dijous, 7 d’agost del 2014

DE LOS PAÑUELOS A LAS CUNETAS



Milico decime qué se siente / Que hayamos encontrado un nieto más / Te juro que aunque pasen los años, siempre los vamos a buscar / Porque ahora somos más, las viejas van a brindar/ y los pibes con nosotros van a estar.

Ha aparecido un desaparecido, el nieto 114. Hablo de la Argentina, de la represión brutal de los milicos, del secuestro de Laura Estela, de su dar a luz en cautividad, de la sustracción de su hijo, de su muerte por un balazo, de la entrega de su cadáver el 25 de agosto de 1978 a sus padres mientras un país anestesiado con la victoria en el Mundial de Fútbol (no hay laboratorio que fabrique mejor producto) dejaba que en sus entrañas represaliasen a muerte la libertad. Hablo también de doce mujeres que se dedicaron a dar vueltas a la Plaza de Mayo con pañuelos en la cabeza (los pañales de sus hijos desaparecidos) para que el general Videla las recibiera y les dijera dónde estaban los que se fueron contra su voluntad. Y hablo de la llamada de la juez María Servini que hizo de temblar de emoción a la abuela de 82 años que no se morirá ya sin estrechar entre sus brazos a un nieto perdido. 


También quiero hablar, porque creo que no es bueno este silencio cómplice en que vive España, la moderna España, la que utilizó la recesión económica para implantar los valores alcanforados del pasado. Quiero hablar y escribir de Iluminada Ascensión Mendieta Ibarra, nuestra Estela de Carlotto, viajó en febrero de 2014 a la (déjenme el artículo) Argentina para testificar ante la juez Servini (qué causalidades tiene el universo) por la muerte de su padre Timoteo. La juez pidió inmediatamente la exhumación de una fosa común de Guadalajara. Cuántos kilómetros separan el Buenos Aires querido de Guadalajara. Por qué tortuosos canales debe circular la justicia hasta encontrar respuesta a unos asesinatos viles que no responden a la guerra sino a la venganza ruin de los que ostentaban el poder aquí y allí..
En el mes de mayo la jueza argentina vino a nuestro país a tomar declaración a Félix Padín, 97 años, la recibió con una subida de tensión que obligó a que el encuentro se produjese en el hospital. Luego se entrevistó con los hermanos Kalzada que le explicaron lo sucedido en la cárcel de los curas en Zamora. Días después fue a Sevilla para investigar la masacre de Carmona. Mientras se producía el periplo, un alto dirigente del PP se mofó de los familiares de las víctimas a los que les acusó de salir de su ratonera con el prosaico objetivo de cobrar subvenciones que no existían. Bazofia gratuita que quedó como casi siempre impune.
Y en este país libre y democrático, moderno y europeo, sigue con cunetas llenas de cadáveres. Y la Roja sigue escondiendo la vergüenza y las explicaciones que no llegan. Y los que abrieron las zanjas, fabricantes de desaparecidos, se van muriendo en la placidez de homenajes que loan su contribución indispensable a la consolidación de la democracia. Por las venas de sus hijos sigue circulando la pólvora que mató inocentes, los nietos que no saben nada de nada tienen vía libre para abrir nuevas zanjas cuando los nietos de los de las cunetas les pidan derechos.
Por mis venas corre sangre jacobina y siento que me hierve la emoción con lo que sucede en la otra parte del charco y hoy me pongo un pañuelo blanco esperando que la fuerza de aquellas madres desentierre los cadáveres de la ignominia. La muerte no es el olvido. 

1 comentari:

  1. ¡NI PERDÓN NI OLVIDO!...........Los que hemos vivido dictaduras, sabemos de lo que hablas, en mi país desde mi trinchera también abogo por la vedad y justicia.

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