Tic, tac, tic, tac. Siempre es la misma escena, anda que no nos
hemos chupado pelis de acción. Lo primero descubrir el artefacto. Dónde narices
lo ha escondido el malote. Ahora que lo pueden colocar en un palillo de pinchar
berberechos o que te lo pueden instalar en el esófago sin que tú te enteres.
Tic, tac, tic, tac. El artificiero sudando la gota gorda, probando letras,
números, algoritmos, combinaciones. La madre del malvado se llamaba Carolina.
Nada. Su perro Toby y su gato Miau. Nastic de plastic. Nació el 11 de enero de
1997. Primero el año. No, no, primero el mes que son anglosajones. Nada. Tic,
tac, tic, tac.
En cuatro años nadie ha podido encontrar la combinación
que descomponga al flemático presidente plasmático. No ha habido forma humana
de descabalgarlo de su enrocamiento galleguiño, ni la afrenta de los catalanes
lo sacó de sus casillas, ni los que le invitaban a pronunciar la palabra
rescate, ni los reiterados tsunamis de corruptos que inundaban periódicamente
las sedes populares (del PP, conviene la precisión). Nada. Tic, tac, tic, tac.
Se lo espetó el Coletas pero él como quien oye llover en Santiago.
Ayer todo cambió, cuando la peli llega a su fin. Yo
casi diría que están asomando los créditos y el encargado de la limpieza tiene
dispuesta la escoba para recoger las palomitas. Casi todo el mundo andaba ya
fuera del cine esperando que empezara otra película, la que tienen que
protagonizar las hordas bolivarianas o los denostados Ciutatans. Nadie esperaba
que en el #DEN2015 (un toque de modernidad siempre da glamour a un post), en una
eliminatoria de Copa del Rey de las que parecen un paseo militar del poderoso (la presidenta Villalobos
se entretenía con el Candy Crush de puro aburrimiento) fuese a saltar la sorpresa. Se suponía que el
displicente Rajoy marearía la perdiz con los cuatro datos macroeconómicos que avalan sus desalmados
tijeretazos o que se saldría de todas las emboscadas apelando al penoso legado
zapaterista, o que se inventaría un país que no existe, cuando el empate sería dado por bueno por todos los contendientes, algo se espichó y explotó inexplicablemente.
- - No
vuelva usted aquí. Ha sido patético.
Sonaba al gangsterismo aznariano, ¡Váyase señor
González! Pero es que ahora el que está en riesgo de pirarse es él. ¿Qué
tecla tocó Pedro Sánchez para desactivar las defensasas rajoyescas a prueba de todo escarnio? BARCENAS. ¡No puede ser! Si ya lo habían intentado
millones de periodistas, oponentes y público en general. Qué cambió ayer. El secretario general del PSOE apretó el botón sin parar, puso el repeat y cada
diez BÁRCENAS intercaló un SINVERGÜENZA.
Se acabaron los lemas casposos (tuyo es el cambio, el futuro es nuestro, tú decides), solo
hace falta que transcriban la combinación twittera y a convencer indecisos.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada