.
PODEMOS ha aparecido en escena como un cañón. ¿Es una alternativa? No nos gusta lo que hay y PODEMOS cambiarlo. Indignados contra el capitalismo y contra las corruptelas patrias.¿Qué experiencia en cambios tienen? Es igual, más vale vendedor de quimeras indignado por conocer que ramplón conocido.
En Catalunya, peligro. Ha subido un 9% de la
participación. Ganan los independentistas puros. Cada vez que Artur Mas pide un espaldarazo en las urnas se lleva un hostión. El PSC promete reflexionar ante la pérdida
del 21% de los sufragios. Va lento el muchacho. Los de la estelada pedían una
movilización sin precedentes y el 50% de los catalanes no se moja. Si no fueron
a votar es de suponer que tampoco estuvieron en la Via Catalana (o no tenían
derecho a voto). La dimensión de la estrella independentista no sobrepasa al 60% de los que les votaron, o sea, un 30% del
país. Las matemáticas a veces destrozan los populismos.
Y yo. Desencantado. Perplejo por cómo pude ser tan
ingenuo y a la vez dando patadas a la lata para encontrar caminos que no me
postren en el nihilismo.
Pienso que hace menos mal a la sociedad votar que no votar, pero mientras no hayan listas abiertas, nos leamos sus propuestas, y cumplan lo que proponen, esto es una cachondeo.
ResponEliminaNi mal ni bien... si se multiplica por 0 al final da 0.
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