Ayer fue el día internacional de la Zurdera. Ya sé
que para la mayoría de los mortales pasó desapercibido pero para un servidor
que va al revés que el 90% de la población mundial significó un motivo de
orgullo y satisfacción. Se celebra desde 1976, no se crean que los zurdos hemos
sido aceptados desde hace tanto tiempo, hemos pasado nuestras fatiguitas y
nuestras persecuciones.
El mundo siempre exige dos bandos y quien mejor encarna
esa demanda es la factoría del pecado o su opuesta, la fábrica de la bondad. La
religión católica siempre ha visto malamente que alguien (fueran brujas,
herejes o disidentes varios) fuera contracorriente, por eso, se inventó una
escena final que dejaría a las claras el peligro de ejercitar el pensamiento
divergente (casualmente el que estimula la creatividad). A la izquierda de la
vara de medir, a la sinistra, los zurdos, condenados por saltarse la línea continua
al fuego del infierno. A La derecha, la destra, los diestros, los elegidos que se rozan con el Hijo de Dios y candidatos a
la salvación eterna.
Durante mucho tiempo se invitó a los pobrecitos zurditos a la
conversión, a que con un esfuerzo titánico dejaran inútil su mano izquierda
para abrazar la fe de la derecha. Ambidiestros ennortados que renunciaban a sus
orígenes para ser una mezcolanza rara. Quiso la caprichosa Historia que ambos
lados también indicaran visiones políticas diferentes en tiempos de la Francia
revolucionaria.
Hace un par de años me encontré de nuevo con él,
con su estampa rechoncha y su dicción sibilante, sus gafas de pasta negra y su
rostro evanescente. Era protagonista involuntario de un programa de
investigación de Mercedes Milá sobre la pederastia. Un par de jóvenes lo localizaban
en una casa de colonias para reprocharle tocamientos indecentes a la hora del
patio, sucedió cuando era profe en un colegio marista de Badalona. ¡Coño, era
el Hermano Lucio! Él se defendía con una ambigüedad hiriente. Lo que hubiese
sucedido ya estaba perdonado por Dios. Me vino encima un ciclón.
- - De la
Torre, sal al encerado. Gónzalez, siéntate, inútil. No puedo entender cómo tus
padres no han hecho nada para que dejes de escribir con la izquierda de esa
manera tan lamentable.
Ya me ven a mí deslizándome a sus espaldas
mientras él engordaba el sermón contra los zurdos y escribiendo con mi mejor
caligrafía y a toda pastilla el desarrollo del problema matemático para que no
reparase en la mano que sostenía la tiza. El hermano Lucio observó
detenidamente el encerado mientras yo esperaba el veredicto con angustia
disimulada.
- -Esto
es otra cosa. Supongo que véis la diferencia. Así se escribe. De la Torre,
muy bien, siéntese.
Desde aquel lejano día he cambiado algunas
definiciones de mi diccionario.
Hay que estar por encima de todos estos que se creen estar por encima del bien y del mal, y te echan a un lado por no entrar dentro de sus cánones.
ResponEliminaFeliz día del zurdo, a mí me llega de manera especial, porque mi pequeño lo és.
Un saludo.
Ir al revés del mundo, marca. Recuérdaselo. Un saludo.
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