Una noche de setiembre de 1975 en el programa del
Bigotudo Íñigo un ilusionista (o a saber qué calificación poner al muchacho)
embobó a más de 20 millones de españoles doblando una cucharilla. Fuerza
psicológica es lo que vendió para poder realizar tamaña gesta.
Los catalanes tenemos una suerte descomunal, no
tenemos solo un President tenemos un flequillo, un Imán, un Gurú, un
Prestidigitador, una vendedor de humo, un rufián, un chuloputas, un Iluminati,
un mentiroso profesional, una chaquetero… tomo oxígeno y vuelvo más adelante. Y
todo por el mismo precio.
Como los grandes mandatarios (incluido Rajoy)
antes de pirarse de vacaciones (a su retiro espiritual supongo) el ínclito Mas
se dirigió a su pueblo (dos horas, a lo bolivariano) y le invitó a doblar la
cucharilla del timo pujolista. Apeló en su despedida estival a
ejercitar la fuerza psicológica gelleriana para resistir el escarnio que los
enemigos puedan producir mofándose de los millones de euros
ocultados por el canijo padre de la patria catalana. En lugar de hacer sodokus, ver pelis
chorras o hincharse a calimocho, los independentistas tienen deberes de verano. Para que no reflexionen sobre los que encabezan el proceso tienen que pasarse dos
horas diarias mirando a la bandera estelada confiando que desaparezca de sus mentes uno de
los escándalos pirotécnicos más sonados de la democracia. Si alguno de ellos
tuviera o tuviese memoria de sobra y llegase al caso Banca Catalana debería aumentar en
una hora diaria la fijación. Si algún prodigio fuera capaz de vincular los lodos actuales con el
Palau de la Música, otra hora que te crió. Y por fin, si quedase algún caso singular de independentista cum laude que
conociera la regularización exprés de la fortuna del padre del Geller Mas en 2008, otra horita extra y diez repeticiones de Els segadors.
El president Mas no perdió la oportunidad (cuando
tiene un micro cerca se crece como un pavo) para poner “acento catalán” a la
recuperación económica española. Los insultos que dejé a medias al principio
del post llegan ahora. Media humanidad descojonándose de una recuperación más
trucada que las cucharillas de Geller y el Ayatolá de todo a cien se dedica a
magnificar su parte de “las altas cotas de miseria” que diría Marx (Groucho, no
confundir).
Ya te puedes ir de vacaciones, macho, te lo has
ganao, porque a mí me han recortado la paga extra por culpa de la tilde catalana.
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